El 2 de septiembre era la fecha marcada en el calendario para poner a la venta de manera oficial el Samsung Galaxy Note 7, el nuevo “phablet” de la marca coreana tras dos años sin nuevos modelos de la serie en Europa. La preventa comenzó a mediados de agosto y casi al instante llegaron malas noticias: al menos dos usuarios habían anunciado la quema de su terminal mientras cargaban la batería.
Lo que en un principio se consideraron casos aislados o algo provocado por el uso de cables USB-C defectuosos ha terminado por convertirse en un problema real para Samsung, que ha decidido llamar a revisión a todos los terminales vendidos hasta el momento. La compañía ha explicado que ofrecerá a los usuarios la posibilidad de cambiar el terminal por otro de la misma marca de manera provisional, hasta esclarecer si se trata de un problema puntual o si el riesgo está presente en todos los aparatos fabricados y vendidos.
El Samsung Galaxy Note 7 es la vuelta a Europa de la serie Note, los populares “phablets” (teléfonos de gran tamaño) de la poderosa marca coreana. Este modelo, que fue presentado hace un mes, incorpora un escáner de iris como medida de seguridad y un lápiz para escribir o dibujar en la pantalla. El aparato incorpora una cámara de 12 megapíxeles, tiene 4GB de RAM y cuesta alrededor de 800 euros.