Cuando los videojuegos dieron el salto a los móviles se impuso el modelo freemium, que permite descargarse el juego de manera gratuita a cambio de ofrecer a los jugadores la posibilidad de pagar por productos virtuales o mejoras en su estatus dentro del juego. La transacción es sencilla: el videojuego incorpora una tienda virtual en la que el jugador compra con dinero ficticio productos para el juego (escudos, armas, medios de transporte, pistas para continuar la partida, etc.). Sin embargo, para que el jugador pueda adquirir esos productos virtuales con dinero ficticio, es necesario que haya comprado previamente esas monedas virtuales, ficticias y propias del juego. Y eso lo hace con dinero real.
Ahora, la Agencia de Servicios Financieros (FSA) de Japón baraja regular esas monedas virtuales, ya que muchos usuarios invierten cantidades de dinero real en comprar dinero ficticio que acumulan en sus cuentas digitales. Y el país cree que los desarrolladores de los videojuegos deberían ser capaces de asegurar con dinero real ese dinero virtual, por lo que la medida exigiría disponer de depósitos de yenes en cuentas bancarias del país para garantizar los depósitos virtuales de los usuarios. Una de las primeras monedas que tienen en mente son las ‘PokéCoins’ de Pokémon Go, por lo que la FSA ya está en conversaciones con Niantic, el estudio desarrollador del popular juego, para estudiar esta propuesta.
El motivo para plantear esta cuestión radica en que la FSA podría considerar a estas monedas virtuales como un sistema de prepago, por lo que deberían regularse según la Ley de Servicios de Pago japonesa. En cierto modo son, efectivamente, un sistema de prepago, dado que el jugador deposita un dinero real para adquirir créditos virtuales que, al gastar, se descuentan del montante invertido. Como sucede con cualquier servicio de prepago.
De aprobarse la medida, los desarrolladores de estos videojuegos deberían revelar el saldo que tienen los jugadores en sus cuentas virtuales en marzo y septiembre de cada año para cumplir con las obligaciones fiscales pertinentes. Si algún videojuego superase los 96.300 dólares (alrededor de 88.445 euros) en depósitos virtuales, el estudio desarrollador debería depositar el 50% no gastado por los jugadores en yenes reales y en una cuenta bancaria del país.
Según una investigación de SuperData Research, los ingresos anuales en videojuegos para móviles en Japón se han triplicado desde 2012, hasta alcanzar los 8.600 millones de dólares en 2016 (cerca de 8.000 millones de euros). Los analistas explican que parte de este crecimiento se debe a las ventas de dinero virtual.