Søren Kierkegaard (1813-1855) que fue un prolífico filósofo y teólogo danés del siglo XIX, considerado padre del existencialismo, es el “responsable” de cómo hemos titulado hoy el blog. Primero vamos a completar lo que decía, ya que al afirmar “entenderme a mí mismo” agregaba “ver lo que Dios realmente desea que yo haga. La cosa es encontrar una verdad que sea verdad para mí. Encontrar la idea por la que puedo vivir y morir”.
Y cuando esto ocurre es que estamos siendo impulsados por una pasión. Y de las pasiones se terminan escribiendo historias de éxito, aunque también soportando grandes injusticias.
El estudio de las pasiones despertó gran interés en los siglos XVII y XVIII entre los filósofos, siendo ejemplo de ello Descartes en "Las pasiones del alma". Muchos han sido los pensadores a lo largo de la historia, que concebían un tipo de vida basado en la consideración del papel positivo de las pasiones en detrimento de la racionalidad. La vida humana dejándose llevar por la pasión o quedar circunscrita únicamente a la racionalidad y espíritu crítico. La oposición entre las pasiones y la razón es un lugar común en la tradición filosófica y cultural de Occidente.
Pero en el día a día, los que siempre hemos estado vinculados de diferentes formas con las organizaciones, sabemos que las personas no tienen la potestad de decidir si una idea es buena o no, ya que esto lo decide el tiempo.
Todas las empresas y marcas de éxito tienen un común denominador: los comienzos fueron difíciles. Pero las ideas prevalecieron al fin. Y cuando se afirma que no hay elemento más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo, siempre termina convirtiéndose en protagonista e incluso, algunas de ellas, son aquellas cosas que van transformando nuestro mundo. Y las personas que quieren convertir sus ideas en realidad, por más pequeñas o grandes que sean, por mucho o poco dinero que ganen, son las que les mueve la pasión.
Encontrar la pasión
Distinguir entre algo que nos gusta y amamos, de todas las acciones que a diario nos rodean y que son las que nos hacen tomar decisiones e implementar las medidas oportunas (aspecto racional de los procesos decisorios), no necesariamente es nuestro alivio para esa fiebre que sentimos de pasión, porque creemos que nuestra idea que nos está rondando en la cabeza es la que merece la pena llevar adelante. O sea, que en la medida que lo que nos gobierne sea la racionalidad sin una sola gota de pasión, puede ser el final de nuestro ingenio, o al menos, deteriorar en parte nuestro talento porque no se verá con la libertad para ser ejercido.
Hay personas que para mitigar el estrés y para relajarse prefieren practicar deporte, otros elijen escribir. ¿Significan estas elecciones que les agobia su pasión? ¡Desde ya que no! Justamente es la cantidad de horas que requiere el trabajo de sus sueños (su pasión) la que les exige al menos algo de distensión. El ejercicio, al igual que los amantes de la cocina, proporciona un breve descanso de la realidad y algo tangible para reflexionar en los momentos posteriores.
Pero también se dan situaciones en las que el beneficio que se siente de alivio porque estamos relajándonos de nuestras tareas y responsabilidades diarias, por diversos motivos se convierte también en una pasión. Nueva, pero pasión al fin.
Melissa Ben-Ishay que es la co-fundadora y directora de producto de “Bakedby Melissa” (horneado por Melissa), fue despedida de su trabajo en el sector de publicidad y en vez de acobardarse y lamentar cuál había sido su destino, decidió tomar ese tiempo para comenzar a hornear. La cocina siempre había sido su pasión. Empezó a crear postres de tamaño mordisco para que finalmente su aventura fuese un éxito, abriendo 13 tiendas y haciendo envíos a todo el territorio nacional de los Estados Unidos. ¿Qué fue lo que dirigió la actitud de Melissa? La racionalidad o la pasión. Sin duda, su pasión es la que le hizo ir más allá del propio horizonte que todas las personas nos fijamos y que respetamos, como una especie de autocensura de las fronteras que no podemos atravesar.
Cuando a Bill Gates se le pregunta cómo eran sus pensamientos en el momento de sus inicios, cuando no podía imaginar que se convertiría en un ejemplo impar del éxito empresarial, responde: “Desde el principio no pensábamos en otra cosa que no fuera tener éxito. Hay que creer de verdad que el objetivo que se plantea, por muy complejo que sea, se puede alcanzar. La ilusión y el optimismo es muy importante para mantener la ambición y lograr el éxito”. En el caso de Gates, la ilusión estaba siendo arrastrada por su pasión y la de sus socios precursores, que les fortalecía cada día la confianza en que lo que estaban construyendo,porque intuían que revolucionaría el mundo de la informática y más allá aún, un paso gigante en la evolución de los métodos de trabajo y las comunicaciones.
¿Algún secreto para construir el éxito desde la pasión?
Si se desea construir una carrera fuera de la pasión, lo único que hay que hacer es diferenciarse, sea como marca personal o por los productos o servicios ofrecidos. Pero cuando se dirigen las acciones con un fuerte contenido pasional, por más que pueda parecer imposible encontrar ese éxito con el cual venimos soñando, la fuerza emocional nos ayudará a insumir el tiempo y sacrificios para encaminar las cosas hacia ese destino que tenemos reservado.
Las personas que nos observan, terceros e incluso nuestros propios empleados cuando se trata, por ejemplo, de una start-up, insistirán en que se hagan las investigaciones y estudios de mercado a los que el sentido común nos obliga respetar. Pero lo que sí es cierto, que vamos a encontrar una fórmula precisa que funcione para nuestro proyecto.
Las marcas al igual que las personas, son únicas y complicadas, aunque las pasiones nos conducirán por muchos caminos, algunos pueden llevarnos al éxito y otros a eso que se llama lecciones aprendidas.
En todo caso, debemos estar siempre agradecidos por cada uno de los pasos que damos teniendo claro que el progreso es individualizado y que tampoco la edad determina la experiencia o el éxito, caso concreto del creador de Facebook, Mark Zuckerberg.
Howard Schultz (1953) en un viaje a Milán cuando era un joven vendedor que trabajaba para una tienda de café en Seattle, tuvo la idea de que se podía mejorar la calidad del café exprés al igual que lo hacían en Italia. Su idea se transformó gracias a su pasión en Starbucks. Casi todas las grandes marcas tienen una historia de pasión detrás, porque su creación estuvo en la mente y los sentimientos de una persona.La idea por la que se pueda vivir y morir de Søren Kierkegaard.