Si algo tienen los estereotipos es que sirven para ocultar la realidad que subyace tras imágenes manidas. En el caso de los jóvenes, la estampa es la de personas desinteresadas por cuanto les rodea, obsesionadas con el mundo digital y con alergia al papel, sobre todo si sus contenidos se centran en temas de interés social y, por tanto, huyen del sensacionalismo cutre y soez. Como buen estereotipo, la realidad supera a la ficción. Lo ha demostrado la revista 'New Internationalist', que acaba de anunciar un rotundo cambio de estrategia en la que han tenido mucho que ver esos mismos jóvenes.
Esta revista, que se edita cada mes desde 1973, se centra en temas de Derechos Humanos, política y justicia social y medioambiental a través de profundos e incluso sesudos reportajes, que no obstante atraen a más de 20.000 suscriptores. Entre ellos muchos jóvenes que fueron consultados por la cabecera como parte de un plan para mejorar el producto. Se ha puesto de moda escuchar a las audiencias, siempre, hasta ahora, con resultados satisfactorios. El caso de 'New Internationalist' parece que no será muy diferente, ya que ha decidido hacer caso a cuanto propusieron sus lectores, que a fin de cuentas son quienes pagan la suscripción y consumen los contenidos.
La revista pasará a ser bimestral en lugar de mensual. La razón es que los lectores reconocieron que la extensión de los artículos y el elevado número de páginas hacían prácticamente imposible, en combinación con la falta de tiempo, llegar a leer todo en un mes. Los editores han decidido otorgar un segundo mes a sus lectores, de manera que puedan leer los contenidos sin acumularlos. A cambio, ampliarán sensiblemente el número de páginas y aumentarán la extensión de los contenidos para enriquecerlos.
A pesar de su temática, 'New Internationalist' tiene bastante éxito entre los jóvenes, principalmente porque la revista lleva a cabo campañas publicitarias en universidades, donde obtiene una importante base de suscriptores, demostrando que los jóvenes sí están interesados en el papel e incluso están dispuestos a pagar por ello. Un comportamiento que la cabecera ha querido premiar con una nueva sección enfocada a los millennials ('What If', una columna que califican de "visionaria" sobre los cambios que podrían implementarse en el mundo).
También darán voz a los jóvenes con una columna sobre consejos éticos escrita por un millennial. Todo ello con la intención de seguir construyendo un producto de alta calidad para una audiencia que se ha mostrado receptiva a un comportamiento a menudo considerado anticuado. Lo que pasa es que quien vaticina la muerte del papel es quien no ha sabido adaptarlo a las nuevas generaciones por querer aferrarse a un pasado que ya no es negocio. El papel tiene tanto futuro como el de las generaciones venideras, pero es a ellas a quienes hay que vendérselo. 'New Internationalist' ha dado una nueva lección de periodismo impreso, a pesar de superar los 1,3 millones de lectores en Internet. Y lo ha hecho a partir de algo tan sencillo como sentarse a escuchar las necesidades de quienes pagan las facturas.
Media-tics entrevista en exclusiva a Marta Ariño, consejera delegada de Zinet Media. Si hablamos de revistas, mejor hablar con ella.
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