Internet se ha convertido para todos en una ventana abierta a la comunicación y relación con otros, sean o no conocidos. Ha ayudado a derribar barreras geográficas y temporales, permitiendo a cualquier persona estar en contacto con sus seres queridos en tiempo real. Y también ha servido para eliminar fronteras: es posible leer la prensa de otros países, ver sus canales de televisión o comprar en sus tiendas, así como comunicarse con desconocidos que se encuentran a miles de kilómetros de distancia. Pero Internet, aparte de cambiar para siempre la profesión periodística, también ha creado una nueva forma de investigar: ahora, los temas se trabajan entre varios medios de distintos países. No es una moda, es una necesidad.
Los Papeles de Panamá son la mayor filtración periodística de la Historia. Más de 11,5 millones de documentos que ocupan 2,6 terabytes en total: una cantidad inasumible para un medio. “Era enorme, empezando por la cantidad de datos y contenidos”, explica Wolfgang Krach, editor jefe del Süddeutsche Zeitung, el diario alemán que recibió los documentos. “Vimos en los primeros documentos que había gente de todo el mundo. Pronto supimos que esta no iba a ser una investigación que pudiéramos hacer solos”.
Ahí entró en juego el ICIJ, el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, una entidad sin ánimo de lucro creada para proporcionar a periodistas y medios de comunicación las herramientas necesarias para investigar en la era digital. Pero lo cierto es que ha cambiado las reglas del juego, tal vez sin saberlo: ha creado un modelo de periodismo de investigación transfronterizo que no distingue entre países, idiomas o empresas de noticias, sino que aglutina a todos los participantes y reparte las tareas. Lo que podría entenderse como la externalización de la investigación es, en realidad, una nueva forma de trabajar.
Antiguamente era cada medio el que accedía a fuentes y datos que luego desgranaba en secreto y publicaba en exclusiva. Si bien ese modelo seguirá vigente para temas de importancia local, para los temas globales de gran calado será el formato transfronterizo el que se imponga. No sólo porque cada vez veremos más filtraciones masivas que involucran a más países al mismo tiempo, sino porque la propia evolución de la sociedad y del periodismo imponen este tipo de modelos.
Uno de los primeros casos de colaboración entre medios se dio con Wikileaks, hace cinco años. En aquel momento también hubo “medios elegidos” para desgranar esos datos y publicarlos como primicia, si bien el grueso se hizo público y cada medio se encargó posteriormente de rastrear los documentos y crear sus propias historias. Los Papeles de Panamá es un “Wikileaks 2.0”: es refinado, profesional y mucho más limpio. No se han limitado a publicar en bruto los documentos filtrados y dejar que sea cada medio el que rastree los contenidos y extraiga piezas de su interés, sino que ha puesto a trabajar a alrededor de 300 periodistas de manera coordinada, repartiendo tareas y buscando obtener de esos datos noticias de calidad. Han creado un barco en el que todos los marineros, cada uno proveniente de un barco diferente, remaban en la misma dirección. Wikileaks sólo era un buffet libre de filtraciones, aunque eso no quita valor a su labor de fuente de información útil para los periodistas y necesaria para los ciudadanos.
Al margen de la colaboración para sacar los colores a los titulares de cuentas bancarias y empresas en paraísos fiscales, tenemos en casa ejemplos de colaboración entre distintos medios para lograr mejores historias: hace apenas un año nacía LENA (Leading European Newspaper Alliance), la Alianza Europea de Periódicos Líderes, una asociación de varias cabeceras de prestigio ideada para la realización de trabajos conjuntos. Está formada por los diarios Die Welt (Alemania), La Repubblica (Italia), Le Figaro (Francia), Le Soir (Bélgica), Tages-Anzeiger (Suiza), Tribune de Genève (Suiza) y El País (España). Siete periódicos de seis países que trabajan en total con cuatro idiomas (alemán, francés, italiano y español) unidos en un proyecto transfronterizo que dirige el periodista español Javier Moreno, exdirector de El País. Pero, ¿qué persigue LENA? ¿Para qué sirve? Según explicó en su día el Grupo PRISA (editor de El País), “el proyecto consiste, entre otras cosas, en consolidar una opinión pública europea a través de los contenidos que los siete miembros de LENA compartirán y desarrollarán de manera conjunta”. Algo así como crear contenidos de interés estratégico para los medios participantes. “Todos los medios fundadores comparten una serie de valores comunes relacionados con la importancia del periodismo de calidad a la hora de estructurar sociedades abiertas y democráticas con un mensaje de progreso económico y justicia social”, explica PRISA.
El caso de LENA recuerda mucho al que se ha conocido por los Papeles de Panamá, ya que “una de las prioridades de LENA será la creación y el intercambio de contenidos editoriales”, explican desde PRISA. “Cada periódico suministrará artículos escogidos a una plataforma conjunta en la que los miembros de la alianza podrán seleccionar los que más puedan interesar a sus lectores”, poniendo en común el trabajo independiente de cada medio para que todos puedan publicar los mismos contenidos. Que un medio de comunicación comparta sus logros con sus rivales, aunque sean de diferentes países, es una acción inaudita en el mundo editorial, máxime cuando los contenidos de LENA suelen ser de interés internacional (Unión Europea, política y economía internacional, etc.). “Así es como se consiguen las cosas grandes”, explicó Moreno en la presentación de LENA. Panamá lo ha demostrado.