El veterano periodista aprovechó su presencia en el Congreso de Huesca para poner en cuestión los elogios que otros ponentes dedicaron al mundo digital. ¿Realmente se puede considerar periodismo el que se está ejerciendo en webs y redes sociales?
En un congreso de periodismo digital también se hacía necesario contar con una voz crítica con el mundo online. Las palabras del columnista y escritor Gregorio Morán sin duda lograron remover en su asiento a más de un profesional que se encontraba en la sala.
El periodista escribe todos los sábados un artículo para un medio offline, ‘La Vanguardia’, y otro para el digital ‘Bez.es’. Buen conocedor de ambas plataformas, tiene claro que se inclina más hacia “el mundo analógico”. Pero en su ponencia no se limitó a expresar sus reservas sobre el periodismo online, sino que las extendió al papel y la televisión.
Morán se mostró contrario a la afirmación de una ponente que sentenciaba que “no hay vida sin móvil”. Él confesó, no solo que no tiene móvil, sino que nunca lo tendría. En su opinión, lo importante no son las plataformas, sino el periodismo y saber escribir. Si los profesionales realizan un buen trabajo, no les costará acostumbrarse a cualquier soporte, pero “si hacemos una mierda, será una mierda virtual o analógica, pero nadie quitará la definición al material”. Sin embargo, se muestra sorprendido de que en los debates previos se elevara a la categoría de periodismo elementos virtuales como un tuit. “Eso no es periodismo, es información”, señaló, para calificar de “porquería” los mensajes que Donald Trump escribe en su cuenta de Twitter cada mañana y que no le convierten en escritor.
El periodista considera que la revolución tecnológica virtual ha afectado fundamentalmente al negocio periodístico, que ha dejado de ser lucrativo. Pero tampoco es el mejor momento de la profesión en lo que a los contenidos se refiere. Morán criticó que en los últimos años, la única aportación de España al mundo periodístico hayan sido las tertulias, un fenómeno único en Europa en el que se reúne a un grupo de gente para hablar de cualquier tema sin ser especialistas.
En un repaso por la historia del periodismo en nuestro país, Morán calificó el periodo entre 1900 -1936 como una “edad de oro”. El momento de mayor libertad para la prensa iría desde 1976 hasta la victoria del PSOE en las elecciones de octubre del 82. Esos años había tal confusión política y económica que posibilitaba “márgenes de movimiento muy altos”. En 1982 los periódicos importantes eran rentables, se consolidaron muchos semanarios que hoy prácticamente han desaparecido y, aunque no había demasiada renovación tecnológica, se gastaba una gran cantidad de dinero en corresponsales. Sin embargo, se extendió lo que Morán califica como “la fórmula del consenso” y que ejemplificó en la figura del ministro Fernández Ordóñez. “Fue un adelantado de la prensa virtual sin saberlo, pero intuyó que ese era el futuro”. Cuando el periodista le entrevistaba y llamaba al día siguiente por si quería realizar algún cambio, el ministro respondía: “Haga usted lo que quiera con la entrevista, pero el titular lo pactamos, porque eso es lo único que lee la gente”.
La relación del poder político y económico con el periodismo siempre ha estado ahí y hoy en día cree que, aunque hay más medios, “sabemos muchas menos cosas que antes”. “Las agencias de publicidad y las grandes empresas no necesitan hacer la llamada telefónica. Ya sabes perfectamente que hay empresas que son intocables”. Los que financian al medio no buscan lectores, sino clientes. De esta forma, señaló, “entramos en un fenómeno espeluznante que consiste en la visualidad de la prensa virtual”, porque “la publicidad no se ve, se lee”. El periodista confesó no enterder por qué los medios en Internet se empeñan en alardear del millón de visitantes diarios, “tiene más la Virgen de Lourdes y no emite un virtual”, cuando lo que interesa no es sumar personas que te lean sino clientes con los que ganar dinero. Al final, vaticina, serán los propios publicistas los que acaben haciendo el periódico porque, “¿quién mejor que ellos para ordenar la información publicitaria?”
La prensa en papel está replicando las prácticas que se llevan a cabo en la digital, especialmente en los magazines dominicales. “Es una estafa que se podía llevar a los tribunales, porque todo es publicidad”. El lector, señaló, paga dos veces, y el periódico cobra el doble “la misma mierda de información”. Este “periódico publicitario” publica contenidos que llegan de agencia y ya no se envía a reporteros a cubrir informaciones. “Como en la sociedad misma, en el periodismo ha aumentado el descaro de una manera aplastante”.
Gregorio Morán tampoco quiso olvidarse del panorama televisivo. El que denomina “espíritu Berlusconi” fue letal para unos grupos de comunicación entre los que se instauró la idea de que no serían importantes si no poseían una cadena de televisión. “Lo que Berlusconi no les explicó es que en un periódico se pueden perder 50, hasta 100 millones. Pero en la tele se pueden perder millares”.
Los periodistas españoles son, por tanto, un fiel reflejo de sociedades que Morán califica como “mafiosas, sin sangre”. Su máxima ambición hoy es conseguir una asesoría en un ministerio o ayuntamiento. El deterioro de la honorabilidad se explica viendo que “estamos gobernados por el partido más corrupto de España y el extranjero” y las noticias que publica la prensa solo sirven para aumentar su número de votantes. El experto político sitúa este fenómeno en la Transición, donde a cambio de ganar unas libertades, se establecieron los consensos antes mencionados entre políticos, empresarios y periódicos de los que ahora pagamos las consecuencias. A este caldo de cultivo se une el que “el nivel social-mental de la población ha bajado mucho, incluso en el periodismo leer no es un placer, es algo bastante insólito. Y si uno no lee, es difícil que sepa escribir”, sentenció Gregorio Morán, dejando al público con una extraña sensación de haber sido atravesados por verdades dolorosas.