La histórica sanción de la Comisión Europea a Apple (13.000 millones de euros más intereses) pretende resarcir a Irlanda de impuestos no pagados por la multinacional estadounidense entre 2003 y 2014 por sus operaciones en el continente.
Apple deberá pagar a Irlanda porque es allí, en Cork, donde tiene su sede europea. El mercado único europeo permite a las empresas operar en toda la Unión desde cualquier país miembro. La elección de Irlanda por la mayoría de las empresas digitales tiene su razón: el impuesto de sociedades es del 12,5%, frente al 33% que se puede alcanzar en Francia, el 22% de Suecia y el 30% de Alemania. En España puede llegar al 28%. Como añadido a la ya de por sí ventajosa tributación que impone Irlanda están los presuntos acuerdos privados entre el gobierno irlandés y algunas empresas, según los cuales se crearía una especie de marco fiscal a medida de cada compañía. En LuxLeaks, la famosa filtración de los “papeles de Luxemburgo”, se desvelaron acuerdos similares en los Países Bajos y en el propio Luxemburgo.
La Comisión Europea afirma que Apple pagó el 0,05% en 2011 e incluso el 0,005% en 2014 en Irlanda por sus operaciones en Europa. La cuestión no es cuánto pagó, ya que los países miembros de la Unión Europea conservan la exclusividad de la competencia de establecer sus regímenes fiscales: la Comisión sanciona a Apple porque se supone que dichos beneficios fiscales no estaban disponibles para otras empresas, lo cual afecta a la competencia. En 1991, el gobierno irlandés y Apple sellaron un acuerdo para establecer la sede europea de la compañía en Irlanda. Se renovó en 2007.
Existen dos filiales de Apple en Irlanda: Apple Sales International y Apple Operations Europe. A través de la primera se gestionan las ventas de los productos de la marca en Europa, Oriente Medio, África y la India. Ambas filiales apenas tienen empleados, ya que son oficinas comerciales que dependen de la matriz, ubicada en Cupertino (California, Estados Unidos). Estas oficinas tienen licencia para comercializar los productos de Apple a cambio de financiar proyectos de investigación de la compañía (los cuales se llevan a cabo en Estados Unidos). Y estas oficinas son las “propietarias” de las tiendas de Apple en los países en los que operan, por lo que cualquier compra que se haga en cualquiera de los mercados antes mencionados no se tributa en dicho país, sino en Irlanda. Según la Comisión Europa, Apple Sales International “no tiene sede en ningún país, ningún empleado ni instalaciones. Sus actividades consisten en reuniones ocasionales de la junta directiva. La amplia mayoría de los beneficios se distribuían a través de ella, y no de la rama irlandesa, sin tributar”. Apple Sales International tuvo beneficios de 16.000 millones de euros en 2011, pero únicamente fueron gravados 50 millones, de los cuales llegaron a las arcas públicas apenas 10 millones.
No es ilegal pagar pocos impuestos, no es ilegal que un país europeo establezca bajos tipos impositivos y no es ilegal establecer la sede fiscal en cualquier país miembro de la Unión Europea y vender o producir en otros países del club. Tampoco están prohibidos los “tax ruling”, acuerdos entre empresas y un Estado para establecer un marco fiscal que regule las relaciones entre ambos. Lo que sí está prohibido en la Unión Europea es que esos acuerdos sólo estén disponibles para empresas específicas, ya que perjudica a la competencia. Si hay acuerdos beneficiosos, tienen que estar disponibles para todos los actores en igualdad de condiciones. Y es lo que la Unión Europea ha penalizado en este caso: en teoría, sólo Apple podía acceder a los tipos impositivos con los que gravó sus operaciones.
La compañía no está muy contenta con esta sanción, evidentemente. En una carta publicada en su web han explicado que recurrirán la decisión de la Comisión y que, en caso de tener que pagar ese dinero, el empleo creado en Europa (que cifran en 1,5 millones de puestos) podría verse perjudicado. La multa de 13.000 millones supone el 25% de las ganancias netas de 2015. Las ventas facturadas en Irlanda suponen el 90% del beneficio no estadounidense del Grupo.
Pues sí. El Gobierno de los Estados Unidos está molesto por el escrutinio al que la Unión Europea está sometiendo a sus empresas de corte digital. Y ya advirtieron contra un fallo de estas características. También Irlanda defiende a Apple y asegura que recurrirá la decisión, aunque podría ser multada si decidiera no ingresar los 13.000 millones de la sanción.
Muchas multinacionales establecen su sede fiscal europea en Irlanda y operan de manera similar, así que esta decisión abre la caja de Pandora: podría haber más empresas afectadas. De hecho, el fallo de la Comisión Europea (que tiene 130 páginas) cita al menos 10 ejemplos en los que podría haber sucedido algo similar.