Cuando Steve Jobs presentó el iPad, allá por 2010, muchos usuarios se preguntaron para qué iban a necesitar un dispositivo que ni era un ordenador ni era un teléfono, perdiendo capacidades típicas de ambos dispositivos. La pregunta tenía lógica, pero se han vendido más de 1.000 millones de tabletas en siete años… así que más de mil millones de personas no pueden estar equivocadas.
Las tabletas ya forman parte del mundo tecnológico: el 51% de los hogares estadounidenses tiene una. En Francia, el 40%. Y en muchos casos los usuarios las han utilizado para sustituir al ordenador (la industria lo ha captado y los híbridos entre portátil y tableta, como el Surface de Microsoft, son vistos por muchos analistas como el futuro de esta industria: “ya no necesitamos tres dispositivos, sólo dos son suficientes”, explica Jitesh Ubrani, analista de IDC. “Y uno de ellos es necesariamente un smartphone”).
El problema no es que la tableta vaya a sustituir al ordenador portátil, sino que la venta de tabletas se ha estancado en los últimos años. La burbuja inicial se ha deshinchado y preocupa a la industria, especialmente a Apple y Samsung, que se llevan el 40% del mercado mundial. La explicación podría ser que “la vida de las tabletas es más larga de lo que podría esperarse y extiende, por tanto, el ciclo de sustitución”, explica Ubrani. Otra explicación podría ser la falta de innovación: apenas hay diferencias significativas entre un iPad de 2010 y uno de 2016. Por eso la gente no tiene la necesidad de cambiar.
Todo esto ha llevado a una caída del 16% en las ventas de tablets en 2016. Se vendieron 175 millones de unidades. Pero es que en 2015 las ventas ya habían caído un 10%. Las más perjudicadas son las líderes: en 2016 Apple y Samsung vendieron un 14% y un 20% menos, respectivamente.
En paralelo, quien ha aumentado sus ventas es Amazon, que ha conseguido crear un ecosistema propio y llevarse parte del mercado gracias a sus modelos de menos de 100 euros. Y pisan fuerte las chinas Lenovo y Huawei, que ya tienen un 6% del mercado mundial gracias a la potencia del mercado asiático.
Los usuarios siempre nos quejamos de la obsolescencia programada, que nos obliga a cambiar de dispositivo a pesar de que funciona bien. En 2017 y 2018 se prevén más caídas en las ventas de tabletas, algo que analistas como Peter King, de Strategy Analytics, explican con una frase demoledora: “el problema para Apple y los demás es que sus productos funcionan muy bien”. ¿La obsolescencia no programada se está cargando el negocio?