No soplan vientos frescos en la Televisión Pública, mas bien tempestades que tiene de los nervios a al personal periodístico de la emisora. Sucede que la Administración Kirchner, tanto en tiempos de Néstor como con Cristina, vio a los medios estatales como instrumentos de propaganda política; y ahora, con elecciones presidenciales previstas para fin de año – cita electoral que no pocos analistas ven como fin de ciclo -, no sólo muchos sillones están siendo atornillados en el piso para que las posaderas de sus ocupantes no tengan que salir a buscar otros dónde acomodarse, sino que además se observan, y esto es lo que más molesta al personal de carrera de la casa, movimientos que buscan el ingreso en plantilla de periodistas K, antes que se produzca el cambio político.
Así las cosas, las denuncias se suceden unas a otras. Las primeras y más recurrentes son por el uso político del servicio de noticias de la Televisión Pública, hecho que no le cayó nada bien a Víctor Tarico, gerente de noticias y militante de La Cámpora, agrupación que lidera Máximo Kirchner, hijo de la presidenta, quien ni siquiera terminó la carrera de comunicación.
Tarico increpó muy fuertemente a delegados sindicales por las denuncias de falta de objetividad en el tratamiento de las noticias.
Ahora, este malestar se avivó aún más ante las presuntas presiones gerenciales para incorporar a planta permanente a la conductora Agustina Díaz, entre otros periodistas-militantes K.
En caso de producirse finalmente el ingreso de estos periodistas por orden política, se estaría incumpliendo la Ley de Medios que establece que los postulantes deben pasar por un concurso público, cuya evaluación corre por cuenta de un jurado compuesto por mandos del canal y trabajadores. Aunque, en caso de ser cierto las advertencias hechas por los delegados, quienes alertaron que les pasaban a los periodistas afines el contenido del teórico antes de realizarlo, el concurso no pasaría de ser una farsa, como muchas de las noticias de la Televisión Pública.