El periodismo vive un momento de crisis y desconcierto total porque el cambio tecnológico le ha impactado de lleno. Pero ahora estamos acercándonos a una nueva frontera en la que la Inteligencia Artificial, el ‘machine learning’ y las máquinas de alto rendimiento, pueden crear una disrupción en las profesiones mayor que la que ha originado la llegada de Internet. También en la profesión periodística y en los medios.
Desde distintos campos, los expertos vienen advirtiéndonos que los robots estarán listos para reemplazar una gran parte de la fuerza laboral actual. Sin embargo, es creencia bastante generalizada que el trabajo humano en temas complejos no puede ser sustituido por máquinas. Richard y Daniel Susskind publican en la prestigiosa ‘Harvard Business Review’ un interesante trabajo que es el resultado de más de cien entrevistas entre profesionales tales como médicos, profesores, auditores, asesores fiscales, consultores o periodistas. Su conclusión es justo la contraria a la creencia generalizada. En unas décadas, estas profesiones tradicionales van a ser desmanteladas y una gran parte de estas profesiones bien pagadas serán sustituidas por gente de más bajo nivel, nuevos tipos de profesionales, todos ellos asistidos por la Inteligencia Artificial y los sistemas de alto rendimiento.
Se cree que los ordenadores son incapaces de ejercer un juicio complejo, ser creativos o desarrollar la empatía necesaria para un trabajo en contacto con el público. Eso es un error que parte de la idea de que las máquinas imitan el comportamiento humano, cuando la Inteligencia Artificial está desarrollando sus propios métodos para superar holgadamente las capacidades humanas en muchos trabajos.
Richard y Daniel Suskind mencionan algunos indicadores tempranos de lo que llaman un cambio fundamental en el servicio profesional. Por ejemplo, mencionan que la red WebMD, una colección de sitios web de salud de EEUU, recibe ya más visitas mensuales que todos los médicos del país. Millones de desacuerdos en el comercio se resuelven ya mediante “resolución de conflictos en línea” en lugar de abogados y jueces. El software de preparación de impuestos en línea está sustituyendo a los asesores fiscales en EEUU. Más de 50 millones de personas los emplean en ese país. La comunidad en línea WikiHouse diseña casas que podrían ser “impresas” y montadas por menos de 50.000 libras.
La organización de las profesiones hoy en día se hace cada vez menos accesible, cara e ineficiente, como sucede en la medicina, en la justicia, en la educación, en la consultoría y en la auditoría, pero también en otras profesiones complejas.
En el campo del periodismo se vienen publicando bastantes noticias de robots que realizan tareas fáciles como redactar noticias, de bolsa, de resultados de empresas o de deportes. Pero el corazón del problema va mucho más allá. Hay una creciente evidencia de que el impacto de Internet en los medios de comunicación ha multiplicado la oferta informativa hasta la náusea, pero el resultado, hasta ahora, es deplorable: el gran magma de la información digital es una “sopa boba” de información repetitiva, pequeñas anécdotas no significativas, falsedades y manipulaciones varias. Internet está devorando la verdad. Los sistemas inteligentes pueden desarrollar aquí una gran labor, desbrozando, recopilando y desvelando los hechos comprobados, dotándolos de significado y de conocimiento. Los nuevos periodistas de la era postindustrial están aún por desarrollar y es probable que se sitúen en diversos cometidos, asistidos cada vez más por una tecnología inteligente.
Hay un peligro añadido a todo esto: Google, Amazon, Apple, Facebook y Microsoft están llevando a cabo de manera sistemática compras de empresas de Inteligencia Artificial. Pueden tener pronto un control dominante sobre el talento y la tecnología de la Inteligencia Artificial, proporcionado por un monopolio mucho más avasallador que los que se formaron en la primera mitad del siglo XX. Y Europa está reaccionando tarde y mal a este desafío clave.