Algunos fabricantes continúan desarrollando vehículos manuales (aunque dotados de modernos sistemas de seguridad) y otros buscan crear coches que se conduzcan solos, sin intervención humana alguna. Toyota apuesta por una tercera vía: vehículos de conducción manual dotados de modernos sistemas de seguridad… y un control autónomo en momentos puntuales para evitar accidentes.
“De la misma manera en que trabajan los sistemas de frenado de emergencia y antibloqueo de los frenos, hay un conductor virtual que trata de asegurarse de que no tendrás un accidente, para lo cual tomará de manera temporal el control del vehículo”, explica Gill Pratt, CEO del Toyota Research Institute.
El sistema, al que llaman “ángel de la guarda”, está pensado para monitorizar la conducción humana y tomar el control del vehículo si prevé un accidente. También está diseñado para ajustar de manera sutil las acciones del conductor, facilitando la conducción y puliendo el manejo del vehículo.
Por el momento, Toyota se está centrando en probar este sistema en simuladores, y no en carreteras reales. “Nuestro plan es ver cómo responderán los seres humanos cuando el vehículo tome temporalmente el control”, explica Pratt. El simulador, situado cerca del Monte Fuji (Japón), permite “conducir” por una superficie similar a la de dos campos de fútbol y activa los sistemas de conducción automática para observar la reacción de los humanos y verificar si la cooperación entre el hombre y la máquina es fluida. Otro de los objetivos es tratar de acortar los tiempos entre el final de la conducción automática y el inicio de la manual, que según algunos estudios podría rondar los ocho segundos.
Por otra parte, Toyota también está investigando la forma de reducir el consumo energético de estos vehículos. Uno de sus proyectos incluye el uso de chips neuromórficos, que computan los datos de manera paralela y no secuencial.
El Toyota Research Center es una división de la compañía japonesa con sedes en Palo Alto (California) y Cambridge (Massachusetts). No obstante, cuenta con hasta 15 centros repartidos por todo el mundo en los que realiza investigación y desarrollo para crear nuevos productos. En los últimos años han destinado más de 1.000 millones de dólares en Inteligencia Artificial y robótica para desarrollar vehículos autónomos o con sistemas como el “ángel de la guarda”, con la vista puesta en la búsqueda de nuevos sistemas de seguridad que eviten accidentes y protejan a los ocupantes de los coches y a los transeúntes. En este sentido, desde Toyota sostienen que las empresas que están investigando estas tecnologías deberían poner en común los datos que recopilan de sus pruebas para que otros desarrolladores puedan aprender de sus resultados. “En el espíritu real de la seguridad, cuando es un bien público, creemos firmemente que deberíamos colaborar”, sostiene Pratt.