Hace tiempo que las energías renovables son vistas por gran parte de la comunidad internacional como la solución a los crecientes problemas a los que se enfrenta el planeta: contaminación, escasez de determinados recursos, crecimiento y decrecimiento socioeconómico de determinados países… Por ello, multitud de científicos se esfuerzan por encontrar nuevas soluciones a los problemas de siempre. Y fruto de esas soluciones a veces se obtienen verdaderas revoluciones, como ha sucedido con la perovskita.
Este mineral, del grupo de los óxidos, podría convertirse en el futuro de la energía solar gracias a su eficiencia y a su bajísimo coste de producción cuando se utiliza para la fabricación de paneles solares: se estima que un panel solar de perovskita podría costar de 10 a 20 centavos de dólar por vatio (entre 7,5 y 15 céntimos de euros), frente a los 75 centavos de los paneles de silicio actuales (unos 56 céntimos). Además, la estructura de la perovskita, delgada, flexible y ligera, también es muy diferente del silicio, que tiende a ser más grueso y pesado. Esto permitiría que los paneles de perovskita pudieran ser colocados en prácticamente cualquier superficie, con una eficiencia que se ha incrementado en casi un 20% desde 2009, cuando comenzaron las pruebas de este compuesto.
Hasta ahora el silicio dominaba en los paneles solares, un material que comenzó a utilizarse en 1953, pero que durante años ha estado fuera del alcance de gran parte de la población por su elevado precio. En los últimos años se ha conseguido, no obstante, un aumento de su eficiencia de entre el 14 y el 18%, lo que ha permitido obtener energía a un precio cada vez menor: en 1956 el vatio obtenido con esta tecnología alcanzaba los 300 dólares, una cifra que en los últimos años ha rozado los 3 dólares, con un mínimo actual de alrededor de 75 centavos.
Sin embargo, la perovskita tiene algunos retos por delante: uno de sus componentes es el plomo, un metal altamente tóxico que podría convertirse en un factor de riesgo, algo que los científicos están tratando de determinar. La cantidad presente es relativamente baja y, aseguran algunos expertos, el impacto ambiental negativo sería mínimo. La buena noticia es que dos laboratorios han conseguido producir células fotovoltaicas de perovskita sin plomo, aunque no existen datos acerca del impacto que tendría esta variación en el precio final por vatio.
El segundo reto es la durabilidad del material, ya que la perovskita se degrada en cuestión de horas cuando entra en contacto con la humedad (frente a los 25 años de garantía que traen los paneles de silicio). Aunque unos científicos han logrado identificar la capa del material que se degrada y han logrado paneles de perovskita que superan las 1.000 horas de vida útil (el estudio finalizó alcanzado ese punto, por lo que se desconoce el límite real).
Como nada es perfecto, algunos expertos están explorando la vía de la combinación de perovskita y silicio para lograr paneles solares que aprovechen lo mejor de ambos materiales. De hecho, científicos de Hong Kong han creado una célula solar combinada con la tasa de eficiencia más alta jamás lograda: 25,5%.
La energía solar apenas representa el 0,4% del total en Estados Unidos, donde el 67% de la energía generada en 2015 provenía de combustibles fósiles (carbón, gas natural y petróleo). Sin embargo, se prevé que el mercado crezca entre el 25 y el 50% este año sólo en Estados Unidos (en el mundo se estima un crecimiento del 30%). De continuar este ritmo, en Estados Unidos la energía solar representaría el 98% de lo producido de aquí a 20 años. Algo comprensible, dadas las facilidades que ofrecen estos nuevos materiales y teniendo en cuenta que el Sol irradia a la Tierra cada año 5.000 veces más energía de la que utilizan los humanos en ese mismo periodo…