En realidad la gratitud es uno de esos componentes emocionales que nos ayudan a renovar nuestra energía y a traernos a veces sin proponérnoslo, más cosas que nos brindan satisfacción y alegrías. Cuanto más agradezcamos lo que tenemos más recibiremos, porque existe una fuerza invisible de atracción hacia aquello que caracteriza la generosidad y bondad del ser humano. En otros términos: la maldad requiere casi una planificación para ejercerla y la gratitud es un acto espontáneo, casi inconsciente de la buena gente.
¿Por qué será que nos cuesta conjugar el verbo “agradecer”? Coloquialmente cuando decimos “es de bien nacido ser agradecido” refleja en el fondo la tremenda carencia de gratitud que en general existe en las personas. Pero no en aquellos mil millones de ciudadanos del planeta que están bajo el umbral de la pobreza….¡NO! Estos inmerecidos condenados del mundo, son siempre los primeros en echar una sonrisa y mostrar unos ojos grandes y llenos de vida a pesar del hambre que puedan estar pasando.
La ingratitud es más de las sociedades desarrolladas, en las que parece que no hay tiempo para dar unas gracias en el momento oportuno.
Aunque en realidad existe una paradoja que es que la gente exitosa tiene un sentido de gratitud y los más desposeídos de la tierra también. Los polos opuestos se tocan una vez más. O sea, lo que queda en medio, una gran mayoría de personas que tienen ciertas reticencias a la hora de agradecer o cualquier otro gesto que sea una expresión clara de gratitud.
No es la felicidad las que nos da la gratitud, sino es justamente cualquier manifestación de agradecimiento la que nos hace en definitiva poder gozar de una felicidad razonable.
Robert Holden, uno de los psicólogos norteamericanos más leídos con sus obras sobre la felicidad, dice que: “el verdadero don de gratitud es que cuanto más agradecido eres, más presente te vuelves”. Significa que tu presencia se nota y también tu ausencia. Que realmente importas.
La virtud que demostremos al ver la belleza y lo bueno en otras personas, así como las posibilidades de acometer determinadas acciones, será proporcional al nivel de gratitud que abracemos cada día. Algo así como dar y recibir.
DeepakChopra (1946) es un médico indio de Nueva Dheli, experto en la espiritualidad y poder de la mente, que afirma que “la gratitud abre la puerta al poder, la sabiduría y la creatividad del universo. Y tú abres la puerta mediante la gratitud”. Nos estimulan estas palabras a abrir nuestras puertas del alma a los demás. Los gestos y actos de gratitud están imbuidos de paz y concordia. Las batallas de las personas terminan cuando la sensibilidad, la compasión y especialmente la gratitud aparecen en escena.
Lo que falta decir es que la simplicidad en nuestra vida, el que no queramos complicar las cosas sino hacerlas siempre más fáciles para los demás (los seres queridos y las otras personas que nos rodean), tiene a su vez el poder de cambiarnos la vida a mejor. Y en este punto, comprender también el tremendo poder que tiene la gratitud. Nos hace personas más positivas y al mismo tiempo más productivas en todos los ámbitos en los que nos movamos: trabajo y personales.
Si tenemos que dar las gracias, esta acción no tiene que ser difícil en absoluto. Por contrario, las palabras tienen que expresarse de manera sincera mostrando que nuestra gratitud se manifiesta a su vez en unas pequeñas acciones que hacemos en beneficio de esa persona.
Las sociedades cuánto más frías son por su desarrollo,más le cuesta a la gente expresar sentimientos de gratitud. Todos podemos tener un mal día, pero ese amigo que nos dedica tiempo para ayudarnos a comprender que no todo está perdido, que hay una solución para afrontar nuestro problema, finalmente tiene que recibir nuestra gratitud y nuestra promesa de ayuda en momentos en los que él lo necesite.
Por todo ello es conveniente que tomemos consciencia de todas aquellas cosas buenas que recibimos, los que en las religiones se refieren como dones.
Un método que es de utilidad para que sepamos valorar la gratitud, es identificar de manera clara y precisa aquellas cosas por las que cada día debemos dar gracias. No tiene por qué ser un bochorno pensar en agradecer, levantar la mirada al cielo y respirar profundo como en un acto de humildad frente a la naturaleza que nos permite estar disfrutando de su oxígeno, belleza y vida.
Lo cotidiano en nuestra vida es lo realmente profundo porque nos condiciona este camino que transitamos en nuestra existencia. Cuántos más agradables sean los días por las pequeñas cosas que disfrutamos, más armonía y felicidad tendremos en nuestra vida.El agradecimiento como verbo y la gratitud como atributo, son tanto un medio como un fin en sí mismos. Y esto se da pocas veces.