Hay un hecho que resulta una gran amenaza para la información digital a medio plazo, pero el tema se aborda muy poco porque a todos les conviene callar: más de la mitad de la publicidad digital no es vista nunca por un humano, lo que produce una burbuja artificial en el mercado.
El Interactive Bureau (IAB), la asociación que agrupa a los profesionales del sector digital en EEUU, ha estimado que el fraude ha costado 8.200 millones de dólares el pasado año a la industria americana de la publicidad digital. Otro estudio reciente, llevado a cabo por la sociedad americana de ciberseguridad Distil Networks, afirma que de cada 3 dólares invertidos en publicidad en Internet, un dólar va a los bolsillos de los defraudadores. Ante la evidencia de que este fenómeno se está amplificando hasta límites peligrosos, la IAB está poniendo en marcha una nueva organización denominada TAG (Trustworthy Accountability Group), que agrupa a los editores, los anunciantes y las agencias, a fin de establecer unas normas claras y un sistema de control que permita eliminar el fraude y restablecer la confianza en los mercados de la publicidad digital.
El año pasado la publicidad digital facturó 154.000 millones de dólares en el mundo, según PwC. La cifra crece sin parar, pero la falta de transparencia del sector ensombrece este futuro. Ante estos hechos se está abriendo paso la necesidad de crear organismos que actúen de policía del sector y disminuyan o hagan desaparecer el fraude. Los robots que mandan tráfico fraudulento son un recurso que crece peligrosamente y es necesario empezar a ponerle coto.
En España, el último informe AEDE Deloitte informa que el conjunto de los diarios agrupados en esta asociación facturó en los primeros seis meses del año 68 millones de euros por publicidad, de los cuales 20 millones llegaron por las ediciones digitales (el 28% del total de ingresos publicitarios). Mientras que los ingresos de la publicidad impresa siguen disminuyendo sin cesar en la mayor parte de los diarios, la publicidad digital está ofreciendo un despegue muy notable. Por ejemplo, “El País” aumentó un 26% su facturación por publicidad digital en los primeros seis meses; “La Razón” incrementó su facturación digital nada menos que un 53% y “El Mundo” crece un 13%. Pero, ¿qué pasaría si sus multimillonarias audiencias se vieran deflactadas por la realidad?