El acto inaugural de Hay Festival Segovia centró el debate en las transformaciones que ha experimentado la sociedad gracias a la revolución digital. Empresas como “El País” y BBVA han tenido que ir adoptando rápidamente los cambios tecnológicos y reinventándose para no perder el tren del progreso.
El exdirector de “The Times of India”, Dileep Padgaonkar, fue el encargado de moderar el debate que inauguraba la undécima edición del festival de las ideas, las artes visuales y la literatura en Segovia.
Padgaonkar planteó una serie de preguntas a los ponentes para intentar comprender cómo está afectando la revolución digital a diferentes ámbitos de la sociedad. Clara Barrabés, economista de BBVA Research, aseguró que la transformación digital es exponencial y los impactos cada vez se están produciendo a mayor velocidad. Sin embargo, esta revolución no tendrá el mismo efecto en el entorno laboral entre los diferentes agentes. “Aunque los trabajos manuales de momento no se han visto muy afectados por los robots, las tareas rutinarias son las que corren más peligro de desaparecer”.
En el BBVA se han producido cambios que han alterado por completo la forma de trabajar. La eliminación de los símbolos externos de estatus ha dado paso a unos modelos de relación más colaborativos en los que no hay líneas jerárquicas muy marcadas. En este sector se están incorporando nuevos perfiles profesionales que contribuyen a crear una banca “más ágil y cercana”. Porque las ideas pueden llegan de cualquier persona, que se convierte en relevante por lo que aporta, no por el cargo que ocupa.
Al ser cuestionada por la tecnología en la que invertiría su dinero, Barrabés no quiso pronunciarse, pero sí mostró su predilección de cara al futuro por el blockchain y la posibilidad de hacer traspasos de propiedad siendo la propia red la que certifique esa transacción.
Redes sociales
Uno de los cambios más significativos que se han producido en los últimos años tiene relación con la aparición de los medios sociales. El embajador de Reino Unido en España, Simon Manley, introdujo el debate asegurando que “la diplomacia también debe ser digital” y por ello su Embajada emplea las redes sociales “para tener un contacto más directo con la gente”. Por su parte, Padgaonkar habló de la presión política y burocrática que sufren los medios, en contraposición a las redes sociales, donde no hay filtros y todo pasa. En un país como la India juegan un papel fundamental, ya que gracias al “tsunami diario de información que circula por estas plataformas” la gente está más al corriente de lo que pasa. Para el filósofo Javier Gomá estas redes son una expresión del fin del principio de jerarquía. Las personas que tenían más prestigio ven cómo son otros los que acumulan más seguidores y son más influyentes en este canal que ellos. Por último, David Alandete, director adjunto de “El País”, aseguró que ya no se podía hablar de redes sociales, sino de plataformas de distribución, al igual que estamos ante un cambio de paradigma en el que la transformación ya no es digital, sino móvil.
“El País” se reinventa
“La tecnología ha nivelado el campo”, aseguraba el periodista, pero un periódico como “El País” debe diferenciarse de un bloguero “en la rigurosidad, calidad y contenido añadido”. Las personas que de verdad realiza un cambio en la sociedad no suele ocupar portadas, pero un medio prestigioso debe darles cabida. En la marca “Materia” publican entrevistas a científicos, en Babelia dedican gran espacio a la cultura… Los medios van hacia un modelo en el que información de calidad como una columna de Vargas Llosa o reportajes de investigación sean financiados por los lectores.
En el Facebook del diario (y pronto en Twitter) han incorporado robots que interactúan con los lectores respondiendo a sus preguntas. Al igual que en el BBVA, la redacción que estrenaron en marzo se ha transformado en un “centro de producción de noticias” en el que no hay despachos y los ingenieros trabajan codo con codo con los redactores. Las nuevas herramientas permiten ver cuál es la mejor manera de llevar cada información al lector, qué titular va a tener un índice de lectura mayor o qué busca la gente en Google en tiempo real. Eso sí, aunque la digitalización es un hecho, “las decisiones siempre las tiene que tomar alguien en el extremo del conocimiento, no un robot”, afirmó Alandete.
En opinión del directivo, los periodistas no pueden saber solo de su especialidad, sino que deben adaptarse al nuevo ecosistema rápidamente (curiosamente los mayores de 60 años son los que mejor lo han hecho), y estar preparados para ver cómo se destruye mano de obra y cómo se crea otra. Es una situación que resulta traumática, pero que no debe hacernos caer en el pesimismo, sentencia.
¿Es bueno el cambio?
Javier Gomá puso el énfasis en una tecnología concebida como “un instrumento que amplía la libertad individual”, pero que, al igual que un cuchillo, “puedes compartirlo o clavárselo al necesitado”. La tecnología “es neutra moralmente”, pero se puede usar con distintos fines. Las consecuencias culturales y éticas que ha producido son extraordinarias, pero no tenemos que confundir ser libres con ser elegantes, en el sentido de saber elegir bien. Somos capaces de ser sofisticados en tecnología, pero no hemos desarrollado los sentimientos éticos que deben guiar a esa libertad ampliada que proporciona la era digital.
Finalmente, los ponentes destacaron que la única constante es el cambio: todo es efímero y accidental, y lo que determina las sociedades es cómo hacen frente a esos cambios. El mundo cada vez será más cosmopolita y estará más preparado para afrontar los problemas globales. Porque, como asegura Gomá, “solo hay un pueblo, la Humanidad, y un principio, la dignidad”.