Nada más aterrizar en nuestras vidas, expertos y demás gurús de las nuevas tecnologías lanzaban a bombo y platillo predicciones sobre la desaparición del papel. Si bien, ya han pasado unos cuantos años y parece que el formato tradicional no sólo predomina sobre el digital, sino que es el preferido por las nuevas generaciones que son, en definitiva, las que van a ir marcando el rumbo del sector.
Una investigación llevada a cabo por el reconocido profesor de la American University, Naomi Baron, ha determinado que el 92% de los estudiantes prefieren los “libros de verdad”, antes que su homólogo electrónico.
Con una muestra de más de 300 estudiantes universitarios de países tan dispares como Estados Unidos, Japón, Alemania y Eslovaquia, el estudio desvela la existencia de dos grandes problemas: “El primero, es que dicen que se distraen, son llamados hacia otras cosas. El segundo tiene que ver con el cansancio visual, dolores de cabeza e incomodidad física".
Aunque parece que esta última afirmación no tenga mucho sentido, pues la calidad de los dispositivos electrónicos cada vez es más sofisticada, hay que tener en cuenta que aún hay una gran parte de lectores digitales que lee a través de su ordenador.
Los defensores del libro físico se excusan en esa parte romántica que se desprende de tocarlos, olerlos o incluso coleccionarlos. Y es que los estudiantes consultados alegan que las personas muchas veces tenemos que ver y sentir nuestras posesiones para creer que son nuestras y que están ahí.
¿Se ha estancado el mercado del ebook?
Así lo considera uno de los actores principales de este mercado, Michael Pietsch. El CEO de Hachette señala que el libro físico ya no se encuentra en pleno declive, como hace solo un par de años; una recuperación que podría haber afectado a la expansión de los formatos digitales.
Sin embargo, en el caso español, a pesar de la contención en cuanto a beneficios habría que tener en cuenta la subida del precio de los ebooks, ya que en nuestro país poseen un IVA muy superior al de sus homólogos físicos.
Por lo tanto, estamos ante un problema económico, y no sustancial, es decir, no hablamos de que el formato haya fracasado como lo hiciese el VHS en su momento. Más bien nos encontramos aún en una fase de transición en la que, por mucho que le pese a las editoriales y a los grandes gurús, el libro digital tiene mucho que decir, ahora y en un futuro a largo plazo.
Estudios aparte, no hay más que preguntar a los más pequeños si prefieren llenarse la mochila con libros de texto, los verdaderos salvadores de las cuentas de las grandes editoriales o si, por el contrario, prefieren tener aunados en un solo dispositivo todos esos farragosos libros en los que la imaginación o el intelecto no pueden ir más allá…
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