Hay crecientes señales en el horizonte de una nueva oleada de destrucción creativa en los medios de comunicación, ya en gran parte desarbolados. La nueva normativa de protección de datos (GDPR) ya en vigor puede resultar un problema adicional para los editores, especialmente para la miríada de pequeños digitales informativos. Y Google puede verse beneficiado. El nuevo Google News que ya ha empezado a lanzarse a nivel mundial utiliza Inteligencia Artificial en tiempo real para organizar las noticias. Ese es el camino. Los editores deben centrarse en la IA y en el aprendizaje automático si quieren salir a flote en la inundación que viene. Esto supone dejar de basar su oferta informativa en la simple intuición de sus directivos periodistas.
"Hay dos caminos en el futuro del periodismo, y ambos están conformados por la Inteligencia Artificial", dice un informe de 'Ethicaljournalism'. Por un lado, la IA rastrea eficazmente en un océano de datos e informaciones y marca aquellos que juzga relevantes para que los investiguen los periodistas humanos. Por otro lado, muchas organizaciones de noticias ya están adoptando la IA para manejar una buena parte de sus contenidos diarios, primero para sus secciones financiera y deportiva, y luego abarcando el conjunto de los medios. Los algoritmos están mejorando muy rápidamente y ya son lo suficientemente buenos para producir artículos sencillos con la misma calidad que un reportero humano. El informe señala cómo los algoritmos analizan miles o millones de registros de empresa detectando valores atípicos, que luego los periodistas humanos podrían investigar. El problema está en que los algoritmos se están volviendo paulatinamente tan complicados que incluso sus creadores a menudo no pueden explicar cómo funcionan. Es necesario desarrollar códigos regulatorios, legales y éticos, para estas nuevas formas de herramientas con un fuerte impacto social. Igualmente, sería importante que se desarrollen algoritmos con una finalidad social, y no solamente para el lucro privado.
Los expertos calculan que en Estados Unidos entre el 60 y el 70% de las decisiones de inversión son tomadas por máquinas. Según Aite Group, este porcentaje era del 25% en 2004 y ha estado creciendo exponencialmente.
En China hay más de un millón de personas dedicadas a tiempo completo a censurar Internet. Empresas como iQiyi, una de las principales plataformas de transmisión de video, está recurriendo a la IA para filtrar el contenido que Pekín quiere prohibir, informa 'Financial Times'. Los algoritmos de esta empresa eliminan automáticamente el 10% de todo el contenido cargado. Los 18 principales sitios web de las redes sociales de China gastan un total de 2.500 millones de dólares cada año empleando a censores internos. Cuando tienes 753 millones de chinos conectados a Internet y buscando información, solo la Inteligencia Artificial puede llegar a desentrañar la madeja.
Una investigación de Accenture sobre el impacto de la IA en 12 sectores económicos revela que los algoritmos podrían duplicar las tasas de crecimiento económico anual, cambiando la naturaleza del trabajo y creando una nueva relación entre el hombre y la máquina. Entre los sectores con mayor impacto de la Inteligencia Artificial está, en primer lugar, la asistencia sanitaria. Y entre los sectores citados también está el periodismo y el entretenimiento.
Enrique Dans mencionaba recientemente en su blog la supremacía de los modelos analíticos en la industria de contenidos. Dans compara el dinamismo de Netflix, que emplea un elaborado algoritmo de recomendación, desarrollando toda una maquinaria de predicción de la demanda. La industria tradicional de contenidos y entretenimiento se encuentra empantanada en mecanismos de producción anquilosados, que se han basado esencialmente en la intuición humana. Por eso la valoración actual de Netflix, de 164.000 millones de dólares, contrasta con los 152.000 de todo el imperio Disney. Dans destaca que la primera tiene en plantilla algo menos de 5.000 empleados frente a los casi 200.000 de la segunda. Los editores deben plantearse si quieren ser Netflix o Disney.