Aunque Google o Tesla estén liderando el futuro de la automoción, los clásicos siempre vuelven: el Rolls-Royce Vision Next 100 es, tal vez, el coche del futuro tal y como lo imaginábamos. Nada de volante, pedales, salpicadero o cualquier otro elemento que nos recuerde a lo que ahora conducimos. Este vehículo es, sencillamente, una sala de estar con ruedas que nos llevará a nuestro destino mientras descansamos en sus sofás viendo una película. Y sin contaminar: es 100% eléctrico.
El vehículo, de diseño futurista, es el primer modelo totalmente nuevo en 105 años. Aunque conserva las líneas clásicas de la marca, introduce novedades como el recubrimiento de las ruedas, que quedan prácticamente ocultas. La tracción llega a través de dos motores eléctricos de 250 kW, uno para las ruedas delanteras y otro para las traseras, aunque se desconoce la autonomía que tienen. El coche mide casi seis metros de largo y 1,6 de alto. La altura no será ningún problema para entrar: Rolls-Royce ha querido evitar que los pasajeros tengan que agacharse para no golpearse con el techo, así que se eleva de manera automática cuando alguien quiere entrar o salir del coche.
También destaca su tecnología: este Rolls-Royce incorpora su propio Siri, un asistente virtual por voz llamado Eleanor en honor a Eleanor Thornton, diseñadora del Espíritu del Éxtasis, la figura que adorna la parte delantera de cada Rolls-Royce y que se ha convertido en el símbolo del lujo sobre ruedas.
En 1998, la alemana BMW se hizo con Rolls-Royce tras pagar 340 millones de libras, ganando la batalla a Volkswagen, la otra interesada en hacerse con la icónica marca británica. Volkswagen, sin embargo, compró en la misma época Bentley, otra marca clásica de lujo sobre ruedas. Rolls-Royce y Bentley eran padre e hija desde 1931, aunque la lucha entre los dos gigantes alemanes de la automoción rompió aquella familia británica y puso el sello “made in Germany” al tradicional lujo británico tras una cruenta batalla económica.