Tras conocerse los resultados de las elecciones presidenciales de EEUU, cabe analizar el papel de la prensa en los últimos meses y cuáles son las vergüenzas que han quedado al descubierto.
El salvavidas electoral: más dura será la caída
Donald Trump ha sido un caramelo para la prensa. Protagonista absoluto de la campaña, el interés por su figura ha sido clave para que los medios anotaran cifras récord de audiencia y registraran un mayor volumen de ingresos publicitarios. Pero uno de los periódicos que más se ha beneficiado de esta situación, ‘The Washington Post’, asegura que “ya hay señales de que ni el impulso de la campaña ha sido suficiente para evitar un mayor deterioro económico en algunas partes del negocio de las noticias”.
El año electoral ha provocado que el ‘Post’ alcance los 83,1 millones de visitantes únicos casi todos los meses, según comScore. O que ‘The New York Times’ ganara 116.000 suscriptores en el último trimestre. Pero con un precedente como el del año 2009, los medios no tendrán más remedio que aceptar su vuelta a la realidad. El director de CNN, Jeff Zucker, pronosticó recientemente que los índices de audiencia de las cadenas locales caerían un 25% tras el año electoral. Aunque desde la CNN, el ‘Post’ o el ‘NYT’ consideren que gran parte de esta audiencia ha llegado para quedarse, lo cierto es que esta visión podría catalogarse de demasiado optimista. Si no, no se explica que grandes compañías como ‘The New York Times’, ‘The Wall Street Journal’, ‘The Guardian’ o Gannett planeen reducir sus plantillas en 2017. Si la audiencia no responde, los medios lo pasarán mal, con una publicidad impresa que sigue en caída libre (el ‘NTY’ sufrió un descenso del 19% en el último trimestre).
Nula capacidad de influencia en el electorado
Estas elecciones presidenciales también se recordarán por la decisión de muchos periódicos de romper su histórica neutralidad durante las campañas. Es el caso de ‘USA Today’, que decidió acabar con 34 años de neutralidad por evitar la victoria de Trump. En un duro editorial, el diario llegó a calificar al magnate de ‘mentiroso compulsivo’ e “incapacitado para la Presidencia”. Incluso periódicos que tradicionalmente respaldaban al candidato republicano, como ‘The Dallas Morning News’, decidieron darle la espalda.
‘Nieman Journalism Lab’ contabiliza el apoyo a Hillary Clinton en 229 diarios y 131 semanarios, mientras que Donald Trump solo consiguió el respaldo de 9 diarios y 4 semanarios. A estas horas ya sabemos que una campaña mediática en contra no ha tenido la menor incidencia en el resultado de las elecciones.
'The New York Times' incluso ha querido ir más allá y hacer autocrítica, asegurando que ni expertos, ni medios, ni encuestadores fueron capaces de vaticinar este desenlace. Exactamente lo mismo que ocurrió con el Brexit o el famoso 'sorpasso' en la izquierda española.
Pero si hay una realidad dolorosa para la prensa es que, mientras que estas organizaciones han invertido muchos recursos en destapar el lado oscuro de Trump, son las redes sociales las que han jugado un papel fundamental en su triunfo. Las campañas de Obama en Twitter fueron objeto de estudio y Trump aprendió la lección. Aunque para alcanzar la victoria final tuviera que recurrir a artes tan poco limpias como el uso de trolls. El experto en comunicación Pablo J. Boczkowski señala dos consecuencias inmediatas de este protagonismo perdido: la disminución de los gastos en anuncios electorales en medios de comunicación en favor de los medios sociales y un cambio en el tono de las noticias políticas que se equipare al modo actual de consumir información en redes sociales y dispositivos móviles (más énfasis en los titulares, tono sensacionalista, menor análisis…).
El periódico del día después nace muerto
La prensa impresa en Europa se ha tenido que enfrentar una vez más a su situación más absurda: mandar a rotativas un producto que va a caducar antes de llegar a los quioscos.
Cuando todo el planeta ya conocía el nombre del 45º presidente de los EEUU, los lectores desayunaban con unos periódicos en papel cuyas portadas evidenciaban la muerte de este negocio. Diarios como ‘El País’ o ‘Le Monde’ no han tenido más remedio que lanzar una segunda edición, aunque en sus versiones digitales ya habían utilizado toda la tecnología a su alcance para ofrecer datos constantemente actualizados. Da para reflexión.
Actualización: La última gran derrota del papel no se ha vivido a este lado del Atlántico, sino en Nueva York. El semanario 'Newsweek' distribuyó la noche del martes dos ediciones especiales diferentes: una con la victoria de Trump y otra con la de Clinton. Las órdenes eran que no se pusieran a la venta hasta que no se conocieran los resultados. Al final, tuvieron que retirar 125.000 ejemplares de 'Madam President' y poner a la venta 150.000 sobre el presidente Trump. Los números que se pusieron a la venta por error ya alcanzan en eBay cifras astronómicas.