La periodista acudió a Segovia para presentar su último libro, ‘Hagamos memoria’, en el que analiza la relación entre periodistas y políticos desde la Transición hasta nuestros días.
En un año tan convulso como el que estamos viviendo en lo que respecta a la política, la periodista Nativel Preciado ha querido echar la vista atrás para comprender mejor de dónde venimos y hacia dónde vamos como país.
Nativel pertenece a una generación de periodistas que fueron testigos privilegiados del paso de la Dictadura a la ansiada democracia. Ahora vivimos una segunda Transición, con la irrupción de nuevos partidos que quieren acabar con la austeridad y la corrupción a las que nos han abocado los políticos del llamado “régimen anterior”. La periodista entiende perfectamente este ánimo, puesto que “con 18 años yo también consideraba que todo empezaba con mi generación”. Para los jóvenes era difícil entender que “vejestorios” como Fraga o Carrillo siguieran ahí si ellos ya estaban empujando con tanta fuerza.
Por todo ello, considera que es un buen momento para hacer memoria y no repetir viejos errores. Visto con el prisma de 2016, los logros conseguidos en una época que ahora está siendo tan denostada son evidentes. Durante la Transición se consiguió vencer el miedo y avanzar en derechos como los de la mujer. Sin embargo, no se renovaron estamentos como el ejército, la adjudicatura o la policía “porque nadie quería más violencia” y, sin ella, “no se podía hacer mucho más”. El problema, según Nativel, es que “lo que no se hizo en la Transición, tampoco se hizo después en democracia”.
Si hay un momento clave en el que su generación realmente valoró el trabajo de los políticos fue tras el 23F. “Los que pedíamos ir más deprisa, ese día nos convertimos a la democracia positivista”. Una democracia en la que se producían avances lentos, pero preferibles en cualquier caso a las metralletas.
Periodistas y políticos
Nativel conoce bien las relaciones entre el periodismo y la política desde 1966, año en el que empezó a escribir en el periódico ‘Arriba’ en un ambiente que califica de “muy hostil”. En la redacción convivía con falangistas antifranquistas entre los que había auténticos nazis con pistola que intentaron abusar de ella. Después pasaría a formar parte de la plantilla del diario ‘Madrid’ en el que experimentó la libertad de expresión con condiciones. Como cualquier periódico en la época, sufrió la censura y fue clausurado durante tres meses por vulnerar la estricta ‘Ley Fraga’.
Con Adolfo Suárez no solo fue injusta la ciudadanía. Ser un político del Régimen que supo “hacer la pelota a quien debía para ascender”, no le ayudaba a tener buena prensa. Pero visto con perspectiva, a Suárez se le ha de reconocer su esfuerzo por asentar la democracia en nuestro país y marcharse cuando consideraba que podía ser un obstáculo para lograrlo. “Ahora eso no lo hace nadie”.
Nativel confiesa que durante la Transición era difícil para los periodistas no mantener cierto nivel de compadreo con los políticos en el Congreso. Juntos habían acudido a manifestaciones y encuentros juveniles, y no podían desvincularse de pronto de ese pasado. Sin embargo, fueron los propios socialistas al llegar al poder los que quisieron marcar distancias: del ‘compañero Felipe’ se pasó al ‘señor Presidente’.
Y en la actualidad, ¿en qué fase se encuentra la relación del binomio periodismo-política? Pues a tenor de los comentarios que realizó la periodista durante la charla, no es mucho mejor que la de tiempos pasados. Por ejemplo, el director de su periódico le permitió contar que en una entrevista Fraga le había mandado a la mierda. “Ahora no vería tan fácil que me dejaran publicarlo”, aseguró. Lo que sí se ha conseguido es acabar con esa protección excesiva a la Corona. El miedo al Rey por su título de comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas saltó por los aires tras la cacería en Botsuana. A juicio de Nativel, “al Rey le hubiera venido bien que la prensa le hubiera frenado antes”.
Finalmente la periodista aseguró que los periodistas en la actualidad “pintamos mucho menos” de forma individual y “estamos mucho más manipulados y bajo controles más estrictos”. En los medios simplemente tiene que haber “cierta apariencia de democracia”, que no es del todo real. Por ello, quiso acabar el coloquio rompiendo una lanza a favor de una profesión que es “el mejor ejercicio contra la tiranía, porque los periodistas se juegan mucho al contarlo”.