El diario americano cita a Alan Murray, quien pasó años en el 'Wall Street Journal' antes de tomar las riendas de la revista 'Fortune', que resume el estado de la cuestión de esta manera: "Uno, no confíen en nosotros. Y, dos, no nos necesitan".
La forma más habitual en Estados Unidos para contactar con las empresas es enviando un correo electrónico a un buzón que pregunta robóticamente sobre el "ángulo" de su historia y le insta a poner sus preguntas por escrito. "Esa es ahora la norma entre el 60 y el 70 % del tiempo", dijo Joe Nocera, un columnista de 'Bloomberg'. Los periodistas tienen la impresión de que las empresas evitan el acceso y quieren mantener la prensa a distancia. El reportaje cita una larga lista de grandes empresas que se negaron a responder a las preguntas de un reportero. Destaca que las empresas de tecnología están entre las que muestran el peor comportamiento.
La consultora CEB realizó una encuesta en la que se encontró que solo el 17 % del tiempo de los directores de comunicación se dedicaba a las relaciones con los medios, y este porcentaje estaba disminuyendo.
El 'Washington Post' pone de relieve que los altos ejecutivos viven en un entorno donde no pueden tolerar un gran riesgo como el que representan las historias negativas recogidas en redes sociales.
Este estado de cosas también está produciendo que cada vez más periodistas se pasan a la comunicación corporativa, como viene recogiendo el Informe Anual de la Profesión Periodística que publica la Asociación de la Prensa de Madrid.
Una investigación llevada a cabo por Cégolène Frisque, de la Universidad de Nantes, pone de relieve que cada vez más periodistas franceses realizan tareas en comunicación corporativa, al mismo tiempo que realizan tareas informativas. Señala la necesidad económica como la principal impulsora de este estado de cosas, con periodistas con una pierna en cada sector, lo que evidentemente produce un peligroso oscurantismo entre el periodismo informativo y la comunicación corporativa.
En España, tenemos también síntomas preocupantes, como las ruedas de prensa sin preguntas y la presentación de resultados por parte de grandes empresas, sin tener en cuenta las coincidencias que dificultan el trabajo de los profesionales, tal y como ha denunciado repetidamente la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE).