Nuestra foto de portada nos muestra una de las típicas conferencias TED que se han popularizado a lo largo y ancho del planeta, por la calidad y diversidad de sus ponentes.
En la era digital que estamos viviendo cada vez se convierte en algo más natural asistir a conferencias así como a seminarios que rompen con la forma tradicional de su dictado, facilitando una oportunidad para la creación de nuevas redes y al mismo tiempo, darse cuenta los profesionales que están incrementando algo más su desarrollo profesional. Es evidente que por más buena predisposición que la dirección de una organización tenga respecto a la formación y capacitación de su gente, tienen un tiempo y un espacio limitado por las exigencias operativas diarias, por lo que cuando se está en un recinto apartado de las obligaciones de la oficina, no hay persona que no se crezca aunque tan sólo sea por curiosidad, que casi siempre despierta el entusiasmo. Esto lo vemos a diario en las que participamos o en las que coordinamos y somos ponentes.
Hoy día la gente está acostumbrada al tiempo real, desde el momento que sale del despacho hasta que llega a una reunión importante, hay políticos, empresarios, profesionales de las más diversas actividades, que están como si fuera un telediario comentando sus pasos, incluso haciendo mención a lo que determinado experto dice en dicha conferencia, que antes que termine de explicar ese punto, las redes ya lo tienen totalmente distribuido y en gran parte digerido. Así es el mundo virtual y real al mismo tiempo. Ya no existen diferencias, sólo la que esté en nuestra mente. Y esto los líderes lo saben y tienen que aprender a gestionar su liderazgo en este nuevo tiempo de virtualidad, conferencias, retwiteos y demás herramientas que se nos ponen a disposición. Obviamente los dispositivos móviles están tomando la delantera en todo y los conferenciantes, salvo muy raras excepciones, dejan que los asistentes tomen notas, hagan comentarios, etc.
Es del todo evidente que este nivel de relación y networking es imposible llevarlo a cabo en la oficina por más buena predisposición que la dirección tenga. También existe en el personal, incluidos los líderes, cierta auto inhibición a hacer gala y uso de todo el arsenal tecnológico, por aquello de que “está perdiendo tiempo en tonterías en vez de centrarse en su trabajo” y en realidad, si bien puede destinar un porcentaje pequeño de tiempo a cuestiones personales, como reservar un hotel o un billete de avión, la gran parte de las incursiones online son para resolver cuestiones inherentes a su trabajo.
Esto nos lleva a considerar –de hecho lo hemos afirmado en artículos anteriores- a que es un auténtico reclamo de la gente ir transformando no sólo ciertas pautas culturales en la organización que faciliten este tipo de información y formación al mismo tiempo, sino también aspectos físicos de distribución de ambientes y mobiliario para facilitar el co-working y toda forma de colaboracionismo profesional. Esto ya deja de ser una moda, sino que se convierte en una necesidad para la formación de los nuevos líderes, los que hoy están en línea capacitándose pero con una visión muy diferente al empleado que en el mismo puesto y responsabilidad en la empresa, lo ejercía hace sólo cinco años.
¿Qué cómo puede ser que ocurra de esta manera? Porque las empresas cada vez más estarán compitiendo por el talento, éste se cotizará al alza y seguramente habrá un momento en que la oferta de gente talentosa disminuirá por propia evolución de la tecnología y de los saltos de escala que la economía hace, con las consecuencias que ello tiene en las organizaciones y la asignación de recursos humanos y materiales.
La exigencia sólo a las personas para que estén debidamente preparadas es una ecuación que no cierra. ¿Por qué es incompleta? Porque ahora son las propias personas (especialmente las de gran talento) las que pondrán las exigencias a las empresas para que se tengan en cuenta todas estas cuestiones en la vida cotidiana que ayude a mejorar capacitación, formación y experiencias, porque hay una nueva generación del milenio que representa la mayoría de la fuerza de trabajo global para 2020.
Si miramos los espacios físicos de las conferencias y los trasladamos mentalmente a la sede de cualquier organización, los líderes ya deberían estar pensando en intercambio social, estímulo intelectual y emocional, además de incorporar espacios de esparcimiento y descanso. O sea, que pensar en un diseño similar a cómo se desarrollan las conferencias en los lugares de trabajo, no es una ficción, sino cada vez más es una preocupación del liderazgo efectivo que está viendo esta oleada de puntos de encuentro profesionales y empresariales como una manera de romper con el pensamiento convencional e introducirse en el camino de una organización en la que se trabaje pero que no parezca que se haga. Que todos estén suficientemente cómodos de que están en una forma de networking permanente además de cumplir con sus obligaciones y responsabilidades. Mayor felicidad sin duda para todos los cuadros.
Las conferencias tipo TED, seminarios, Jornadas y puntos de encuentro similares, son otra forma más de entender la formación de alto nivel directivo. Aconsejables para que el personal, especialmente el que está en condiciones de convertirse en nuevos líderes, se nutran de una gran “inteligencia colectiva” que aflora en estos procesos formativos, que son vitales para que mejoren las relaciones entre personal y dirección porque se comprenden otras dimensiones del liderazgo, especialmente en el plano humano. De ahí que hemos querido abordar dos de entre muchas más cuestiones que a nuestro entender, nos facilita con claridad comprender algunos aspectos y alcances fundamentales en el ejercicio del liderazgo y que habitualmente surgen (nuestra experiencia así lo demuestra) en este tipo de encuentros:
1º) El mundo lo veo a mi manera
Toni Gareri es un experto en liderazgo y transformación de organizaciones, que lo hemos elegido hoy porque tenemos muchas coincidencias en la forma en que él, como una joven promesa del nuevo liderazgo para los tiempos que corren, tiene de ver la relación líder-organización. Por ello, cuando afirma que “no podemos pensar que una persona desde que nace tiene que tener un estigma, de que por ejemplo, es una persona feliz o desgraciada”, estamos de acuerdo por partida doble: lo que sí es cierto que la forma en que vemos la vida tiene mucho de autodisciplina, de cómo focalizamos e interpretamos el entorno.
Gareri habla de autodisciplina, nosotros hemos referido al autocontrol siempre al abordar el tema desde la óptica de la IE (inteligencia emocional). Nuestra visión, aunque parezca casi esotérico afirmarlo, es como un músculo que cuando no se entrena no puede exigírsele después alto rendimiento. Pero en el plano emocional tiene mucho que ver con las relaciones más directas que forman parte de la vida de una persona, no en vano se dice (aunque pareciera un tópico es una realidad) que “dime quiénes son tus amigos y te mostraré cuál es tu futuro”. Claro, que si aplicamos otra habitual frase como “si estos son tus amigos cómo serán tus enemigos”, nos dice mucho de la importancia de la relación humana en los dos más importantes ámbitos: profesional y personal. Y cuánto más cuidado tengamos en la conformación de nuestras relaciones (sin ofender a nadie ni discriminar personas, por supuesto), facilitará que emprendamos el camino de una felicidad razonable. Cuánto mejor disciplina tengamos en nuestras exigencias con nosotros mismos, nuestra capacidad de liderazgo se incrementará sustancialmente.
Cada vez que estamos ejerciendo coaching, o formando y entrenando personal, o haciéndonos cargo de un mentoring, es normal que nos encontremos (y a veces enfrentemos) a personas que no ven el mundo y la vida de la misma forma que lo hacemos nosotros. Es más, aquellas personas con las cuales no tengamos una misma química (no les caemos bien o incluso nos rechazan) van a empeñarse a fondo en demostrar que tanto sus criterios como sus formas de hacer las cosas son las correctas…las que valen. Pero no hay que impacientarse. A cualquier líder le puede pasar, de hecho, es más frecuente de lo que se pueden imaginar, que surja la disconformidad o la desinteligencia, así como compartir puntos de vista totalmente diferentes, que llevan a situaciones en las que uno o algunos pocos los tenemos en nuestra contra, especialmente en la etapa de inicio de nuestro liderazgo.
La cuestión es cuánto son los que aprueban nuestra visión, comportamiento y acciones que emprendemos. Pero el buen líder no hará una encuesta de cuántos son favorables a su liderazgo y cuántos no, porque no se trata de números, sino de seguidores convencidos de que la visión del líder es la correcta. De ahí que el líder efectivo trabajará con esmero sobre estas personalidades más duras de convencer porque de entrada rechazan visión y acciones, porque en definitiva son contrarios al cambio. Las habilidades relacionales (su mano derecha e izquierda) le harán plantarse frente a esa o más personas que están cuestionando métodos y/o formas de llevar a cabo ciertas tareas y responsabilidades, formulando preguntas tales como: ¿qué es lo que necesitas de mí? No es una pregunta baladí, generalmente se obtiene éxito con ella porque se rompen “barreras” de contención de la relación interpersonal (se abre el diálogo desde los componentes emocionales).
En vez de ir por el lado de la negatividad, preguntándole “¿qué es lo que está mal?”o “¿qué ves mal de esto?”, se ha elegido el camino que nos conduce a una situación de win win. Todos (ambas partes) más organización, por supuesto los equipos, terminan beneficiándose. Una vez más los componentes emocionales saldarán a la luz como la habilidad del líder, para gestionar el tiempo necesario de respuesta para que la persona (en principio díscola) no se sienta como un “bicho raro” y menos hacerle sentir delante de los demás.
Por ello, la conversación en un plano privado, que después trascienda con un toque de simpatía de parte del líder respecto al comentario que haga hacia el resto de miembros del equipo y/o departamento, tales como, “en realidad teníamos un diamante en bruto oculto” o “muy buenas sugerencias nos ha dado fulano”, dejándole horas o días para que por sí solo, vuelva hacia los pasos que el líder ha marcado y discuta sobre aspectos técnicos pero no cerrado en cuestiones personales, que con la actitud que asumió el líder, en principio, habrán sido erradicadas o al menos de momento, neutralizadas.
¿Cuál es la clave que ha utilizado el líder?
Escuchar a todos, aceptar el reto de algún o algunos planteos que se formulan y mantener un diálogo abierto, sin miedo ni complejo alguno, porque en dónde el liderazgo gana siempre autoridad es en toda manifestación en la que la característica principal sea mente abierta, flexibilidad de posiciones, aceptar posturas diferentes pero exigiendo posiciones solventes, así como serias técnica y humanamente hablando, etc. De esta forma, no sólo el líder habrá logrado transferir definitivamente la confianza que una persona o más no habían depositado en él, sino en ganar experiencia personal como ejercicio de liderazgo que sin duda alguna irá incorporando en sus acciones futuras. Porque en el liderazgo siempre se aprende y todos y cada una de las personas involucradas en los procesos operativos diarios también aprenden.
¿Qué otro aspecto favorable ha desatascado de la situación de inmovilismo la forma en que actuó el líder?
Con la pregunta en plan positivo ha logrado dos cosas sustanciales: en primer lugar, que aflore una comunicación abierta que se había roto o estaba muy negativamente influenciada por la actitud de esa u otras personas; abrir las expectativas a una instancia mejor para todos en la empresa desde el momento en que la mejora derrama hacia abajo y transversalmente.
2º) Debemos ser parte de la solución y no del problema
El Dr. Henry Cloud (1956) es un afamado psicólogo clínico experto en liderazgo y en la mejora de las habilidades que los líderes deben incrementar en su desarrollo profesional.
Para comprender cómo se pueden tomar consejos de liderazgo y la sabiduría que de ello se deriva, hay que aprender a accionar como lo hace el líder, viendo más allá de lo que ven los demás. Una pregunta que nos surge, especialmente a los nuevos líderes potenciales es: ¿estoy desarrollando habilidades de liderazgo que pueda aplicar en todos los órdenes de la vida? A continuación, preguntarse también: ¿cuáles son mis objetivos y mis aspiraciones en ser capaz de desarrollar dichas capacidades?
¿Y sabe por qué son importantes estas preguntas? Como bien señala el Dr. Cloud, “toda nuestra vida está condicionada y de alguna manera diseñada en función del liderazgo que ejercen otras personas”. Nosotros ampliamos el concepto a todos los ámbitos, no porque no lo haya dicho (lo dice de manera implícita) porque se da en el liderazgo político, cultural, empresarial, etc. O sea, que el líder no está solo, tiene la gente que le sigue, siendo que a su vez él seguirá a otros que admira y respeta, que le inspiran y hacen que mejore en sus aptitudes y actitudes como líder efectivo. Pero sin duda, el que ya tiene “madera” de líder, va construyendo su particular ámbito de liderazgo, destacándose en su comunidad de vecinos, por ejemplo, preocupándose por problemas que afectan a todas las familias que conviven en dicha vecindad, porque cada vez que construye mejores relaciones con los demás está ampliando su fuerza en la construcción de redes interpersonales en su propia actividad profesional. Es algo inherente a su conducta y personalidad. Pero puede mejorarla y entrenarse en ello asumiendo una actitud de interés por las pequeñas cosas, como las de esa comunidad de vecinos, que le ayudará a generar más capacidad de receptividad a los problemas, dudas, planteos diversos, etc. en la organización que lidera.
De esta forma el líder está mostrando y haciendo comprender a los demás cuál es la cultura organizacional que desea crear. Cada persona tiene un estilo único. Cada manifestación de la personalidad del líder estará consustanciada con aquel estilo y carácter que le hace diferente, pero que aporta un nuevo sentido a toda su gente. Que le hace creíble y confiable para que le sigan. Y este es uno de los puntos sustanciales del liderazgo: cuando ha sido capaz el líder efectivo de llevar todo lo bueno del ejercicio de liderazgo más allá de su persona. Este es el momento en el cual todas las personas que dependen de sus acciones y decisiones, han incorporado su nueva visión y cultura, lo que en definitiva se traduce en que el liderazgo les ha llegado a todos como una extensión natural de aquella forma de ver y sentir la organización, porque al compartirla y trabajar en un todo de acuerdo, se ha logrado “injertar” las células del buen liderazgo en todas y cada una de las personas de su entorno.
José Luis Zunni es el director de la edición online de ECOFIN. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Ponente de seminarios de Management y liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador del Foro de Management y Nueva Economía de la EEN. Analista de la realidad actual, especialmente en los aspectos económicos, políticos y sociales. Experto en Management y formador de directivos y profesionales en las técnicas de liderazgo.
Ximo Salas co-autor del libro “Mejora y gana (Manual de marca personal para la búsqueda de empleo)”.Fundador de Crea Community (Social Media and Human Resources Company). Consultor, conferenciante y formador. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014