Hace poco tuvo lugar el Eshow y asistí a una de las conferencias que trataba de las claves del liderazgo en la era digital y en la que diferentes CEOs de compañías daban su visión sobre las cualidades que debe tener un CEO hoy en día.
Por supuesto, estoy muy de acuerdo con todos los consejos que daban sobre liderar, saber rodearse de talento (digital), formarse de manera continua, etc., pero me pareció llamativo que ninguno de ellos mencionara la ética como un elemento fundamental para cualquier CEO y empresa.
En los últimos días también he visto publicado un estudio que habla de la escasa importancia de la ética empresarial en los programas formativos de los futuros directivos y a raíz de una noticia bastante reciente en El intermedio entrevistaba a estudiantes de Escuelas de negocio que consideraban que esa materia era una maría y poco relevante.
Hay un consenso sobre que la falta de ética ha tenido un papel clave en la crisis económica y en el escenario actual. Por desgracia, vivimos momentos de grandes escándalos de corrupción que afectan a políticos y a empresas tanto nacionales, como el caso Bankia con novedades diarias sobre Rato, como internacionales, como el caso del engaño masivo de Volkswagen.
El papel de las personas, la integridad y la confianza marcarán la diferencia de las compañías de éxito. Esto solo puede conseguirse con CEOs éticos que sean coherentes y trasladen unos firmes valores a la cultura corporativa de forma que calen en todos los niveles de la empresa y en cada pequeño comportamiento corporativo.
No solo es una opinión, sino que todos los estudios y encuestas de los consumidores nos dicen lo mismo. En Cohn& Wolfe presentaremos a finales de este año la 4ª edición del estudio AuthenticBrands que ofrece respuestasde más de 12.000 consumidores internacionales y que viene confirmando que cada vez más se demandan marcas y empresas auténticas, fieles a su esencia, honestas y transparentes.
La ética siempre ha sido necesaria, pero esta necesidad parece aún más evidente en la era digital. Nos hemos preocupado mucho por poner tecnología en nuestras vidas y quizá no hemos sido tan conscientes de que la tecnología requiere de un componente humano y ético.
Hoy en día surgen nuevos desafíos éticos ligadospor ejemplo a la consolidación de disciplinas como el neuromarketingque utiliza las claves más ocultas de la mente del consumidor o el marketing predictivo basado en big data que permite conocer detalles muy recónditos y antes inimaginables. Por otro lado, también hay una carrera por la inmediatez, la espectacularidad, el exhibicionismo en social media que plantean dilemas éticos y puede que algunas de las innovaciones por venir nos pongan también en aprietos.
En todo esto, los CEOs de las empresas tienen una gran responsabilidad. Deben difundir valores y conductas éticas. Y esa responsabilidad se hace extensiva a los equipos y expertos de comunicación ya que es vital una comunicación auténtica y estratégica, que comunique valores y que tenga muy en cuenta la opinión de sus públicos.
Y es que las nuevas tecnologías permiten un diálogo crítico, que haya una participación real de los ciudadanos y una creación colectiva de contenidos, así que si las empresas quieren relacionarse con esos consumdiores promoviendo valores adecuados, podemos construir sociedades más éticas en general. Esperemos que así lo entiendan los CEOs actuales y futuros.