Nuestra foto de portada nos muestra a la actriz y activista estadounidense Alyssa Milano (1972) asistiendo a una protesta en la ciudad de Nueva York, el 26 de julio de 2017, contra los planes del presidenteDonald Trump, para restablecer la prohibición a las personas transgénero que prestan servicio militar en los Estados Unidos. Como una característica de la época en la que vivimos, observamos los móviles orientados a hacer los selfies de ese momento y las pancartas que tienen una sola palabra: RESIST en letras mayúsculas.
Al igual que otros movimientos históricos de resistencia civil, lo importante es transmitir un mensaje a la sociedad, que siempre tiene que ver con romper un “status quo” y provocar un necesario cambio de actitud, generalmente por dictados de un gobierno o injusticias manifiestas que se producen en una sociedad.
El domingo 15 de octubre,también de 2017,Alyssa Milano utilizó su cuenta de Twitter para alentar a las mujeres que habían sido sexualmente hostigadas o agredidas a tuitear las palabras #MeToo.¡Oh sorpresa! En tan sólo 24 horas, Twitter confirmó por sus canales habituales, que el hashtag había sido tuiteado casi medio millón de veces.
Si bien en los últimos años tenemos clara la importancia de las redes sociales, especialmente las dos niñas bonitas como son Twitter y Facebook, en esta ocasión ante la iniciativa de Milano, se daba como en las reacciones químicas de laboratorio, una sustancia que precipitaba la reacción social: la forma encajaba perfectamente con el mensaje del movimiento #MeToo.
Una persona del entorno de Milano lo definió con precisión: “era simplemente darles a las personas una sensación de la magnitud del problema".
Estos impactos los hemos visto en todos los ámbitos de la sociedad, desde el político hasta el deportivo, pasando por el cultural. Ninguna actividad humana se libra (por así decirlo) de la poderosa herramienta que es cada red social (para bien o para mal), que permite llegar a los ciudadanos, sean seguidores o no de quién ponga el mensaje.
¿Qué es lo que de verdad le da fuerza a este hashtag?
Cuando estalla en Hollywood el caso de los abusos y conducta inadecuada de Harvey Weinstein, se suceden una tras otras decenas de denuncias en todo el mundo, pero lo que le daba valor a la información es que los que habían sido este tipo de comportamientos no eran la excepción, sino la regla. Y esto es lo que llevó a millones de mujeres durante años a escala global, en cualquier actividad en la que trabajasen, a llegar a la conclusión que no se podía hacer nada, que estaban condenadas a aceptar su circunstancia particular, porque en realidad era una corriente imparable de situaciones injustas cuya lectura era (lamentablemente),que a las diferentes sociedades de los países del orbe no les importaba. ¡Craso error!
La fuerza de este hashtag se nutre en el silencio de muchísimas mujeres que callaron durante años pero que finalmente gracias al coraje de unas pocas, que por su profesión, caso de las actrices de Hollywood que tienen un impacto mediático, empezaron a dinamitar la estructura inexpugnable del abuso machista que se sentía impune y que consideraba (no menos reprobable que el abuso en sí) que era parte del sistema y habitual en el trato con el sexo opuesto.
Este movimiento, como otros importantes que la historia nos recuerda, tiene las mismas características de otros de resistencia civil y pacífica, aunque su forma difiera (por la tecnología). Pero lo importante es que ha evidenciado que ya nada va a ser igual. Que no habrá un solo pase que se le permita a ningún hombre que tenga cierto poder y posición para abusar de una mujer.
¿Qué papel juega la verdad en este tipo de mensajes?
La verdad lo es todo, pero también es decisiva la percepción que cada persona que lea determinado mensaje en una red social, tenga sobre el particular. Puede desconocer el tema e informarse o sí tener un conocimiento previo. Pero cuánto más se aproxime su forma de percibir a la realidad que pretende dar el mensaje (hashtag), más impacto se producirá en conjunto cuando sean miles las percepciones similares, de otras tantas, miles de personas.
Las redes sociales, especialmente Twitter, se han convertido en un fenómeno sociológico sobre el cual vemos, que incluso en determinados programas de debate político, se refieren a cuáles son los “top trending” de ese día.
Justamente la falta de verisimilitud que los ciudadanos creen tienen ciertos mensajes de políticos, hace que el nivel de percepción sobre los hashtags de este ámbito, sean los menos respetados. ¿A qué se debe? Los políticos con una cuenta de Twitter lo único que pretenden es estar en alguna media con los tiempos, aunque en realidad no estén en su fuero íntimo muy proclives a utilizar las redes, porque saben que reciben muchos “palos” por su tendencia natural a disfrazar la verdad y a provocar en la gente esa sensación de que sin duda los políticos no dicen la verdad. También, se puede llegar a testear en sus mensajes el grado de cinismo que pueden profesar.
Pero la cuestión política, absolutamente desacreditada en los últimos años, tanto a nivel local de España como en nuestro entorno europeo (sin dejar de mencionar a las reacciones estrambóticas del presidente Trump). En definitiva, no pueden con las redes sociales, porque la verdad es la que prevalece antes o después, por más que haya mensajes, comentarios, opiniones, etc. que sean de dudoso origen y verisimilitud, ya que terminarán desvaneciéndose en una interrelación de redes sociales en las que millones de personas se quedarán siempre con el mensaje que tenga más fuerza, como el caso #metoo.
Este movimiento está sustentado en la verdad, la necesidad de la toma de consciencia y especialmente en la fuerza imparable que se produce cuando una reacción social es considerada justa o de justicia. Frente a ello, como en los grandes movimientos de resistencia civil de Gandhi, no hay dique ni cortapisa que pueda pararlos.