Soñar es ganar. ¿Qué es lo primero que le viene a la mente cuando se despierta? Piensa en las cosas buenas que se supone le depara el día o sigue anclado en las tensiones que tuvo que soportar en el día de ayer. ¿Piensa primero en la página pasada o en la que vendrá?
El pensamiento positivo es un mantra del liderazgo que por más que se predique, sólo es eficaz cuando se interioriza. Es evidente que también tiene mucho que ver con el tipo de trabajo que se desempeña.
En caso de tener un puesto de responsabilidad en una empresa, seguro que su mente empieza desde temprano a ocuparse con todo lo que tiene que hacer. Especialmente la dosis de responsabilidad que le provoca ansiedad a pesar de su experiencia y probada trayectoria en el cargo.
Lo que será diferente es la actitud respecto a cómo encarará el día y qué cosas le preocupan, en función de esa experiencia que le avala para actuar y tomar decisiones complejas. Perderá el miedo a implementar acciones, aunque jamás perderá ese nivel de auto exigencia de responsabilidad que le corresponde a su cargo y posición, porque es Ud. mismo el principal demandante de excelencia.
Cuando hay personas que ocupando posiciones intermedias tienen miedo de quedar mal, por ejemplo con el nuevo director de departamento, temiendo a no tener ocasión de hacer un papel acorde con los conocimientos que se le supone debe tener, están siendo devoradas por pensamientos negativos que no son más que una manifestación clara de inseguridad.
¿Cómo actuar en ese instante? Es el momento en el que deben volver a ocupar nuestra mente los pensamientos positivo. Y en caso de que un jefe de equipo perciba algún tipo de actitud parecida en uno de sus miembros, debe neutralizar tal miedo tratando de que cotice al alza su autoestima, haciéndole comprender que con su actitud temerosa lo único que logrará es cometer errores, hacer y/o decir cosas inoportunas, etc.
Pero si algo tiene que tener por seguro, es que dependiendo de la actitud que asuma cada mañana, terminará facilitándole no sólo un día razonablemente bueno, sino ir consolidando un camino de desarrollo personal que día a día lo irá garantizando más. Aquello que coloquialmente se dice tal como si “está sólo luchando contra el mundo” o también “nada me sale bien”, no son precisamente actitudes positivas. Tampoco es cuestión de gritar que “hoy me como el mundo”, pero sí evitar caer en pozos de desesperanza porque nuestra manera de pensar no puede librarse de un pesimismo que se ha instalado en nuestra mente.
Probablemente siempre exista la raíz de ser una persona pesimista en un hecho concreto, aunque lo que hay que procurar es aislarlo en nuestra mente, mirar el presente y acomodar nuestros planes a los escenarios futuros en los que estamos trabajando. O sea que, el pensamiento positivo es esencial en el liderazgo efectivo para despejar los obstáculos para llevar a cabo todas y cada una de las acciones que un líder debe implementar, por la sencilla razón que para él no cabe otra idea que el esfuerzo por mantenerse –a pesar de las dificultades- en el camino del éxito que la organización se ha trazado.
Estos pensamientos negativos pueden perjudicar la jornada sobre la que está pensando cuando se levanta y desde ya que comprometerán cada vez que asuma esta actitud, ese desarrollo de carrera personal y profesional por la que trabaja a diario.
Si desea ver el mundo como impactos positivos o negativos, lo que sí le aseguramos es que será una medida directa de la actitud que haya asumido. El positive thinking es aquel que le proporcionará sin que usted se dé cuenta, una mirada diferente que se reflejará hasta en sus ojos. Porque tendrá seguridad en lo que hace y dice. Le generará más energía y felicidad. Estará gozoso de compartir tareas con sus compañeros de equipo. Estará viendo la cara visible de la luna.
Lógicamente puede ocurrir que un pequeño imprevisto de esa misma mañana le haga ver el lado oscuro lunar, pero tiene que tener presente siempre que hay cosas que no necesariamente estaban previstas. En definitiva, cada día de nuestras vidas, especialmente en el plano laboral, se producen hechos inesperados de los que no se tenían expectativa alguna de que sucedieran. Y convertir lo inesperado en negativo, limita nuestra capacidad de reacción y toma de decisiones acertadas.
Lo inesperado es ante todo una oportunidad de poner a prueba nuestra capacidad y experiencia, pero muy especialmente la manera en que actuamos va definiendo nuestro estilo de liderazgo. Y nunca podrá un liderazgo efectivo ser rehén de pensamientos negativos alimentados por una actitud esencialmente escéptica, que en definitiva es lo que es.
Pero iniciando un día con la consciencia de que va a ser bueno y que el mundo es un buen lugar para vivir, es la mejor medicina para reaccionar frente a todos los imprevistos de manera positiva y no con una carga mental y espiritual que le impide a veces caminar sin sentir ese peso del fracaso o de que las cosas no están saliendo como quiere.
Entrena tu cerebro
Susan Reynolds, co-autora de ‘Train your brain to get happy’ (Entrena tu cerebro para ser feliz) afirma que “la sensación de placer puede ser tan estimulante para el cerebro, que está preparado para responder al placer de manera tal que refuerza el placer”. En otros términos: cuánto más cosas buenas busquemos y percibamos de nuestro día a día, del entorno personal y laboral, es decir de todo nuestro mundo, será también mucho más lo que recibiremos como retorno de dicha visión positiva y búsqueda afable de lo que nos rodea y condiciona nuestra vida.
En el caso de que la elección que haya hecho al levantarme, sea de manera consciente o inconsciente, ver el lado oscuro de nuestro universo en el que tenemos que vivir diariamente, la forma en que arranquemos el día será muy diferente a quién lo haga de manera positiva. Surgirán frustraciones a la primera de cambio o ante un simple “no” que se reciba de parte de un jefe.
No asuma la actitud (no se lo crea) de que todo a su alrededor está conspirando (cosas y personas) en su contra. Esto sólo puede estar en la mente de una persona insegura, con dudas, que antes o después le afectará en su carácter, porque llegará a convencerse de que para él/ella el mundo se ha convertido en un lugar hostil en el que vivir. Pero, además, provoca depresiones, ansiedad y reduce su capacidad de resiliencia para enfrentarse a problemas importantes, sean laborales o personales.
El positive thinking es una actitud mental y emocional que está persiguiendo sólo el lado bueno de las cosas, aunque esto no significa que desconozca o no interprete cuáles son las negativas a las que hay que enfrentarse. Centrándose en la parte que nos da luz en nuestras vidas es la manera de encaminarse a resultados positivos.
Una persona positiva está creando los anticuerpos que anulan cualquier vestigio de felicidad. Anticipa estados emocionales felices, empieza a disfrutarlos desde el primer momento, ayuda a la salud y facilita emprender el camino del éxito. Desde ya, que soslaya obstáculos y todo tipo de dificultades, sean éstas materiales o estén sólo en nuestra mente (nuestros miedos).
No hay que pensar que el positive thinking es aceptado por todo el mundo. Siempre hay detractores ante los avances en el conocimiento que vamos teniendo en materia de componentes emocionales, relaciones interpersonales y liderazgo en general. Remez Sasson es el fundador de SuccessConsciousness.com y viene escribiendo hace muchos años acerca de la auto-superación, así como todo lo referido al pensamiento positivo y la motivación. Su obsesión es la mejora de la calidad de la vida de las personas, crecimiento espiritual, meditación y paz interior.
Nos parece interesantísimo el relato que hace a fin de explicar las consecuencias que para una persona tiene la aplicación de un positive thinking, por ejemplo, en el caso de presentarse a una entrevista de trabajo.
El caso de Allan es paradigmático en cuanto a la entrevista a la que se tiene que enfrentar y cómo son las horas previas a la misma. No está seguro que finalmente pueda conseguir ese trabajo. Su autoestima está baja y ya se considera a sí mismo como una persona fracasada, pensando a su vez que los otros candidatos serán mejores y más cualificados que él. Esto le llevó a ocupar su mente con una serie de pensamientos negativos y sintiendo miedo respecto a su postulación para el empleo durante la semana previa a la entrevista. De alguna manera, estaba anticipando el fracaso.
El mismo día de la entrevista se levantó tarde, se dio cuenta de que la camisa que se iba a poner estaba sucia y la otra disponible debía plancharse para estar en condiciones. Finalmente se fue con la camisa arrugada y sin haber desayunado. En el momento de la entrevista estaba tenso, tenía hambre y una gran preocupación por la camisa que estaba luciendo. Todo esto le ocupaba su mente, lo que hacía más difícil focalizarse como debería en las preguntas del entrevistador. En definitiva, su forma de moverse, comportarse y hablar, causaron una mala impresión por lo que se materializó el miedo que sentía y no obtuvo el trabajo. La anticipación del miedo en su mente fue lo que determinó la calificación que hizo el entrevistador.
En el caso de otro candidato, Jim, que también se postulaba para el mismo puesto de trabajo, la situación era diametralmente opuesta, porque también su actitud estaba a años luz de la de Allan. Tenía la certeza de que iba a conseguir el trabajo, pero además se había estado preparando durante la semana previa a la entrevista. Siempre estaba visualizándose a sí mismo de la manera en cómo iba a provocar una buena impresión para lograr el trabajo. A diferencia de Allan, preparó su ropa la tarde anterior y se fue a dormir temprano. Por consiguiente, en el momento de la entrevista no tenía ni sueño ni hambre porque había dormido bien y también había desayunado apropiadamente. No menos importante: llegó con antelación a la hora de la cita.
La moraleja
Jim causó una buena impresión y obtuvo el trabajo. Nunca anticipó miedo en su mente, sólo seguridad de que la cosa marcharía bien. Remez Sasson se pregunta entonces “¿qué es lo que hemos aprendido de estas dos historias? ¿Existió alguna magia? No, todo sucedió de una manera natural”. Sasson sostiene que “el pensamiento positivo es una forma de vida” que compartimos al 150% y de hecho ya hemos tratado en más de una ocasión. La cuestión es que la evolución que está habiendo en el amplio espectro del Management y el liderazgo, nos exige considerar todas las diferentes vertientes doctrinarias que se van sucediendo, siendo que cada día conocemos de más organizaciones, personas y actitudes que nos obligan a actualizar permanentemente nuestros conocimientos y experiencias. Pero la forma de vida es algo que hemos descrito en un artículo hace un tiempo: “la manera en cómo se conduce una persona es su autobiografía en movimiento”.
Entonces cuando analizamos conductas y comportamientos, es evidente que las actitudes son pieza clave en ellas. Con una actitud positiva experimentamos sensaciones agradables y felices. Esto aunque a algunas personas les cueste creerlo, es lo que nos da esa especial mirada (el brillo o luz que irradian nuestros ojos) en el que delatan la seguridad, alegría, así como energía y determinación. O sea que desde nuestra mente el positivismo termina llevándonos al terreno en el que tocamos alguna forma de felicidad. Todo nuestro ser está expresando nuestra actitud reflejada en nuestros movimientos, gestos, mirada, formas de decir y preguntar, etc. La actitud y la voluntad son dos gotas de agua que forman parte ineludible de una personalidad feliz, exitosa y comprometida.
Cuando hemos tratado el wellbeing, afirmamos que era un espacio de trabajo libre de tensiones y mala predisposición de las personas. Un ambiente que no sólo evita el contagio como un virus de las actitudes negativas, sino que es bueno para el rendimiento personal y el bienestar de todas y cada una de las personas que allí comparten la mayor parte de horas de su vida.
El pensamiento positivo y negativo contagia y afecta, pero al mismo tiempo se ve afectado por las personas que conocemos de una manera u otra. Esto se produce de manera instintiva y en un nivel subconsciente, ya sea a través de palabras, pensamientos y sentimientos.
¿De quién proviene la ayuda? ¿De una persona positiva o negativa?
Cuando compartimos espacio, tiempo, tareas y responsabilidades, no debe extrañarnos que nos guste estar rodeados de personas con mente y actitudes positivas (positive thinking). ¿Por qué? No sólo porque las personas estarán más dispuestas a colaborar, ayudar si es necesario, etc., sino que rechazan justamente las actitudes negativas y a cualquier persona, que aunque no sea negativa, en ese instante está defendiendo una posición negativa contraria a los intereses del grupo.
José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Director del Centro de Liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’
Ximo Salas, Conferenciante, formador y asesor estratégico en RRHH y organización de empresas, con más de 20 años de experiencia como Consultor y Director de RRHH en diferentes sectores. Miembro de Ecofin Business School y Ecofin Management & Leadership. Co-autor del libro ‘Mejora y Gana’ (Manual de Marca Personal para la búsqueda de empleo, Editorial SC Libros 2013) y co-autor del libro ‘Leader’s Time (Tiempo del líder)’ junto a Jose Luis Zunni. Editorial APPdeLibros.Fundador de Crea Community (Social Media and Human Resources Company).Consultor, confrerenciante y formador. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014.
Salvador Molina, presidente del Foro ECOFIN y consejero de Telemadrid