Se hizo famoso tras publicar su libro: “Tengo 18 años y ni estudio ni trabajo. ¡Monto empresas y vivo haciendo lo que me gusta!”. Con ese título no es complicado despertar el interés de la sociedad, así que Luis Iván Cuende, un asturiano que ahora tiene 20 años, está acostumbrado a hablar con los medios, a pesar de que es bastante crítico con ellos (“echo en falta determinados background checks de los periodistas a la hora de publicar cosas”) y de su dramática visión sobre su futuro: van a desaparecer tal y como los conocemos. Pero también habla de muchas otras cosas: emprendimiento, educación, criptoanarquismo, copyright… No deja nada fuera porque él está dentro. Sabe lo que dice.
Vamos a empezar por algo sencillo: ¿a qué te dedicas?
Luis Iván Cuende: Pues actualmente tengo una empresa [Stampery] que se dedica a la certificación de datos usando tecnología blockchain para fines de ciberseguridad.
¿Sigue teniendo sentido el copyright hoy en día?
L.I.C.: Yo creo que no. Hay muchos tipos de copyright, pero creo que, por ejemplo, el Creative Commons tiene muchísimo más sentido que el copyright per se. Desde el momento en que puedes copiar una información digital sin ningún tipo de control intermedio creo que no tiene sentido el copyright en sí.
¿Entonces vamos a un modelo en el que lo que hay en Internet es de todos venga de donde venga?
L.I.C.: Exacto, yo lo veo claro. Creo que sí.
Y en ese caso, ¿cómo se podría remunerar al autor de cada obra? Porque hay gente que vive de esas cosas…
L.I.C.: Es un tema complicado porque no hay una forma clara de remunerar por la obra per se. No han encontrado un negocio claro en la venta de la obra porque al final de “acommoditiza”. Cosas al estilo de Spotify, que democratiza el acceso a la música, creo que son muy interesantes, pero obviamente no puedes vivir de ellas, te dan un bajísimo revenue. Pero toda la industria en general, al menos la del entretenimiento, creo que está cambiando hacia un modelo en el que el producto es gratis y luego cobran por el servicio: el concierto, la fiesta, la galería de arte… y ahí es donde está el dinero.
Y en el caso de la prensa, ¿cómo ganar dinero?
L.I.C.: Buff… la prensa lo tiene complicado. Los paywalls no funcionan, la gente no quiere pagar por leer artículos, simplemente te vas y lees otro porque hay muchísimos en Internet. Y los anuncios están en horas bajas porque todo el mundo tiene adblockers. Yo creo que deberían ser anuncios, pero más respetuosos con el usuario. No puedes spammear a la gente con un montón de anuncios que no son relevantes.
Pero la gente se queja porque para darles anuncios relevantes necesitas conocer sus gustos… y eso invade su privacidad.
L.I.C.: Claro, obviamente. Los anuncios deberían estar basados en el contenido que estás leyendo porque se da por hecho que te interesa, pero no según tus intereses personales porque estoy de acuerdo en que es una violación de la privacidad increíble.
¿Crees que sigue existiendo la privacidad en la era digital?
L.I.C.: A ver, sigue existiendo… la privacidad es algo que eliges, no es algo que exista o no. Existe la posibilidad de tener privacidad, el problema es que cada vez es más complicado y cada vez más gente elige no tenerla. La privacidad al final es simplemente libertad de expresión, es uno de los subtipos de privacidad. No es que no tengas nada que ocultar, es que simplemente cuando escribes algo sabiendo que otros lo van a leer y pueden tomarlo en tu contra en todo momento, no escribes lo que piensas.
¿Tienen futuro los medios de comunicación?
L.I.C.: [Duda…]. Si me tuviera que arriesgar y mojarme diría que no porque parece que la propia gente se ha convertido en los medios de comunicación. El paso intermedio es el mundo de los youtubers, por ejemplo, que son como mini medios de comunicación, mini canales de televisión. Pero el paso siguiente es como que la propia gente son los medios de comunicación.
Entonces las empresas periodísticas podrían desaparecer…
L.I.C.: Tiene pinta de que sí.
¿Qué opinas de la prensa? ¿Qué está haciendo mal?
L.I.C.: Yo echo en falta determinados background checks de los periodistas a la hora de publicar cosas. Por ejemplo, decían que habían encontrado al creador de Bitcoin, que es anónimo y lo lleva siendo desde que apareció en Internet. Y era simplemente un tío que había presentado una prueba que teóricamente era una firma criptográfica en la que lo documentaba. Todo parecía muy bonito hasta que la chequeabas y veías que no coincidía y que no podía ser así. Pero salió en todos los medios. Un artículo así tiene millones de lecturas, no estaría mal que se informasen un poco antes. Un poco de background check se agradece.
Tú creaste tu primer proyecto con sólo 50 euros. ¿De verdad se puede crear una empresa con ese capital?
L.I.C.: Una empresa realmente no, porque sólo el hecho de tener abogados y crearla ya te cuesta más dinero. Pero lo que puedes crear es un proyecto que luego te derive en una empresa. En mi caso no tenía ni idea de lo que era siquiera una empresa, simplemente creé un proyecto, la gente empezó a participar en él y como era free software se expandió muy rápido. Y cuando llegó el momento de hacerlo, digamos, legal es cuando se convirtió en una organización. Pero está claro que con Internet hoy en día puedes reservar un dominio por 10 euros al año y plantar ahí lo que quieras.
Cuando un chaval de 18 años monta una empresa, ¿le toman en serio ahí afuera?
L.I.C.: Bueno, en mi caso, con 18 años yo ya llevaba como 6 años en la escena de la tecnología, con lo cual ya tenía ciertos avales. Pero cuando empecé con 12 años la verdad es que no era nada fácil, era bastante complicado porque ni siquiera te dan meetings. Y es un problema porque realmente no entiendo muy bien por qué discriminan a la gente respecto a su edad. No puedes conducir, no puedes crear empresas, no puedes entrar en clubs si eres menor de edad… Bueno, yo ahora tengo 20 y cuando voy a Estados Unidos tampoco puedo entrar en un club, y eso que a mí sólo me gusta la música y pasarlo bien con amigos, me da igual beber o no beber alcohol. Pero es bastante estúpido que en el mundo en general se discrimine a la gente por la edad. Y esto ocurre no sólo en el mundo de las empresas, que yo creo que es en uno de los que menos ocurre, sobre todo en tecnología, donde se valora lo que haces y no tanto lo demás, y eso está bien. Creo que debería extrapolarse a todo el mundo.
¿Cuál crees que es el mayor reto que hay en España a la hora de crear una empresa?
L.I.C.: Levantar inversión yo creo que es súper complicado aquí y creo que no tiene sentido que lo sea. En nuestro caso, estuvimos intentando levantar una ronda bastante pequeña en España y no hubo forma. Nos fuimos a Estados Unidos y al segundo día de pisar suelo americano nos vimos con uno de los mejores inversores y cerramos con él una ronda mucho más grande en una semana.
¿Cómo piensas que se podría facilitar la creación de empresas en España?
L.I.C.: Tirando dinero, literalmente. Hace falta dinero y no hay dinero con suficiente riesgo. Los inversores lo intentan eludir como pueden. Por eso invierten en modelos que ya están probados en Estados Unidos y no en cosas nuevas. Hacen falta inversores que se pongan a repartir dinero de forma mucho más arbitraria y rápida.
Se habla mucho del emprendimiento pero, ¿crees que es sostenible que todo el mundo cree su propia empresa?
L.I.C.: Ha coincidido el tema de la crisis con el emprendimiento porque es una gran herramienta para que Gobierno pueda justificar el paro y puede, simplemente, decir a la gente que emprenda y ya está. Creo que es una cosa que tienes que vivir. Se puede enseñar, pero el espíritu tiene que estar ahí. Hay una frase de Elon Musk que me encanta y que dice “si necesitas frases motivadoras para hacerlo, no lo hagas”.
Eres muy crítico con el sistema educativo, de hecho tú dejaste los estudios y has aprendido todo por Internet. ¿Deberíamos cerrar las escuelas y dejar que todo el mundo aprendiera todo en Internet?
L.I.C.: Yo creo que sí y que no. Las escuelas, o algo nuevo que no se llame escuela, tienen que seguir siendo un lugar donde la gente joven se relacione y descubran cosas, tengan vida social, se diviertan, trabajen juntos… Pero lo que es el contenido en sí no tiene sentido que haya intermediarios para transmitirlo ahora que no hacen falta. Hoy en día el conocimiento está ahí y puedes acceder a él sin ningún intermediario. Los intermediarios solo añaden complejidad, no tiene sentido.
Pero una de las causas del paro juvenil es que mucha gente no ha pasado por la universidad. ¿Cómo podemos acabar entonces con el desempleo entre los jóvenes?
L.I.C.: Yo creo que los números incluso lo demuestran: muchísima gente, aunque tenga un doctorado, se tiene que ir de España. Así que tengo la sensación de que el hecho de que el sistema educativo esté desactualizado produce dos tipos de outcomes: el primero es que la gente que pasa por él no suele ser exitosa, tiene problemas para encontrar trabajo incluso en el propio país, lo cual es un problema grave; el otro es diferente, y es que, al ser un sistema que funciona tan mal, no consigue retener a gente y hay personas que directamente lo dejan. Dejarlo es un riesgo porque puedes llevarlo bien, tener disciplina y formarte independientemente, o puedes no tenerla y acabar en el sofá viendo la tele todo el día. Hay una razón por la que la gente no ha entrado en la universidad, al igual que hay una razón por la que la inmensa mayoría de determinados segmentos sociales sí que hacen carrera e incluso másteres y doctorados.
Cuando vas a contratar a alguien para alguna de tus empresas, ¿qué buscas en esa persona?
L.I.C.: Busco que sea muy trabajadora, que tenga el incentivo de que quiere trabajar porque quiere ser mejor en lo que hace y porque quiere tener impacto en el mundo, no que quiera trabajar simplemente por tener dinero para hacer chorradas. Busco a una persona que tenga intereses más trascendentales. Y, obviamente, que sea bueno en el puesto que buscamos y que entre en la cultura de la empresa, que se lleve bien con la gente. Por ejemplo, aquí no podríamos tener a alguien que viene a trabajar con traje o ese tipo de cosas, no entraría en la cultura. Aparte de eso no miro nada más. Lo último que miro son los estudios, realmente es que ni me importa. Miro mucho más el trabajo y lo que ha hecho una persona que lo que dice un papel que puede hacer.
¿Qué aconsejarías a un joven que ahora esté buscando su camino profesional?
L.I.C.: Trabaja y dedica todo el tiempo que estarías dedicando a la universidad a trabajar y a demostrar a la gente que eres bueno haciendo lo que haces, ya sea trabajando para otras empresas o haciendo tus proyectos que tengan cierto éxito o puedan ser reconocidos en un campo. Así es como te das valor, no con un papel que tiene también un montón de gente.
Ganaste el premio al mejor hacker de Europa. ¿A qué se dedica un hacker?
L.I.C.: Hay bastante confusión porque la definición original de hacker se refiere simplemente a una persona que se dedica a cambiar o modificar sistemas para convertirlos en otra cosa nueva, darle un uso que nadie le haya dado antes. Esto implica valores como la curiosidad, la perseverancia… Pero, no sé por qué, el término empezó a cambiar hacia “pirata informático” y se ha quedado ahí, pero no tiene nada que ver con eso.
¿Es un programador, entonces?
L.I.C.: Sí.
¿Crees necesario que todo el mundo sepa programar o eso habría que dejárselo a los informáticos?
L.I.C.: Creo que no todo el mundo tendría que saber programar, pero sí deberían saber cómo funcionan las cosas, cómo funciona Internet, por ejemplo. Nos evitaríamos un montón de problemas. Al igual que entendemos cómo funcionan las leyes de la física, el sentido común o cómo funciona la sociedad tenemos que saber cómo funciona Internet. Si alguien nos para por la calle y nos pide todos nuestros datos, no se los vamos a dar. En Internet hay que saber si esa web es maliciosa o no. Creo que no hay que llegar a saber programar, pero sí tener sentido común y saber cómo funcionan las cosas, desde la tostadora hasta Internet.
¿Qué es el criptoanarquismo?
L.I.C.: Es una forma de ver la ciudad según la cual se crean pequeños grupos que de forma descentralizada se comunican y comparten valor sin necesidad de conocerse, únicamente utilizando herramientas como Internet o Bitcoin.
¿Es una forma que tienen las personas de ordenarse de manera autónoma?
L.I.C.: Sí. Y eliminas el problema que ha habido siempre: todo puede ir bien hasta que alguien tiene armas y te quema la aldea o te roba las ovejas. Con Internet puedes comerciar sin necesidad de conocer la ubicación física de una persona o de un grupo de personas, por lo que ese riesgo se minimiza.
Una de tus empresas tiene relación con los Bitcoin. ¿Piensas que el dinero desaparecerá?
L.I.C.: El dinero va a seguir existiendo, otra cosa es qué forma tome. Obviamente, todo lo que sea forma física de papel va a desaparecer, lo cual es peligroso porque el “cash” es lo que te da es el poder de ser anónimo, ya que con una tarjeta el Estado sabe todo lo que haces en todo momento. Así que creo que el dinero no va a desaparecer, pero va a mutar. Ahora mismo todo el dinero es ficticio, todo son bits que están en bases de datos de la FED y el Bitcoin son bits que están en ordenadores de gente. Creo que el dinero va a ser más real. Bitcoin, por ejemplo, está planeado de forma que no hay una autoridad central que pueda quitarte el dinero, por lo que es mucho más real. En cambio, el dólar es una moneda súper etérea, no tiene nadie que le dé un valor real aparte de un Estado que si quiere imprime más o devalúa la moneda.
¿Podríamos hablar de algo parecido al euro, donde varios países comparten su propio bitcoin?
L.I.C.: Sí, puede ser. Creo que debería haber algún tipo de moneda a nivel mundial, aunque obviamente la harían centralizada porque a los bancos no les interesa hacer una moneda descentralizada. Pero el hecho de que haya varios mecanismos para intercambiar valor en el mundo y que tardes días en intercambiar valor de un punto a otro del planeta es completamente estúpido.
¿Qué otras aplicaciones puede tener el blockchain?
L.I.C.: Una son storages descentralizados, que puedas almacenar un archivo y que esté ahí para siempre aunque los servidores se caigan. Otras son mercados de predicción, predecir outcomes de determinadas apuestas como “mañana va a hacer sol” o “mañana las acciones de Microsoft van a caer”. Porque con bitcoin puedes hacer que todo sea anónimo y que los insiders, los que están dentro de Microsoft y saben que las acciones van a caer, también apuesten. Con ello haces que las predicciones sean infinitamente mejores porque tienes a la gente que entiende y sabe lo que va a ocurrir. Otro caso es certificación de documentos, como notarías. El blockchain va a reemplazar a los notarios, está claro. Puede que de aquí a un año, a cinco o a diez, pero lo va a reemplazar. Otro es el de seguridad. Una vez que tienes una base de datos imposible de modificar, como es la blockchain, puedes hacer cosas muy guapas a nivel de seguridad.
¿Cuál es la tendencia en tecnología que tiene mayor proyección de futuro?
L.I.C.: Ahora mismo la Inteligencia Artificial está evolucionando muchísimo… posiblemente en este gran boom se van a ver proyectos muy determinantes para los siguientes años y décadas.