“Vamos a hacer que Apple comience a fabricar sus malditos ordenadores y dispositivos en este país en lugar de en otros países”. No es la frase más dura que ha dicho Donald Trump durante la campaña electoral que le ha dado la presidencia de los Estados Unidos. Pero sí una de las frases que marcan su supuesta hoja de ruta para el mundo tecnológico. Si eres estadounidense tal vez tengas motivos para preocuparte: a Trump no parece gustarle demasiado la tecnología (a pesar del papel de los trolls en su ascenso al poder). Si no eres estadounidense tal vez tengas motivos para alegrarte: Estados Unidos podría perder su papel impulsor de start-ups tecnológicas e innovación durante los próximos cuatro años, por lo que se abre una puerta para que otros países puedan tomar el relevo y liderar un cambio imparable. Diga lo que diga Trump. Y esto es lo que dice:
La tecnológica más importante del país es Apple, así que las amenazas se han centrado en el gigante de Cupertino: si no devuelve la producción a Estados Unidos, deberá enfrentarse a impuestos de hasta el 35%. La advertencia podría poner en riesgo el liderazgo mundial de la firma, la más valiosa del mundo. Si a partir de ahora se ven obligados a fabricar sus productos en Estados Unidos (con el considerable aumento de costes que supondría, dado que Trump quiere elevar el salario por hora hasta los 10 dólares), ¿cuánto costaría un iPhone? En un mercado que parece ser incapaz de absorber más dispositivos, la medida de Trump provocaría un aumento del precio de estos dispositivos (partiendo de la base de un precio excesivamente alto) o una disminución de las ganancias finales en caso de que Apple decidiera respetar el precio de sus productos a costa de ganar menos dinero, lo que se traduciría, en todo caso, en menor rentabilidad y en menores impuestos a pagar. Un mordisco más a la manzana.
Seguro que Tim Berners-Lee estará llorando en estos momentos. Y no es para menos: Trump no cree en la Neutralidad de la Red, y menos si Obama ha sido el impulsor de la legislación estadounidense encargada de proteger un derecho básico para que Internet siga siendo la herramienta global que da oportunidades a todos por igual. “El ataque de Obama a Internet es otro abuso de poder”, explicó en un tuit. “La Neutralidad de la Red es la ‘Fairness Doctrine’ y atacará a los medios conservadores”. Sin embargo, tampoco ha especificado ningún plan sobre Internet… o sí.
Cuando ha hablado de Internet lo ha hecho refiriéndose al uso que hacen muchos grupos terroristas de la Red para reclutar a gente. “Estamos perdiendo mucho por culpa de Internet y tenemos que hacer algo. Tenemos que ir a ver a Bill Gates y a mucha otra gente que realmente entiende lo que está pasando. Tenemos que hablar con ellos y, quizá en ciertas zonas, cerrar ese Internet de alguna forma”, explicó, refiriéndose a cortar el acceso a la Red en zonas de Siria e Iraq. El objetivo sería evitar “que la gente que quiere matarnos y matar a nuestro país use nuestro Internet”. Y es que Trump ha destacado en varias ocasiones que Estados Unidos inventó Internet, a pesar de que ahora mismo es una tecnología global que no pertenece a ningún país, máxime cuando Obama ha impulsado el fin del control estadounidense que quedaba como remanente sobre aspectos básicos para el funcionamiento y la organización de la Red.
Así de claro: está a favor de seguir espiando a quien sea. “Asumo que cuando cojo mi teléfono, la gente está escuchando mis conversaciones de todas formas. Es algo triste decir esto. Pero me pongo del lado de la seguridad”, explicó, dando a entender que está a favor de la recolección sistemática de datos derivados de conversaciones y comunicaciones. Sin embargo, no se sabe si se refiere únicamente a ciudadanos estadounidenses concretos, a la ciudadanía estadounidense en general o a jefes de estado y de gobierno…
¿Y a quién hay que boicotear? Exacto: a Apple. El caso del iPhone de San Bernardino supuso un pulso entre Apple y la Administración estadounidense, dado que era la única prueba que podía esclarecer el atentado y estaba bloqueada por el cifrado que la tecnológica se negó a romper alegando su obligación de proteger la privacidad de sus clientes. Trump también opinó sobre el tema: “¿Creer que Apple no nos dejará meternos en su teléfono? ¿Quién se creen que son? No, tenemos que abrirlo”, dijo. Pero lo realmente polémico llegó tiempo después: “Lo que yo creo que deberíais hacer es boicotear a Apple hasta que entreguen ese código de seguridad. ¿Os gustaría hacerlo? ¡Se me acaba de ocurrir! Boicotear a Apple”. Claro que estas palabras se volvieron en su contra cuando los internautas se dieron cuenta de que Donald Trump tuiteaba desde su iPhone.
Merece un apartado especial, ya que durante la campaña ha habido una cruenta guerra entre Trump y Jeff Bezos, fundador de Amazon y propietario del ‘Washington Post’. En el punto de mira del ahora presidente está el ‘Washington Post’, periódico que ha criticado duramente al candidato republicano, quien ya durante la campaña advirtió a Bezos sobre las consecuencias del comportamiento de su diario: “Tengo respeto por Jeff Bezos, pero él compró el ‘Washington Post’ para tener influencia política […]. Él es dueño de Amazon, quiere influencia política porque Amazon se beneficiará de ello. Eso no está bien. Y créame, si llego a ser presidente, oh, tendrán problemas. Van a tener este tipo de problemas”. Aunque las palabras no acobardaron a Bezos, que recomendó a Trump un viaje al espacio (no sabemos si de ida y vuelta).
Sin embargo, desde Amazon son conscientes de los riesgos que implica la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Algunos son la fiscalidad de Amazon, una empresa que factura más de 14.000 millones de dólares al año pero que oficialmente tiene bajos beneficios, y el monopolio que ejerce sobre el mercado digital (hasta el 20% estadounidense está en sus manos). Trump ha llegado a calificar de “gran refugio fiscal” a las posibles convergencias empresariales entre Amazon y el ‘Washington Post’. Ya sabemos qué periódico no se leerá en el Despacho Oval.
Como finalmente ha ganado Trump, Silicon Valley se ha visto, tal vez por primera vez en mucho tiempo, carente de la influencia que caracteriza a esta zona del planeta. De nada parece haber servido la carta que lanzaron algunos empresarios del sector advirtiendo del riesgo de Trump en la Casa Blanca o las veladas críticas a determinadas propuestas del ahora presidente, así que la reacción de Silicon Valley ha sido más radical: quieren que California abandone los Estados Unidos y se convierta en un país independiente. Aunque no va a prosperar, el mundo tecnológico no quiere juntarse con un presidente que considera un invento chino el calentamiento global (por lo que va a reducir el presupuesto destinado a combatirlo) y que califica como “gente ingenua” a quienes defienden la libertad de expresión en Internet. Y en esas estamos.