Facebook es un poco más grande. Sólo un poco (un 1,7% más), pero ya está más cerca de llegar a los 700 millones de visitantes activos. Durante el mes de mayo, otros 12 millones de usuarios en todo el mundo sumaron sus voces a esa torre de Babel digital. Los mayores incrementos se dieron en América Latina y en el Sudeste asiático, en alguno de cuyos países la actividad casi se ha duplicado en el último año. Por contra, los mercados originarios dan muestras de agotamiento. En EE UU, 6 millones de personas no se pasaron por Facebook para ver qué se contaban sus amistades y cuáles eran los últimos movimientos en los grupos en los que están apuntados. A menor escala sucedía lo mismo en Canadá, Reino Unido, Rusia y Noruega.
¡Ojo!, los datos publicados por la consultora Inside Network no se hablan de la anulación de registros de Facebook, sino de personas que no entraron en sus cuentas de Facebook en los últimos 30 días. Conviene hacer una lectura más cuidadosa de estos datos para no cometer inexactitudes como las que están apareciendo en prensa. La diferencia es importante, aunque no deja de ser inquietante para Mark Zuckerberg que, en los países en donde primero se introdujo la red social por antonomasia, parezca existir cierto cansancio hacia esta fórmula.
Las explicaciones para este menor uso de Facebook son variadas. Los más prudentes hacen referencia a los ciclos estacionales, con una mención especial al final del curso universitario en los países desarrollados. Razón no les falta, aunque la tendencia hacia Internet móvil contrarreste dicho argumento. Los más radicales afirman que los usuarios están saliendo en desbandada de una red en la que sufren fallos de seguridad periódicos y “agresiones” a su intimidad como la herramienta de reconocimiento facial que facilita el etiquetado de las fotos subidas por los visitantes (por cierto que aquí tienen el manual para desactivar esta polémica actualización. Los defensores de estas tesis se remiten al crecimiento explosivo de redes sociales alternativas que se basan en el anonimato de sus usuarios, como onlymeworld (algo, por otra parte, con evidentes riesgos también).
En cualquier caso, la iniciativa de Mark Zuckerberg se enfrenta a dos retos para llegar al objetivo de los 1.000 millones de usuarios activos. De un lado, debe superar la barrera de cristal de los mercados en los que está ya presente (una vez llegado a una penetración del 50% los avances son más costosos, dicen los estudios). Por otra, tiene que defenderse de los nuevos competidores que sacan ventaja de las malas experiencias: cambios constantes en los servicios de la página, continuos avisos de errores, fallos de seguridad...
España es todavía para Facebook un mercado en auge, con un crecimiento interanual de la actividad del 32%. Los responsables en España se han apresurado a salir a la palestra para informar de que la evolución en este mercado es sólida y que se ha llegado a los 15 millones de usuarios. Sin embargo, muchos empiezan a preguntarse si merece la pena seguir en una red que priva del tiempo para obtener relaciones personales y laborales más satisfactorias. En estos casos, servidor siempre indaga en su entorno para tomar el pulso. Por eso pregunto: ¿Cuál es su caso? ¿Tiene su cuenta al día o es de los que vino, vio y... desapareció?
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