Llevo casi 45 años ejerciendo el periodismo en su faceta informativa y la tradición ha estado marcada por una separación abrupta entre los profesionales de los medios y los que ejercían el periodismo en la comunicación empresarial. Durante muchos años, los primeros han sido abrumadoramente mayoritarios. Pero esta relación se está invirtiendo y hoy día están aproximadamente al 50 / 50. El trabajo en comunicación ha sido un reducto de empleo salvador en una profesión muy castigada por la crisis digital. En esta nueva era es muy probable que esa distinción, esa separación, sea absurda y sin sentido. Tenemos que repensar entre todos esta nueva frontera.
La Asociación de la Prensa de Madrid publica todos los años un interesante "Informe Anual de la Profesión Periodística". Ya en la edición de 2016 se resaltaba que los contratos en comunicación habían aumentado fuertemente, frente a una reducción de periodistas contratados en los medios. Este trasvase de profesionales del periodismo al mundo de la comunicación refleja una tendencia global -se decía en aquel informe- que apenas se está comenzando a percibir en España, pero como señaló el director del estudio, Luis Palacio, es una realidad en otros países. "En EEUU existen 4,6 expertos en comunicación por cada periodista", afirmó en la presentación. Ya entonces se resaltaba cómo habían ido disminuyendo los sueldos de los periodistas que trabajaban en la información. El informe de 2016 señalaba que el 52,8% de los periodistas autónomos percibe menos de 1.000 euros al mes.
En el informe de 2017 se pone de relieve que ha empeorado la retribución de los periodistas y mejora la de los comunicadores. Ese año se hace especial hincapié en la precariedad de los periodistas que trabajan como autónomos, en una tendencia que se extiende por toda Europa.
Durante estos años la comunicación corporativa se ha enfrentado a una revolución no menor de la que han experimentado los periodistas de información. Hace algunos años, solo las grandes empresas tenían un director de comunicación. Hoy en día, hasta las pymes se ven obligadas a hacer comunicación y las empresas y gabinetes de comunicación corporativa han florecido como setas, con lo que la presión sobre los colegas informativos ha crecido extraordinariamente.
Por otro lado, la comunicación corporativa se ha hecho extraordinariamente compleja. Ahora no se trata de monitorizar los principales medios de comunicación y establecer lazos con los principales periodistas. La información sobre las empresas ha estallado en una miríada de fuentes. Las redes sociales han dotado de una nueva complejidad este trabajo. Pero el tema de fondo va mucho más allá. La información se ha convertido en el punto crítico de la gestión empresarial y ya muchos dircom asumen en cierta forma el papel de asesores en inteligencia económica. El papel de lo que se ha dado en llamar "chief data officer", que diseña la estrategia de adquisición, tratamiento y uso de datos, se ha convertido en el elemento crucial. Estamos ante una transformación del mismo modelo económico, que ahora va a estar basado en la gestión de datos, el proceso de información y la inteligencia económica. El papel del dircom puede y debe ganar relevancia en la economía del conocimiento. Además, el "branded content" o "periodismo de marca" se ha convertido en una importante fuente de ingresos para la castigada prensa.
Lejos de establecer barreras sin sentido, convendría más bien plantearse una cierta fusión de tareas entre la información y la comunicación corporativa. De la misma manera que convergen el mundo de Internet y la Inteligencia Artificial, deberían converger estos dos mundos del periodismo, que no son sino las dos orillas de un mismo río. El futuro puede estar lleno de promesas si sabemos declinar el más importante de los verbos para el periodismo del siglo XXI: la innovación.