Economía y Sociedad

Cuba 1959-2016

Así estaba la economía cubana cuando llegó el Comandante y mandó parar

Miguel Ormaetxea | Martes 29 de noviembre de 2016

Cuba era una de las economía más prosperas de América latina cuando Fidel Castro llega al poder en enero de 1959. Los datos muestran un desastre total y sin paliativos en la gestión que llevó a cabo la Revolución Cubana en 57 años. Los juicios políticos están divididos, pero las cifras evidencian que los hermanos Castro no serán absueltos por la Historia.



En 1959, Cuba era una potencia agrícola y la tercera economía latinoamericana. La renta per cápita de Cuba estaba ligeramente por encima de la española. Ahora está en 5.100 millones de euros, mientras que España está en 24.000 millones. En el 59, la isla tenía la única autopista existente en América Latina, más líneas férreas y más infraestructuras que cualquier país latinoamericano. Y más, por supuesto, que España. Cuba tenía condiciones excepcionales para la agricultura y exportaba alimentos en gran cantidad. Actualmente importa una gran parte de los alimentos que consume, en el año 2013 por valor de 1.800 millones de dólares. El peso cubano estaba a la par que el dólar en el 59.

En Cuba se daban unas condiciones excepcionales y la mezcla racial cubana ha proporcionado intelectuales y mano de obra de gran calidad. Sin la Revolución Cubana, Cuba sería sin ninguna duda la economía más próspera de América Latina. Los dos millones de exiliados cubanos han demostrado en EEUU y en otros países la calidad emprendedora y trabajadora del cubano.

El modelo económico soviético fue un desastre total, como era previsible. Pero es que además, la planificación centralizada y estatal ha cambiado de estrategia diez veces en estos años. Por otra parte, Cuba ha recibido más ayudas que ningún otro país de América Latina, 65.000 millones de dólares en 30 años de la URSS, más unos 13.000 millones de dólares anuales que aporta Venezuela, a pesar del desastre de Chávez y Maduro.

Hugo Chávez regaló a Obama en el 2009 un ejemplar del libro “Las venas abiertas de América Latina”, de Eduardo Galeano, tal vez el intelectual más influyente en el subcontinente desde el punto de vista político. Leí el libro hace ya muchos años como parte de mi trabajo de redactor jefe de internacional del diario económico ‘Cinco Días’: no pude pasar mucho más allá de la mitad a la vista de este panfleto de simplificaciones agitadoras sin el menor rigor económico. Galeano concluía por entonces que “no hay más camino para nuestro continente que la violencia”. De aquellas lluvias de agitación y propaganda intelectualmente inanes, han venido muchos barros en todo el continente latinoamericano, desde las FARC colombianas, los montoneros argentinos o la revolución bolivariana de Chávez y Maduro que ha terminado dejando sin papel higiénico al país con las mayores reservar petroleras del mundo.

“La necrofilia ideológica es el amor ciego por las ideas muertas”, dice Moisés Naím. América Latina ha sido y es aún muy adicta a las ideas muertas y a la repetición compulsiva de modelos totalmente fracasados, lo que ha sembrado de cadáveres y de miseria el subcontinente. Sendero Luminoso de Perú, adaptación mimética del maoísmo, es un ejemplo de ello. Argentina es otro país que ha practicado con frecuencia la necrofilia ideológica. Es uno de los pocos países que, habiendo alcanzado en los años 20 y 30 un nivel de vida entre los más desarrollados, se las arregló para subdesarrollarse con las diferentes versiones del peronismo. Arturo Frondizi fue uno de los pocos presidentes de la nación que tal vez pudo llevar a Argentina por una senda más acertada. Fue Frondizi quien advirtió al presidente Kennedy que Fidel Castro no era comunista en 1959, que el comunista era el argentino Che Guevara y que ambos estaban enfrentados. Le dijo proféticamente en una reunión en Punta del Este que decretar un embargo a Cuba era un enorme error que echaría a Fidel en brazos de la Unión Soviética. El gran error del embargo ha sido uno de los pilares que ha sustentado al régimen, hábilmente usado por Castro.

Otra importante ayuda que recibe el régimen cubano está en las remesas de aquellos que se han visto obligados a emigrar. En los últimos años han alcanzado cerca de 3.000 millones de dólares anuales y se están incrementando gracias al aumento del tope máximo autorizado de transferencias, elevado desde la distensión entre Cuba y EEUU.

Si comparamos la economía cubana con la española podemos encontrar algunos datos muy elocuentes. La educación y la sanidad son los dos puntales de la propaganda de los logros cubanos. El gasto en educación per cápita de Cuba está en 551 euros en 2014, mientras que en España es más del doble (1.027 euros). El gasto cubano en salud es de 458 euros y en España está en 1.464. La esperanza de vida en España está en 83 años y en Cuba es de 79. Pero tal vez el indicador más expresivo sea el Índice de Desarrollo Humano. Se trata de un índice que elabora Naciones Unidas que analiza la salud, la educación y los ingresos. El IDC de Cuba ha empeorado en los últimos años y en 2014 fue de 0,769 puntos, situando a Cuba en el puesto 67 de este ranking. El Índice de Desarrollo Humano de España está en 0,87 puntos y ocupamos el puesto 26.

Según 'Forbes', Fidel Castro ha acumulado una fortuna en torno a los 900 millones de dólares y ha aumentado significativamente en los últimos años de su vida. El dinero se estima que proviene de una red de compañías estatales entre las que se incluyen el Palacio de Convenciones, Cimex, tiendas al por menor y Medicuba, que vende productos farmacéuticos producidos en la isla. “Si pueden probar que tengo cuentas bancarias en el extranjero con un solo dólar, entrego mi puesto”, dijo en su momento Fidel Castro. La revista Forbes no dijo en ningún momento que la fortuna de Fidel estuviera depositada en el extranjero. Con todo, y aunque la publicación mencionada tiene prestigio, estas cifras hay que ponerlas siempre entre interrogantes.

El ingreso promedio de Cuba está en poco más de 500 pesos mensuales, unos 25 dólares al cambio oficial. El ingreso per cápita medido como paridad de poder de compra de Cuba es de 6.000 dólares anuales. Su vecino México está en 14.000 dólares. Según el Banco Central de Cuba, la isla debe 8.900 millones de dólares, además de unos 7.600 millones de “deudas congeladas” que no han sido reestructuradas en décadas.

Ante este colosal fracaso, es muy poco probable que la Historia absuelva a los hermanos Castro.

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