Una de las teorías más extendidas es que las asociaciones de trabajadores están en contra de la digitalización porque se asocia irremediablemente a la pérdida de empleos. Sin embargo, los sindicatos españoles se muestran a favor de esta revolución… con condiciones.
Los representantes de los principales sindicatos españoles han acudido a los cursos de verano de la UIMP para dar su visión sobre cómo se debe afrontar la digitalización. Josep María Álvarez, secretario general de UGT, e Ignacio Fernández Toxo, dirigente de CCOO, se han mostrado a favor de la revolución digital, aunque no a cualquier precio. Estas son sus conclusiones:
1) La revolución tecnológica está en pleno desarrollo, pero "España llega con retraso como colectivo". Aunque las empresas y el sistema financiero lleven años trabajando en ella, falta su interiorización por parte de la sociedad.
2) Se impone el concepto de redarquía: pasar de la jerarquía clásica a un proceso en el que mucha gente podrá aportar. El jefe será más jefe por su capacidad de compartir los temas que conciernen a la empresa.
3) "Los sindicalistas no son renacidos ludistas". El problema de la revolución digital es que "no hay garantías de que esté al servicio de las personas".
4) "No hay que luchar contra el cambio tecnológico, sino contra la devaluación salarial y la elusión fiscal".
5) "No podemos esperar mucho más tiempo a que los trabajadores entren en un plan de formación" que garantice su incorporación a los nuevos empleos.
6) La digitalización tiene que tener el ritmo que las sociedades demanden. Su finalidad es servir a la sociedad, por lo tanto, no pueden ser las empresas tecnológicas las que decidan cuándo hay que introducir nuevas tecnologías.
7) La primera revolución industrial introdujo la división del día en 8 horas para trabajar, 8 horas para el ocio y 8 horas para dormir. En la fase de la digitalización hay que incluir el tiempo para la formación. Reducir la jornada laboral cobraría sentido para que la gente se forme. La solución no es la ayuda mensual de 430 euros a jóvenes que propone el PP, porque la formación estará en manos de unas pocas empresas y "se contribuirá a crear un tejido productivo low cost".
8) Los cambios han de abordarse con una visión multidisciplinar: tecnológica, económica y social.
9) "Las nuevas tecnologías deben pagar impuestos", y han de hacerlo donde haya una soberanía que pueda regularlos. Sin ellos no se puede hacer frente a las transformaciones ni acabar con el paro.
10) Al igual que se habla de un pacto de Estado para la educación o la sanidad, la revolución digital y sus efectos también deberían ser tratados desde ese punto de vista.
11) Por último, hay que aproximarse "de una manera laica" a un nuevo estatuto de los trabajadores y que la sociedad blinde al menos una docena de preceptos básicos "con rango constitucional".