Los anuncios en la televisión tradicional han llegado a un nivel exasperante, con continuas interrupciones que machacan al telespectador, pero hay claras señales de que se van a enfrentar a un creciente rechazo por parte del público, tendencia que se entronca con una corriente de fondo en la sociedad digital. El estupendo negocio de Telecinco y Antena 3 puede entrar en declive.
El duopolio creado en España por una decisión del gobierno de Zapatero, que terminó con la presencia de publicidad en RTVE, ha resultado una máquina de hacer dinero. En los nueve primeros meses de este año, el grupo Antena 3 tuvo unos ingresos netos de nada menos que 544 millones de euros, con un beneficio de 119 millones. Por su parte, Telecinco (Mediaset) registra unas cifras notablemente parecidas: ingresos netos de 521 millones y beneficio de 117 millones. Tan brillantes resultados pueden tener los días contados. Según datos de la agencia Ymedia, el mercado publicitario televisivo experimentó sensibles subidas en los primeros meses de este año, pero sufrió un ligero retroceso del 2% en junio. Coincide con un descenso en el consumo promedio de televisión en el mes, que fue de 214 minutos. Se ha destacado que la publicidad televisiva volvió a caer en septiembre, cuando este mes suele ser uno de los mejores del año, ya que las cadenas aprovechan para lanzar su mejor programación.
Fuera de España y en los mercados más avanzados, hay crecientes signos de un cambio paulatino de paradigma en el negocio de la televisión. El servicio en streaming que ofrece Netflix es ahora mismo un faro en el que se mira el sector. Ante la nueva competencia de empresas como Hulu y Amazon, Netflix se ha planteado mostrar anuncios, como ya hace su competidor Hulu, pero se ha encontrado con una fuerte oposición por parte de sus clientes. Una encuesta realizada por Reddit refleja que casi las tres cuartas partes de los clientes de Netflix afirmaron que se darían de baja del servicio si Netflix empezaba a emitir anuncios. Un altísimo porcentaje del 90% dijo que preferiría una subida del precio de la suscripción antes que tener que tragarse la publicidad.
También en EEUU hay malas noticias para las empresas de televisión por cable. La consultora CG42 ha dado la voz de alarma estimando que 800.000 clientes de cable van a cancelar sus suscripciones en los próximos 12 meses, con lo que las empresas del sector podrían perder cerca de 1.000 millones de dólares en el ejercicio. El público quiere servicios de televisión más flexibles y adaptados a las personas más jóvenes.