Mandy Hale, autora del bestseller mundial “ The Single Woman” (La mujer soltera), ha inspirado a millones de mujeres con su mensaje de independencia y esperanza. De hecho, ella ha empoderado a las mujeres de todo el mundo para que se sientan orgullosas de su soltería. Una virtud esencial de su filosofía: ha ayudado a mujeres de cualquier condición social, a desarrollar la paciencia necesaria que lleva a esperar mejores ocasiones para actuar y tomar decisiones.
La cuestión es por qué elegimos hoy esta autora y su inspiración. Porque estamos abocados en el tiempo que nos toca vivir, a aprender a esperar, a saber convivir con la incertidumbre, manteniendo la ilusión porque nos sobrevendrá un futuro mejor, al mismo tiempo que abrigar la esperanza de que aún sea posible, ese cambio que esperamos suceda en nuestra vida.
Estamos demasiado acostumbrados al estrés y la inseguridad, característica del común de los mortales. Incluso, aún cuando los hechos son tan obvios como en el caso de la última semana política española que levantó todas las alertas. ¿Por qué? Debido a que la ciudadanía se ha venido acostumbrando a esa dosis constante de incertidumbre pero con la certeza de que el mañana nos ofrecerá una posición mejor, la crisis política no desató ninguna crisis social. Un síntoma de madurez ciudadano, a pesar de que cada persona haga su composición de lugar y tenga su particular percepción de los hechos acontecidos.
La cuestión es que tanto en el mundo de la política como en el plano del individuo, la incertidumbre es un valor en crecimiento. En el primero, la aparición constante de nuevas variables que convierten los escenarios conocidos, como el bipartidismo clásico en la convergencia de varias formaciones políticas que pueden desde derogar una ley a quitar a un presidente.
Es seguro que a partir de la semana que hemos cerrado, los responsables políticos tendrán que asesorarse mejor en cuanto a cuáles son las variables estratégicas que entran en juego y cuáles son las que salen de la ecuación. Conocerlas apropiadamente es poder neutralizar y aún controlar un poco más el nivel de incertidumbre.
Cuando lo que analizamos es el ámbito personal, debemos advertir que la incertidumbre puede ahogar nuestra felicidad si no estamos, como dice Mandy Hale, tratando de adaptarnos y disfrutando de los cambios que vamos operando en nuestras vidas. Para ambos ámbitos, partimos de la base que toda situación futura debe ser mejor que la presente, o al menos, habernos brindado la posibilidad de prepararnos en condiciones idóneas para afrontar los retos.
Mandy Hale también introduce el necesario aspecto evolutivo, válido para el ámbito social e individual, cuando afirma que “aprenderás, a medida que envejeces, que las reglas están hechas para romperse. Sé lo suficientemente valiente como para vivir la vida según sus términos, y nunca…nunca te disculpes por ello”.
¿Es que está sugiriendo saltarse las normas? De ninguna manera. Lo que dice, es que las reglas (normas, leyes, principios, etc.) también evolucionan y de lo que se trata, es de la adaptación a las nuevas circunstancias. Por ejemplo, la falta de respuesta jurídica y política a cuestiones que están exigiendo la resolución de determinadas demandas ciudadanas, en cierto sentido es la posición de Hale de que las normas tienen fecha de caducidad, y que para no violentarlas hay que adecuarlas y ajustarlas. Lo que sucede, es que cuando le habla a millones de mujeres para que den el paso en su plano personal sintiéndose orgullosas de sus capacidades individuales, está de algún modo equilibrando la balanza macro-social ya que son muchísimas las cuestiones en los que la mujer es “culpable” de notados avances normativos y legislativos.
Mandy Hale cree (y estoy al 100% con ella) que:
- Elegimos la felicidad porque decidimos hacerlo.
- No debemos dejar que las pequeñas cosas simples nos roben la felicidad.
Si recordamos a Buda, nos enseña que “no hay camino hacia la felicidad ... porque la felicidad es el camino”. Sin duda encaja en el pensamiento de Many Hale de abrazar la incertidumbre y disfrutar del devenir. Porque cuando abrazamos sentimos que controlamos (desde ya que amamos). Cuando tenemos la sensación que la felicidad no se nos escapa, achicamos nuestro espacio vital de incertidumbre porque estamos alimentando el alma al fijarnos un mínimo de felicidad razonable, como dice Elbert Hubbard que “la felicidad es un hábito ... cultívalo”.
Dalai Lama se aproxima perfectamente a esta concepción de la felicidad y el manejo que hagamos del tiempo y la incertidumbre, cuando afirma que “la felicidad no es algo preparado ... proviene de tus propias acciones”.
Me congratula que hace un tiempo ya escribí en este blog sobre “cómo convivir con el arrepentimiento” y Mandy Hale me recuerda que “no hay arrepentimientos Ninguno. Si no te llevó a tu destino, te preparó para ello”. Es tajante. Porque aún cuando el error que nos condujo por camino equivocado que provoca esa congoja constante de sentimiento de culpa, lo que nos enseña Hale es que ya estamos preparados para otro golpe, porque nos guste o no, es inevitable, es ley de vida. Nos caemos y levantamos. La cuestión es saber cómo reaccionar en cada caso. Como abrazar la incertidumbre y empezar a vislumbra un futuro posible.
De ahí sus palabras: “deja que cada momento sea lo que deba ser…y el significado de lo que deba ser se pondrá en tu camino. Lo que no deba ser se caerá por sí mismo”.