Prefiero entender un por qué

“Expresar agresivamente la ira no la alivia sino la amplifica. No expresar enojo, a menudo facilita que desaparezca sin dejar rastros desagradables". (Gretchen Rubin)

José Luis Zunni | Martes 23 de enero de 2018

Cuando la leemos o la escuchamos en sus conferencias, nos sorprende la sencillez de sus pensamientos. Gretchen Rubin es la autora de varios libros, entre ellos los bestsellers del New York Times “Better Than Before” (Mejor que antes), “The Happiness Project” (El Proyecto felicidad) y “Happier at Home” (Más feliz en casa), habiendo vendido tanto en la edición impresa como online, más de dos millones de copias en todo el mundo y siendo traducidos a 30 idiomas.



Es una reconocidísima conferenciante y oradora cuyo talento y experiencia ha sido puesto al servicio de organizaciones líderes como General Electric, Google, LinkedIn, Accenture, Procter & Gamble, Facultad de derecho de la Universidad de Yale, Harvard Business School y Wharton.

Se destaca por dominar varias especialidades, tales como: hábitos, felicidad, psicología positiva, redes sociales, mejora personal y autoayuda.

Hay cosas que dice que realmente deben leerse más de una vez, no porque sean confusas, sino justamente para comprender su alcance y profundidad. Es el caso de cuando afirma que “la creencia de que la infelicidad es desinteresada y la felicidad es egoísta es errónea. Es más desinteresado actuar de manera feliz. Se necesita energía, generosidad y disciplina para ser infaliblemente alegre, sin embargo, todos dan por sentada la persona feliz”.

¿Qué es lo que nos transmite? Que son nuestros prejuicios sobre la felicidad y éxito que tienen los demás, especialmente si conviven en nuestro entorno más próximo, caso de compañeros de trabajo y/o colegas profesionales, lo que nos hace sentir envidia y no en pocas veces, un cabreo y resentimiento especial con determinada persona.

Y esta actitud nos lleva a devaluar los méritos conseguidos por aquella persona que ha logrado y demuestra ser razonablemente feliz. Que ha tenido que trabajar duro para logarlo, que nadie le regaló nada por contrario a ese tópico sobre ciertas personas felices que parece que todo les ha caído del cielo, cuando no es verdad. Sólo un porcentaje muy reducido por circunstancias casuísticas de la vida, son personas que pueden considerarse afortunadas por tener todo lo que una persona puede ambicionar a lo largo de su existencia, pero sin haber tenido que luchar por ello.

La pregunta que surge es: ¿dónde está la contrapartida de aquello que se ha recibido absolutamente gratis sin esfuerzo alguno? No existe. No tiene el valor que únicamente se le da cuando se ha tenido que luchar para conseguir llegar y coronar las metas, aún a pesar de las desventajas a las que había que enfrentarse. Por cierto: la gran mayoría de personas, digamos un 98% por no decir el 99%, están peleándose cada día de sus vidas con lo que tienen que hacer y bien (tareas y responsabilidades), además de hacerlo contra esas desventajas que no son pocas.

Rubininsiste en este punto, al sostener que “nadie es cuidadoso con los sentimientos de esa persona feliz o que trata de mantener su espíritu en alto. Porque parece autosuficiente y se convierte en un cojín para los demás. Y como la felicidad parece no forzada, esa persona generalmente no obtiene ningún crédito”, en referencia a que a veces molesta y poco importa el esfuerzo que esa persona feliz ha hecho para estar dónde está. Este punto responde a la actitud negativa que las personas tenemos en cuanto a valorar más lo que nosotros hacemos y/o decimos de lo que los demás hacen o dicen. Aquello de que coloquialmente se dice que “nos queremos mucho más de lo que nos merecemos”.

Cuando afirma que "se trata de vivir el momento y apreciar las cosas más pequeñas. Rodeándote con las cosas que te inspiran y dejando atrás las obsesiones que quieren dominar tu mente. Es una lucha diaria a veces y un trabajo duro, pero la felicidad comienza con tu propia actitud y cómo miras el mundo",insiste en su filosofía que es la que siempre ha manifestado en sus obras,que los malos hábitos son nocivos para nuestra salud mental, porque evidentemente nos llevan a cometer errores, ya que hacemos juicios que no debemos y presuponemos cosas que terminan siendo fallidas.

Rubin es una persona que nos enseña a que debemos convivir no sólo del éxito sino del fracaso, porque cuando alcanzamos el primero, ha habido seguramente algunos actos fallidos en el camino, a veces errores inconscientes, pero en realidad deben contar cada uno de éstos como un eslabón en la cadena de las oportunidades que la vida nos presenta cada día.

Rubin no cree en la felicidad como algo implícito, sino que debemos esforzarnos en logarla, que depende de nuestra actitud, de ahí que afirme que “cuando pensé en por qué a veces era reacia a presionarme a mí misma, me di cuenta de que era porque tenía miedo al fracaso…pero para tener más éxito, tenía que estar dispuesta a aceptar más fracasos”, lo que corrobora que en el largo camino del éxito la aceptación de los errores debe ser algo natural, aprender a convivir con ello. Y para que esta convivencia sea posible, eleva su tono de voz diciendo que es a su entender “la primera verdad espléndida”, que resulta ser más simple de lo que podemos imaginarnos:“necesito pensar sobre sentirme bien, o cuándo me siento mal y también sentirme que estoy en una posición correcta, en una atmósfera de crecimiento".

Es indudable que ella nos ilustra sobre ese sentimiento de que estamos creciendo, que podemos percibirlo porque somos perfectamente conscientes de lo que hacemos bien, lo que no nos ha gustado cómo ha resultado o cómo lo estamos encaminando, etc.

De ahí, que a pesar de errores y aciertos que los vamos experimentando, lo importante para Rubin (coincidencia absoluta con ella) es que también estamos en ese estado mental alerta de que estamos transitando por el camino adecuado. Que lo que hemos hecho, pensado y dicho es lo correcto. Desde ya que es una liberación para nuestramente, de esa auto presión que nos metemos las personas exigentes, aunque como el recreo en el patio del colegio, saber que se está en el buen camino es un descanso y disfrute entre tareas y responsabilidades. Una liberación para nuestra mente…una bocanada de oxígeno para nuestro estrés de cada día…un eslabón más en el camino de la felicidad que nos estamos currando cada día…porque de eso se trata: ser felices!!