A la crisis de identidad de los medios, los envites de la tecnología y el desplome del modelo económico que los ha sostenido durante décadas se une la creciente desconfianza de la gente por culpa de las fake news, algo que, curiosamente, en realidad está beneficiando a las marcas periodísticas consolidadas, convertidas en refugio contra la mentira que campa a sus anchas por las redes sociales e Internet en general. Es una de las conclusiones del Edelman Trust Barometer 2018, que revela, además, las diferencias entre el público en general y la gente mejor informada: para los primeros, la confianza en los medios ha crecido 3 puntos respecto a 2017, pasando de 44 a 47, mientras que para los segundos ha decrecido 2 puntos, cayendo de 57 a 55.
La pérdida de confianza en los medios se plasma en datos como que el 63% de los encuestados reconoce no saber distinguir el buen periodismo de los rumores o falsedades, así como su incapacidad para saber si una noticia ha sido elaborada por un medio de comunicación profesional o no. El 59% no es capaz de identificar la verdad. Todo esto lleva a la gente a mostrarse temerosa de los efectos que las fake news pueden tener sobre la opinión pública, una idea que comparte el 77% de los entrevistados en España, entre otras cosas porque el 63% piensa que un ciudadano medio no está capacitado para distinguir una noticia falsa de una real, mientras que un 60% cree que es complicado determinar si una fuente ha sido solvente o no.
Estas cifras se completan con otras que son aún peores: la mitad de los encuestados reconoce interactuar con los medios convencionales menos de una vez a la semana. Para el 66%, los grandes medios están demasiado centrados en atraer a grandes audiencias, mientras que para el 65%, solo buscan ser los primeros en dar las noticias de última hora. La cifra sangrante: el 25% afirma que no lee ningún medio.
La política, aún peor que los medios
Aunque los medios no salen bien parados en el Barómetro, hay grupos que lo están haciendo incluso peor. Por ejemplo, un 56% tampoco confía en los líderes del gobierno y un 42% no da credibilidad al mundo de los negocios. Y es que la sociedad descreída no otorga la peor nota a los medios, sino a la política: el gobierno solo genera 39 puntos de confianza. Duele ver lo cerca que está la prensa de esa cifra...
Por el contrario, las ONG siguen siendo las instituciones que mayor confianza despiertan entre la gente, con 64 puntos. Después están las empresas (53 puntos) y los medios de comunicación en general (46 puntos). "Estamos enfrentando una crisis de desinformación sin precedentes", explica Richard Edelman, presidente y CEO de la compañía que ha realizado el barómetro. "La gente ha perdido la confianza en los canales de información y las fuentes de noticias. Ya no estamos dispuestos a creer la información que se nos presenta, incluso cuando proviene de los más cercanos a nosotros".
Refugio en los expertos
Ante la mentira, la gente ha vuelto a mirar a la cara a los expertos en detrimento de la tradicional confianza que el mundo digital nos ha ayudado a depositar en amigos, familiares y conocidos. Así, los expertos técnicos (63%) y académicos (61%) se han convertido en los portavoces más creíbles por delante de los iguales (54%), que caen seis puntos, mínimo histórico. En España estas cifras son superiores, con sorpasso de los académicos (76%) sobre los expertos técnicos (73%), y donde los CEOs de las empresas tienen que conformarse con un 45% de confianza. Del Gobierno mejor ni hablar: 37%. “La confianza solo se recuperará cuando la verdad vuelva al centro del escenario", advierte Richard Edelman. "Las instituciones deben responder a la demanda del público para proporcionar información objetiva precisa y oportuna y unirse al debate público. Los medios no pueden hacerlo solos debido a restricciones políticas y financieras. Toda institución debe contribuir a la educación de la sociedad ".