Medios de Comunicación

Homer Simpson será el nuevo hermano de Mickey Mouse

La economía de los contenidos

Miguel Ángel Ossorio Vega | Viernes 15 de diciembre de 2017
Disney compra Twenty-First Century Fox por más de 55.000 millones de euros, ampliando así su poder en Hollywood en plena transformación digital.

Los Simpson se adelantaron casi dos décadas y en 1998 predijeron que la Fox terminaría siendo una división de Disney. La compañía de Mickey Mouse, si los reguladores no lo impiden, pagará más de 55.000 millones de euros por el negocio de entretenimiento de Fox y se quedará con Twenty-First Century Fox, los estudios de cine que hace tiempo buscaba vender Rupert Murdoch. Disney no necesita unos estudios de cine, ya que con los que posee consiguió ingresar más de 5.000 millones de dólares en 2016. Pero necesita contenidos, a pesar de no estar desnuda en estos temas: posee factorías de superhéroes (compró Marvel en 2009 por casi 3.000 millones de euros, haciéndose con 5.000 personajes de la talla de Iron Man, Spiderman o Capitán América), se hizo con toda la galaxia de Star Wars (compró Lucasfilm en 2012 por más de 3.000 millones de euros) y se convirtió en reina de la animación digital tras hacerse con Pixar en 2006 tras pagar más de 6.000 millones de euros. En poco más de una década ha invertido más de 12.000 millones de euros en ampliar su reinado en Hollywood y ahora ha decidido tirar la casa por la ventana para superar con una sola compra a las que han proporcionado a la compañía los pilares en los que ha sostenido su negocio durante los últimos años. Pero no es descabellado en absoluto, principalmente porque hacerse con la Fox va en línea con las operaciones anteriores y, sobre todo, con lo que demanda el futuro: contenidos.

Aunque Disney haya pedido a las salas de cine el 60% de la taquilla que haga la última entrega de 'Star Wars' ('Los últimos Jedi'), el negocio real ya no está en el cine, aunque iniciativas como Moviecard llenen las salas por su radical modelo de negocio. La caja se hace ahora en muchos sitios, y Disney ha sido la compañía que mejor ha sabido exprimir sus productos: parques de atracciones, juguetes, canales de televisión, libros, eventos en directo, música... Nunca se han limitado a rodar una película, proyectarla en cines, sacarla en DVD/Blu-Ray y emitirla por televisión. La vida de un producto de Disney es cercana a infinita, y la compra de Twenty-First Century Fox ahonda en este fenómeno con nuevos hilos de los que tirar. El paquete incluye 'Los Simpson', 'Homeland', 'Expediente X', 'El planeta de los simios', 'X-Men', 'Los cuatro fantásticos' (de las pocas de superhéroes que faltaban en su catálogo), 'Padre de Familia' o 'Avatar' (que proyecta convertirse en una franquicia con varios títulos tras arrasar con la primera entrega -es la película más taquillera de la historia-). Todas estas marcas son contenidos, y ahí reside la clave del nuevo negocio audiovisual en un mercado que empiezan a conquistar Netflix y Amazon. Es la segunda etapa dorada de Hollywood, donde existe una industria ávida de crear nuevos contenidos para combinarlos con otros de probado éxito en plataformas de emisión en streaming. Y el anuncio llega, además, cuando faltan solo unos meses para que Disney saque al mercado su propio Netflix tras romper con esta compañía y retirar sus contenidos de la plataforma. Las repercusiones son gigantescas, ya que tanto Netflix como HBO y Amazon emiten actualmente algunos de los productos de Fox, que previsible y lógicamente irían a parar a la nueva plataforma de Disney (que, además, aumentará su propiedad sobre Hulu hasta el 60%). Un mismo movimiento para reforzar un nuevo producto y debilitar a una consolidada competencia. Y que, además y como importante complemento, elimina a un competidor en la producción de cine (también en la animación, pues Fox estaba detrás de 'Ice Age' o 'Rio'), dejando más hueco en las salas para sus títulos (incluso para clásicos como las primeras trilogías de Star Wars, que también estaban en manos de la Fox y que ahora permitirán cerrar el círculo).

La compra de Fox también permitirá a Disney reforzar su posición en el mercado televisivo global, ya que se hará con varias cadenas de televisión (incluso National Geographic, pero no Fox News o los canales deportivos, que seguirán en manos de NewsCorp) y con participaciones en productoras de la talla de Endemol Shine Group. La compañía tendrá, tras esta compra, más de 300 canales de televisión en todo el mundo.

Se trata, en definitiva, de un movimiento inteligente por parte de Disney ante los conocidos deseos de Google, Facebook y Apple por entrar en el mercado de los contenidos comprando derechos deportivos, series y películas (también produciéndolos) para sumarse a un negocio en plena transformación que empiezan a conquistar las telecos, y al que en realidad le todavía le queda todo por hacer.

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