Tal vez (aún) no seamos capaces de leer la mente, pero ya es posible ver los pensamientos. Al menos es lo que intentan científicos como Jack Gallant, profesor de la Universidad de Berkeley y director del Gallant Lab. En este centro, como en muchos otros que hay repartidos por el mundo, buscan la forma de aplicar al cerebro humano técnicas que permitan leer la mente. “Utilizamos métodos de neuroimagen para estudiar cómo el cerebro humano representa y procesa la información sensorial y cognitiva”, explica la web de este laboratorio.
La neuroimagen es una disciplina que utiliza técnicas como el TAC o la resonancia magnética para ver imágenes en vivo del sistema nervioso central y del cerebro. Se divide en dos ramas: neuroimagen estructural, que utiliza el TAC y la resonancia magnética, y neuroimagen funcional, que utiliza la resonancia magnética funcional, el PET o el SPECT.
La neuroimagen estructural toma fotografías de las áreas del cerebro, mientras que la neuroimagen funcional permite observar cambios cerebrales mientras el sujeto sometido a estas técnicas está realizando actividades cognitivas. En otras palabras: se puede leer su mente.
Estas técnicas están ayudando a la comunidad científica a profundizar en el conocimiento del cerebro humano, uno de los grandes desconocidos de la ciencia. Existen multitud de proyectos que trabajan en este sentido, pero el que más repercusión ha tenido es el proyecto BRAIN (Brain Research Through Advancing Innovative Neurotechnologies, o Investigación del Cerebro a través del Avance de Neurotecnologías Innovadoras). Con un presupuesto que supera los 100 millones de dólares, e impulsado por la Casa Blanca, este proyecto aspira a crear un mapa de toda la actividad cerebral en un plazo de 15 años. La Unión Europea también tiene su propio proyecto de estudio del cerebro, el Human Brain Project.
Si bien el proyecto BRAIN o el Human Brain Project buscan la aplicación de este profundo conocimiento del cerebro a la lucha contra enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o la epilepsia, muchas voces se han alzado en contra de la utilización de estas modernas técnicas de diagnóstico y exploración para otros fines que no sean los estrictamente médicos o científicos. Y es que, ¿qué pasará cuando estas herramientas permitan acceder al cerebro de cualquier persona y violar su intimidad a ese nivel?
Gallant y su equipo consiguieron en 2011 reproducir las imágenes que había visto una persona “leyendo” su mente a través de una combinación de neuroimagen funcional y un software diseñado para la ocasión. Así, les mostró una serie de vídeos de YouTube mientras evaluaba con un escáner su cerebro. Después los ordenadores hicieron el resto: consiguieron reproducir las imágenes que habían visto los voluntarios, aunque no de manera absolutamente fiel.
Este primer paso abre la puerta a dilemas éticos: ¿estamos preparados para leer la mente de otras personas? En un artículo en el Süddeustsche Zeitung, el músico Peter Gabriel plantea la posibilidad de que estas técnicas permitan en un futuro no muy lejano “descargar” el contenido de nuestra mente en Internet y ponerlo a disposición de otras personas. Esto parece ciencia ficción, y de hecho actualmente lo es: en 2014 el actor Johnny Depp protagonizó “Trascendence”, una película en la que un sujeto descarga su conciencia humana, su mente, y la instala en un ordenador para preservar su existencia para siempre. El neurocientífico español José Carmena, de la Universidad de Berkeley, revisó el guión de la película, aunque admitió en su momento que la ciencia está a años luz de conseguir lo que narra el filme. “De reconstruir lo que estás viendo, como hace Gallant, a hacer un upload de tu conciencia a una máquina es como pasar de cero a infinito”, explicó en su día a Materia.
En cualquier caso, la aplicación de estas técnicas ya es una realidad: el neuromarketing lleva años analizando la mente humana en tiempo real para mejorar los procesos de promoción y venta de productos, mientras que desde hace algunos años se utiliza el neuromanagement para analizar los procesos neurofisiológicos que intervienen en la toma de decisiones, entre otras técnicas.
Realidad y ciencia ficción están más cerca que nunca, así que pongan su cerebro a salvo de miradas indiscretas.