Si imaginamos un escenario en el que dos ejecutivos están esperando que les den la salida en una pista de atletismo, con su vestimenta habitual propia del trabajo diario en las organizaciones, en realidad no se está haciendo una descripción que esté demasiado lejos de la realidad. La competición existe y la pistas de atletismo son las organizaciones.
La tensión que genera el mercado actual, los niveles de competitividad, incluso los internos de la empresa en el cual existe una lucha por ascender (solo lugar para unos pocos) y la mayoría mantener su puesto de trabajo durante varios años, se asemeja bastante a la alta competición deportiva.
Vamos a profundizar en los estilos de liderazgo partiendo de la premisa de que no todas las personas son iguales. Parece obvio, pero no lo es. Porque en lo que se refiere a la conducta y carácter de las personas, hay todo un mundo académico ahí fuera (psicólogos, expertos en comportamiento organizacional, sociólogos, etc.) que nos ilustran cada vez mejor sobre cómo debe ser un líder en cualquier área de actividad.
Para poder entender los diferentes estilos de mando, primero es necesario tener en cuenta los distintos perfiles o roles dentro de una empresa, siendo fundamentalmente cuatro los estados que es natural que vayan cambiando con la propia evolución de la persona:
Personalidad técnica
Es una persona que ha adquirido unos conocimientos o ha llegado a un nivel de profesionalización destacado, normalmente fruto de una preparación o estudios concretos, que en la mayoría de las situaciones y dándose cada vez con más frecuencia, corresponde a una capacitación muy avanzada.
En el caso de los directores financieros, de RRHH y obviamente los que ejercen la dirección general, sus estudios tienen mucho que ver con la educación empresarial y cursos de habilidades directivas. Suelen ser personas muy preparadas y con una cultura tradicional, con aversión al riesgo y totalmente vinculadas a un sueldo o remuneración fija.
Personalidad comercial
Es un perfil mucho más nómada, inquieto y acostumbrado al riesgo, con una gran autoestima y confianza en sí mismo. Entiende que su esfuerzo debe ser remunerado en concepto variable, por resultados, ventas o cualquier otra medición en la que la variabilidad sobre la que se hace el cálculo de su remuneración, sea la norma. No planifica mucho el futuro, ni se preocupa en formarse, aunque sí cuida mucho sus habilidades sociales a las que dedica todo su esfuerzo.
Personalidad directiva
Es una persona que tiene una base técnica y una habilidad innata para comunicar o empatizar con las personas, que sabe como motivarlas y entusiasmarlas para que trabajen en equipo.
En el caso de ser un director comercial, lo lógico es que haya pasado por las etapas 1 (técnico) y 2 (comercial), antes de acceder a la jefatura de ventas, ya que de otra manera, al hacerse cargo y pasado un tiempo de inercia de las propias ventas de la empresa, la nueva posición de dirección que ostenta se le puede caer encima. Quizás lo más difícil sea el cambio de rol de vendedor, en el que lucha por sus propias ventas, por el de líder de un equipo donde los que triunfan son los que son capaces de ayudar al equipo tanto global como individualmente, trasmitiéndoles unos valores y visión que terminan siendo las señas de identidad del equipo.
Personalidad emprendedora
Es una persona que tiene un poco de los tres perfiles anteriores, pero sobretodo tiene una capacidad analítica e intuición que le permite identificar las oportunidades y transformarlas en ideas, sueños por los que vale la pena luchar y vivir.
Cualidades
Una vez que se entienden los antecedentes de su perfil y en qué rol se encuentra en la empresa, es necesario entender que existen varios estilos de mando y de liderazgo que se pueden agrupar por cualidades comunes que determinan su estilo:
Creemos firmemente que en la actualidad el perfil del director de departamento de cualquier área de la empresa, es cada vez más un perfil de coach (entrenador mucho más que meramente jefe).
Entre sus cualidades, destacan que tiene que ser una persona carismática y capaz no sólo de empatizar con las personas, sino mucho más allá, demostrando capacidad para dirigir de una manera generosa y si vale la expresión, “hacerlo de manera cariñosa” pero contando siempre con la fuerza de los datos.
El tiempo de dirección despótica o con abuso de poder se ha acabado, porque ya no es posible obtener resultados por la implantación del miedo como estilo de mando. Hay ya muchos estudios de mercado que demuestran que el estilo déspota genera peores resultados que el resto y además es el germen de la energía negativa que acaba destruyendo el trabajo y el propio equipo.
El cargo da el poder, aunque son las personas las que reconocen la autoridad y sólo los hechos determinan la calidad de un liderazgo efectivo.En definitiva por lo que se te recordará.
Perfiles o estilos de mando
El líder competitivo vive obsesionado por los datos y los retos. Suele ser una persona muy inquieta, ambiciosa, competitiva, muy condicionada por sus objetivos (muchas veces a costa de cualquiera), preocupado por la tecnología y absolutamente innovador. Quiere ser el primero… quiere ser el mejor. Aplica principios de liderazgo que ha aprendido en su formación teórica e implementación práctica gracias a mucha experiencia, de que hay uno que está por encima de todos: quiero ser el mejor, el primero y diferente. Porque sabe que no sólo en estar en vanguardia es importante, sino diferenciarse del resto.
En realidad su mayor enemigo es él mismo. Crea mucha incertidumbre en el equipo que suele desmotivarse y ellos acaban quemándose, no suelen aguantar mucho tiempo en la misma empresa.
El líder dominador es poco flexible y siempre está en posesión de su verdad, domina todo, las reuniones, los objetivos. Es una persona que tiende a blindarse tras un caparazón que no permite ver sus defectos y pobre del que se le ocurra ponerlos en evidencia, porque le gusta ejercer de jefe y utiliza el silencio como un arma terrible.
Claramente no responde a preguntas que no le interesan, es más, puede llegar a “fusilar” a las personas con la mirada cuando alguien se ha atrevido ha preguntar. Lo que le lleva a interpretar demostrándolo en su mirada, que la pregunta que se le ha formulado, la considera del todo improcedente.
Trata de ocultar su desconocimiento o falta de autoconfianza. Cuando se dirige al equipo, resalta si va mal y les hace sentir a sus miembros realmente incómodos. Le cuesta mucho ser caluroso en su aprobación. Es muy difícil convivir bajo su mando, pero sin embargo son buenos en situaciones de crisis, ya que no pierde la calma y suele implantar disciplina.
El líder técnico o burócrata es una persona que mide mucho todo lo que dice y hace y es especialmente riguroso cuando su formación técnica procede de las finanzas. Se obsesionan con el presupuesto. Es parco en palabras e incluso si tiene buenas ideas, es muy difícil que las comparta y mucho menos que las exponga en público si no lo tiene absolutamente contrastado.
Es un líder que escucha mucho al equipo y toma muy en cuenta sus ideas y sugerencias. Es muy meticuloso y detallista, le obsesiona que todo cuadre especialmente sus cuadros de mando y hojas Excel llenas de ratios y formulaciones. Le gusta “gobernar por la fuerza de los datos”. Se caracteriza por ser un buen implantador de procesos siempre que estos generen una evolución contrastada fiable y estable.
El líder seguridad o consolidado es introvertido y muy precavido, no se lanza a la piscina sin contrastar los datos y posibilidades. Le gusta probar y testear todo antes de implantarlo, el problema para él es el factor tiempo, que desgraciadamente en el mudo actual no permite prolongados experimentos para comprobar la madurez del mercado o del producto. Exige más visión, instinto o corazón para ser capaz de entusiasmar a sus equipos, aunque por definición es mucho más escéptico.
Con frecuencia, ese exceso de prudencia puede interpretarse como una autodefensa de su puesto de trabajo, pero el caso es que le cuesta mucho adaptarse a los cambios del mercado y sobre todo a las nuevas tecnologías o sistemas que cada vez son más necesarios como herramientas de apoyo en la gestión del mundo digital
El líder con mentalidad de ventas posee un instinto de cazador que debe trasformar en habilidad para facilitar que sea otra persona, de su equipo, la que remate y cobre la pieza de caza. Exige una metamorfosis a veces muy difícil donde se pasa de la individualidad al todo, o sea su preocupación por la visión de equipo, teniendo en cuenta la misión y valores de la empresa y como enfocar los esfuerzos de su equipo hacia esos resultados.
Este tipo de jefe le gusta bajar a la arena, al “campo de batalla”, siendo este uno de los perfiles más adaptables para ejercer un liderazgo efectivo en épocas de cambio y/o crisis en la organización.
José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Director del Centro de Liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’
Ximo Salas, Conferenciante, formador y asesor estratégico en RRHH y organización de empresas, con más de 20 años de experiencia como Consultor y Director de RRHH en diferentes sectores. Miembro de Ecofin Business School y Ecofin Management & Leadership. Co-autor del libro ‘Mejora y Gana’ (Manual de Marca Personal para la búsqueda de empleo, Editorial SC Libros 2013) y co-autor del libro ‘Leader’s Time (Tiempo del líder)’ junto a Jose Luis Zunni. Editorial APPdeLibros.Fundador de Crea Community (Social Media and Human Resources Company).Consultor, confrerenciante y formador. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014.
Salvador Molina, presidente del Foro ECOFIN y consejero de Telemadrid