La 50ª edición del CES (Consumer Electronics Show) se ha convertido en “el gran punto de encuentro donde mostrar y enseñar a todo el mundo los productos y servicios tecnológicos que cambiarán el mundo en fechas próximas, transformarán industrias y otros sectores, y crearán nuevos mercados y nuevos puestos de trabajo”. Así lo define Gary Saphiro, el máximo responsable de la feria sobre tecnología más importante del planeta. Este año contará con 3.800 empresas expositoras en 230.000 metros cuadrados. Esperan recibir alrededor de 165.000 asistentes de 150 países. Cifras de vértigo para un evento que marca el futuro.
Entre las novedades de este año podremos ver la última generación de televisores, un producto habitual de este foro. Parece que tras la fiebre del 3D y las pantallas curvas se volverá a poner el acento en la calidad de la imagen, mejorando aún más el 4K. Aunque se presentarán las pantallas plegables de LG, un avance que pronto veremos en móviles.
Otros protagonistas serán la Inteligencia Artificial, la Realidad Virtual y los drones, habituales en los últimos años. Del primer campo, uno de los más prometedores en el mundo tecnológico, podrán verse las últimas novedades de Amazon Echo, el dispositivo llamado a conquistar los hogares de todo el mundo. No será el único, ya que Google pisa fuerte con Home… y decenas de empresas quieren hacer lo propio: según la organización del CES, el espacio destinado a dispositivos para el hogar ha aumentado un 49%, añadiendo 173 expositores a un espacio que roza los 8.000 metros cuadrados. Es uno de los sectores en los que más ha crecido el interés junto con la Realidad Virtual, que añade 72 expositores y un 37% más de espacio (ocupará 2.500 metros cuadrados). Este campo se combinará con la Realidad Aumentada, uno de los próximos objetivos de la industria. Los drones, por su parte, han visto en este evento un escaparate único para un sector que en 2015 vendió 400.000 unidades sólo en Estados Unidos, y que ahora busca dotar de sensores a estos aparatos para que puedan comenzar a gestionar su trayectoria de manera automatizada.
Sin embargo, lo que en los últimos años se lleva todas las miradas en el CES no son estos dispositivos… sino los coches. El asalto de la tecnología al mundo del vehículo ha convertido a esta feria en un salón del automóvil alternativo en el que se pueden ver los modelos más futuristas del momento. Uno de los modelos que pisarán fuerte es el Faraday FF91, cuyo objetivo no es otro que plantar cara a Tesla. Será eléctrico, se podrá recargar en casa (no serán necesarias estaciones de carga especiales) y, por supuesto, será autónomo. “Nuestro coche inteligente aprenderá de ti. Te reconocerá, para empezar, pero también sabrá cómo quieres el asiento o a dónde sueles ir, si hace buen tiempo o incluso si estás cansado”, explicaron durante la presentación. Se venderá a partir de 2019 y se desconoce su precio, aunque ya se puede reservar por 5.000 dólares. Casi nada.
Y si hablamos de futuro, este lo marcan las start-ups, que tienen especial protagonismo en esta feria y un tratamiento VIP, a pesar de codearse con los grandes nombres de la tecnología. Al contrario de lo que pasa en otros países, donde lo pequeño se ve como insuficiente, Silicon Valley reconoce sus orígenes y sabe que de estos pequeños vendrán los avances del futuro. “Estas empresas no sólo crean tecnologías disruptivas, sino también nuevos mercados”, explica Saphiro. “El crecimiento de este espacio [dedicado a las start-ups] nos recuerda año tras año el potencial de crecimiento que aún tiene nuestra industria”. Potencial basado, de nuevo, en cifras vertiginosas: este año se presentarán 20.000 productos nuevos en el CES. Todos ellos basados en la tecnología, un sector que cuenta con 15 millones de empleos en Estados Unidos que generan 413.000 millones de dólares anuales en impuestos: el 10% del PIB estadounidense. Nada que añadir.