Durante varios años, las dos principales redes sociales (Facebook y Twitter), junto a Google, han copado el ecosistema informativo digital. El vicio de ese proceso ha sido la edad dorada de las noticias falsas, algo que siempre ha existido, pero que (casi) nunca ha tenido tanto valor para las masas y poder para forzar cambios sociopolíticos de calado e imprevisibles consecuencias a largo plazo. En 2016 se llegó al punto de inflexión sobre las noticias falsas, tomándose conciencia global de su importancia en las democracias del siglo XXI. Los patrones de estas plataformas, empujados por la política, han tratado de poner coto a la mentira, tal vez con mejores intenciones que resultados. El caso es que en medio de esta vorágine de basura (des)informativa, WhatsApp se ha convertido en el nuevo refugio de los embusteros, donde juegan con la ventaja de la encriptación de los mensajes. De poco sirve que se añada la etiqueta "reenviado" a los mensajes viralizados: la mentira sigue teniendo cabida en WhatsApp, donde incluso adopta formatos multimedia.
En esta búsqueda de proteger a la democracia de las mentiras, los medios están aprovechando su posición para recuperar el papel que perdieron con el auge de Internet y el consecuente final de su modelo de negocio tradicional. Parece estar funcionando bien en los balances, pero no tanto en el día a día, en la calle. Por eso comienzan a recurrir al público para desenmascarar la basura, entre otras acciones que incluyen destacar sus procesos de trabajo, basados en las más elementales normas de un periodismo que parecía condenado a la desaparición.
Es lo que ha hecho el digital brasileño 'Nexo' de cara a las elecciones que recientemente se han celebrado en el país, y donde el extremista y populista Jair Bolsonaro ha ganado la primera vuelta de los comicios presidenciales: ha analizado cómo circula la información política en Internet, especialmente en redes sociales y, particularmente en WhatsApp.
En una encuesta a más de 1.000 personas, 'Nexo' ha podido revelar que los brasileños se han decantado mayoritariamente (55 %) por informarse a través de redes sociales. Por debajo, y en orden, los 'anuncios electorales oficiales en televisión' (algo más del 50 % de los encuestados), 'familia o amigos' (rozando el 40 %) y 'medios online' (35 %). Apenas el 15 % ha recurrido a periódicos impresos, por debajo, incluso, de los 'materiales difundidos por los candidatos': casi el 20 % ha utilizado como fuente informativa la tradicional propaganda electoral.
El inmenso poder de las redes sociales ha tocado la práctica totalidad de las franjas de edad: en casi todas superan el 50 % de respuestas afirmativas respecto a su uso para obtener información política, a excepción de las personas de 50 años (que rozan dicho porcentaje) y de los mayores de 65. Como era de esperar, entre los más jóvenes (16-30 años) arrasan. Cabe destacar que los anuncios electorales en televisión también han alcanzado o superado el 50 % en casi todas las franjas de edad.
Los encuestados utilizan mayoritariamente WhatsApp (casi el 90 %), Facebook (alrededor del 85 %) y YouTube (más del 75 %). En dichas redes, algo más del 40 % comparte contenidos de tinte político en Facebook y el 35 % en WhatsApp. Llama la atención que Reddit se cuele en tercera posición (casi el 30 % comparte información política en el foro más grande de Internet); está por encima de Twitter (algo más del 20 %).
Han creado 'Comprova', una plataforma de verificación en la que participa más de una veintena de cabeceras.
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Con el foco puesto en WhatsApp, son los grupos donde parece concentrarse la importancia de los mensajes virales. Más del 70 % de los encuestados por 'Nexo' comparten contenidos de este tipo en grupos en los que participan sus amigos. El 50 % lo hace en grupos en los que hay familiares y algo menos del 30 %, en grupos con compañeros de trabajo. El estudio no profundiza en la afinidad ideológica que tienen las personas que participan en cada grupo. Sería interesante analizar si estos grupos son homogéneos en cuanto a ideología, lo que reforzaría la idea del 'filtro burbuja' del que habla Eli Pariser en su magistral libro.
Aunque la investigación de 'Nexo' da alguna pista: una pregunta incide sobre la actitud del encuestado cuando algún participante del grupo comparte contenidos políticos de distinta ideología a la suya. El 63 % afirmó "no hacer nada" y el 20 %, "cuestionar o debatir con la otra persona". Un 13 % silencia el grupo y el 4 % lo abandona en tales circunstancias.
A pesar de ello, el 40 % asegura que "raramente" participa en debates políticos en grupos de WhatsApp y el 35 % dice no hacerlo "nunca". El 19 % debate "con cierta frecuencia" y solo un 6 % asegura hacerlo "siempre".
La enorme penetración de WhatsApp contrasta con lo que realmente opinan sobre la circulación de mentiras en la app de mensajería. El 40 % reconoce que la circulación de noticias falsas en WhatsApp "es mayor" que en otras redes sociales que utiliza, mientras que el 29 % cree que es "la misma" y un 10 % que es "menor". Hay un preocupante 21 % que reconoce no saberlo.
Lo que sí está bastante repartido es el trabajo de fact-checking que hace cada usuario cuando recibe información política por WhatsApp: el 31 % asegura chequear la fuente "con mucha frecuencia" y el 28 % "con cierta frecuencia". Hay un 22 % que "raramente" realiza comprobaciones y otro 20 % que, directamente, "nunca" lo verifica.
Sin embargo, la pregunta más interesante tiene que ver con la actitud de los usuarios cuando reciben información que reconocen como falsa a través de WhatsApp: el 51 % asegura que informa a la persona que lo ha enviado acerca de la naturaleza de ese contenido y un 17 % lo contrarresta con información verdadera relacionada con el asunto (no se especifica si realmente es contenido verdadero o si son simples mentiras de otro color). Un preocupante 26 % no hace nada al respecto.