Desde que se disponen de estadísticas sobre este tema, esto es, desde el 1 de enero de 2003 hasta la actualidad, 814 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. Por eso, hay que aplaudir iniciativas como Decálogo de propuestas. Un planteamiento para mejorar el tratamiento informativo de la violencia machista, presentado en la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) por Magda Bandera, directora de "La Marea", y Pilar López Díez, doctora en Ciencias de la información.
De ese Decálogo de propuestas quiero destacar dos. La primera, crear conciencia con el lenguaje, empezando por reforzar la idea de que las mujeres son asesinadas y que no simplemente “mueren”. La segunda, la perspectiva de género debe implementarse transversalmente en todas las noticias de todas las secciones, no solo en la que cubren la violencia machista. Seguramente hacen falta más mujeres mandando en los medios y en el lenguaje.
Según la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015, el 12,5% de las mujeres de 16 y más años que viven en España han sufrido violencia física o sexual a lo largo de su vida. Y no es una cosa de gente mayor, no. El 30% de las jóvenes y adolescentes admite que les controlan el móvil, la ropa que llevan o las personas que ven. Sólo en 2015, el 2,7% de las mujeres ha sufrido violencia física o sexual y 9,2% ha padecido violencia psicológica, control, humillaciones, acoso o amenazas.
Por eso, además del trabajo de las instituciones (a destacar dos campañas con el lema "Hay salida" dirigidas exclusivamente a los jóvenes y adolescentes), es preciso que colaboren los medios de comunicación como correa de transmisión para lanzar mensajes de concienciación a la sociedad. Y para que su trabajo sea eficaz, es necesario una perspectiva de género y un correcto tratamiento de las informaciones vinculadas con los conceptos igualdad y violencia de género.
En esta labor de trasladar mensajes contra la violencia de género, es de destacar (coincidiendo con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer), el llamativo trabajo “Break The Silence” (rompe el silencio) del artista italiano Alexsandro Palombo. Los rostros magullados de famosas sirven como catalizadores sociales para intentar convencer a todas las mujeres que sufren violencia machista para que hablen, lo cuenten y compartan su situación.
Yo también tengo un testimonio personal que, confieso, me avergüenza. Tenía unos vecinos (un pareja y un hijo adolescente) a los que oía discutir o, mejor dicho, a quiénes se les oía gritar e insultar era a los dos “machos”. A la mujer no se la sentía nunca.
De vez en cuando me cruzaba con alguno de ellos en la escalera. Cuando era con ella me compadecía, y cuando el encuentro era con ellos, la sensación era de rabia y hasta miedo. Pensé en pararla y preguntarle si necesitaba ayuda para denunciar su situación. También barajé la posibilidad de llamar a la policía para que acudiera en medio de alguna de esas trifulcas. Pero nunca hice nada. De vez en cuando me pregunto qué sería de esa mujer. Me atormenta que le haya pasado algo y no haber hecho nada por evitarlo.
Como reza el poema de Agustín García Calvo, “libre te quiero, pero no mía. Ni de Dios, ni de nadie, ni tuya siquiera”.