Hace unos días comenzó a calentarse el ambiente: la Unión Europea quería cerrar el caso de Google antes de las vacaciones. Se hablaba de una multa que en ningún caso bajaría de los 1.000 millones de euros y que podría llegar a los 9.000 millones, ya que la legislación europea estipula sanciones de hasta el 10% de la facturación anual para estos casos. Finalmente serán 2.420 millones de euros, una multa récord como castigo a lo que Bruselas considera abuso de la posición de Google en su buscador de compras.
La Unión Europea lleva siete años escrutando el comportamiento del buscador, pero ha sido su comparador de precios, Google Shopping, el que finalmente ha provocado que la compañía estadounidense tenga que pagar. Bruselas argumenta que Google discrimina a sus competidores dando mayor protagonismo a sus propios servicios, independientemente de su relevancia real para el usuario. El buscador siempre ha negado las acusaciones explicando que los usuarios pueden llegar hasta un producto a través de múltiples vías, no únicamente a través de Google Shopping (donde la compañía recibe una compensación por cada transacción).
Además de la multa, Google tendrá que modificar su funcionamiento para no seguir mostrando los productos como hasta ahora. El buscador plantea, según explica El País, dar menor relevancia a sus propios productos, pero es posible que el cambio deba ser más profundo si quiere contentar a las Autoridades europeas, que en los últimos años también han multado a Intel, Microsoft, Facebook o Apple. Estos conflictos han perjudicado a las relaciones entre Europa y Estados Unidos, país que entiende las sanciones como una forma de limitar la competitividad de las empresas más importantes que tiene en cartera ahora mismo.