A finales de la década de 1940, Axel Springer y su padre fundaron en Hamburgo un grupo editorial que durante los siguientes años tocó el cielo y el abismo en periodos intercalados, ya fuera con la apertura (1966) de un rascacielos capaz de mirar por encima al temido Muro de Berlín o con el bombardeo de sus oficinas originales por parte de un grupo terrorista de extrema izquierda (1972) por sus posiciones pro-estadounidenses.
En 1985, la Stasi investigó el edificio berlinés de Axel Springer por los rumores de que albergaba un túnel que lo conectaba con el Este. Nunca lo encontraron.
Una década después de aquello, el ya asentado grupo editorial se vio envuelto en el mismo jaleo que el resto de editores: la irrupción de Internet. En el año 2000, un tal Mathias Doepfner, que comenzó su carrera periodística como crítico musical pero llegó a editor jefe del 'Die Welt', escribió en un editorial las que, a su juicio, debían ser las tres prioridades de cualquier editor: "Primero, Internet; segundo, Internet; y tercero, Internet". Entre 2000 y 2003 desaparecieron más de 4.000 empresas de Internet. Pero Doepfner seguía apostando por lo digital. En 2002 llegó a CEO de Axel Springer. Y fue fiel a sus ideas.
Sus primeros meses no fueron fáciles. La compañía registraba pérdidas y Doepfner tuvo que recortar empleos. Era lo mismo que estaban haciendo los demás. Pero sus ideas sobre Internet lo llevaron a quemar decenas de millones de euros en posicionarse en la Red, mientras el resto se limitaba a buscar cómo sobrevivir sin hacer demasiado ruido: Axel Springer compró publicidad en línea, invirtió más de 5.000 millones de euros en comprar cuatro decenas de webs y se deshizo de imprentas, periódicos y revistas.
Hoy, Axel Springer está considerado el caso de éxito en el mundo digital. No en vano, sus actividades digitales representan dos tercios de los ingresos y el 80% del beneficio, estimado en 646 millones de euros. Incluso los negocios tradicionales han mejorado sus datos: los clasificados ingresaron 1.000 millones de euros en 2017, frente a los 330 millones de 2012. Todo ello sin obviar que el grupo edita el diario 'Bild', considerado el periódico más vendido de Europa, a pesar de que se ha dejado más de la mitad de ejemplares en los últimos 15 años (ahora logra 1,7 millones). 'Bild' acumula más de 400.000 suscriptores digitales que pagan unos 13 euros al mes por leer sus noticias.
Por supuesto, no todo han sido buenas noticias. En el camino hacia el éxito, Doepfner también ha escrito sonados fracasos. Los reguladores frenaron en 2006 su intento por hacerse con ProSiebenSat.1, una de las cadenas de televisión más importantes de Alemania. También se dejó cientos de millones de euros en su esfuerzo por erigir un rival para Deutsche Post, la empresa de correos alemana. Y en 2015 fracasó cuando intentó comprar el 'Financial Times' a los japoneses de Nikkei Group.
Fiel a su estilo, Doepfner compensó la pérdida del FT con 'Business Insider'. La web ya genera beneficios y pronto hará de 'Insider' una marca que irá más allá de los negocios, con planes en motor ('Car Insider'), viajes ('Travel Insider') o mascotas ('Pet Insider'). Será en paralelo a su crecimiento en otras áreas, como sus asociaciones (en 2014 firmó un acuerdo con 'Politico' para lanzar la web en Europa, que será rentable el año que viene) o su apuesta por seguir aumentando su cartera con compras en Estados Unidos, Asia, Latinoamérica y, por supuesto, Europa. "Comprobaremos que el contenido digital va a ser un negocio rentable con márgenes muy satisfactorios", ha dicho recientemente el CEO de una compañía que inaugurará el año que viene una nueva sede en pleno centro de Berlín: un edificio de 13 plantas que albergará a sus 3.000 empleados, la mayoría periodistas. El grupo ya utiliza robots para escribir automáticamente información de fútbol. "El periodismo no va a morir solo porque la distribución sea digital. Creo lo opuesto, el periodismo va a ser mejor", destaca Doepfner, quien posee un paquete de acciones en la compañía valorado en 133 millones de euros. En 2021 se acabará (oficialmente) su mandato. No planea retirarse porque "la diversión no ha hecho más que empezar".