Con la entrada en vigor de la nueva tarificación de consumo eléctrico y la instalación de los nuevos contadores “inteligentes” (las eléctricas llevan instalados 11,9 millones de nuevos equipos, un 43% del parque total existente en España), el consumidor ya paga en tiempo real el precio de la electricidad (que cambia cada hora y cada día).
¿El resultado para el ciudadano? Un auténtico caos que le dificulta saber qué franja horaria es la más idónea para ahorrarse unos euros en la colada, o evitar poner el aire acondicionado en los picos más caros de la jornadas estivales.
Lo que yo me pregunto, es ¿por qué el Gobierno, a través -por ejemplo- de la Comisión Nacional del Mercado y Competencia (CNMC), no exige a las eléctricas el desarrollo de un sistema que permita que el ciudadano pueda monitorizar (por medio de Internet) su consumo y traducirlo inmediatamente a euros gastados?.
Algo tan fácil como que te puedas descargar una app a tu móvil para comprobar cuánto llevas gastado hasta ese momento o marcar una alarma de consumo a partir de la cual nos avise y procedamos a ser más ahorradores. Y ya, desde casa, lo suyo sería acceder a la web de nuestro suministrador para comprobar los consumos individualizados de cada aparato (lavavajillas, televisor, lavadora, etc.) y de la iluminación, aportando una serie de estadísticas que sirvan para desglosar y comparar el consumo/gasto por día, mes, horario; o que permita saber qué electrodoméstico es más o menos eficiente. Como se hace con la telefonía, sin ir más lejos.
¿Imposible? De eso, nada. Si bien es cierto que era más dificultoso y caro medir el consumo de electricidad -como flujo de electrones a determinada tensión y forma de onda-, que medir el consumo de telefonía y de datos -como flujo de Kbytes y ancho de banda-; ya existen desarrollos que lo permitirían, sin obra y a un precio asumible.
Uno de ellos es español. Cysnergy SL, empresa creada en el seno del Parque Científico de la Universidad de Valencia (PCUV), dispone de un ingenio que ya utilizan grandes empresas (Heineken, Ford, Adif, entre otras) y que facilita que el cliente/consumidor de electricidad pueda conocer (de forma desglosada) sus consumos, las emisiones de CO2 y el grado de eficiencia eléctrica; facilitando con ello, la certificación de su Huella de Carbono.
El reto está en poner en el mercado un sistema, con similares características, que pueda ser integrado de forma económica en los hogares. ¿No sería lógico implantarlo para ofrecer al ciudadano el timón que le permita controlar y decidir sobre su consumo de electricidad de una forma clara, eficaz y transparente? Pues eso.