Durante 105 días, entre agosto y noviembre de 2015, Microsoft mantuvo a un kilómetro de la costa californiana, sumergido en el océano Pacífico, un tanque de 17 toneladas, dos metros y medio de diámetro y la potencia de 300 ordenadores. Era un centro de datos, el primero submarino en el mundo, y forma parte de un proyecto que la compañía fundada por Bill Gates ha llevado en secreto desde 2013: el Proyecto Natick.
Aquel año Sean James, empleado de la compañía y antiguo submarinista, propuso aprovechar las bajas temperaturas que ofrecen los océanos para refrigerar los centros de datos, que pueden llegar a necesitar hasta 5 MW de potencia para ello, por lo que muchas empresas los instalan con frecuencia en lugares con bajas temperaturas, como Finlandia (Google) o Suecia (Facebook). Sin embargo, su propuesta no era utilizar agua del océano para refrigerar estas máquinas (algo que ya se hace), sino sumergirlas directamente en el agua.
Según informa la compañía, estos centros de datos podrían montarse y entrar en servicio en 90 días, por lo que se reduce drásticamente el tiempo de instalación requerido, lo cual ayudaría en situaciones en las que se necesita un refuerzo, “como en un Mundial de fútbol”, explican. Además, se estima que la mitad de la población mundial vive a unos 200 kilómetros del mar, por lo que los usuarios tendrían siempre relativamente cerca un centro de datos, lo cual reduciría la latencia y los tiempos de carga de los servicios alojados en ellos.
El Proyecto Natick, que todavía se encuentra en fase de desarrollo, busca reducir el consumo energético y el coste asociado que requieren estos centros de procesamiento de datos para mantener una temperatura adecuada en ellos, ya que su funcionamiento genera grandes temperaturas que podrían perjudicar el correcto funcionamiento de estas máquinas sin una correcta refrigeración.
Se estima que Microsoft ha invertido a lo largo de su historia hasta 15.000 millones de euros en sus centros de datos. Estos centros son el corazón de Internet, ya que en ellos se alojan todos los datos que se manejan en la Red, desde una página web hasta nuestras contraseñas.
Desde el punto de vista medioambiental aseguran que la fauna marina no se ve afectada por la presencia de estos tanques en el fondo del océano y que no contaminan las aguas, al estar construidos con materiales reciclados y reciclables. También explican que estos innovadores centros de datos no consumen agua, y están evaluando si el calor que generan no supone un aumento considerable de la temperatura del agua que los rodea.
Estos centros de datos tendrían una vida útil de unos 20 años, aunque a los 5 años deberían ser recuperados para reemplazar los ordenadores que contienen, tras lo cual volverían a ser sumergidos.
El principal reto radica en que cualquier actualización o arreglo de software podría realizarse a distancia, pero si fallase alguna pieza de hardware habría que recuperar el tanque para poder solucionarlo, aunque la compañía no ha dado detalles al respecto.