Economía eLatam

Certeza personal, MBA y liderazgo efectivo

José Luis Zunni y Eduardo Rebollada Casado | Martes 05 de mayo de 2015

Hemos tratado en artículos anteriores, tanto el fenómeno del éxito como el fracaso, pero lo que sí dejábamos en claro en cada contribución que hacíamos al respecto, que no es correcto asignarle ni a uno ni al otro, un punto concreto a lo largo de nuestra vida profesional y personal, que determine eso: que seamos exitosos o que abracemos la derrota. No es un momento el que lo determina, sino una sucesión de acontecimientos que conforman la “carrera que todos jugamos en la vida”.

Los logros no se definen por un único perfil de personalidad ni por algunas distinciones académicas. Todas y cada una de las acciones que emprendemos, forman parte de un largo proceso. Mientras que la preparación es clave, aún más importante puede ser la capacidad de "llegar a la certeza", que es un estado de ánimo que elimina todas las barreras que se nos anteponen en ese camino al éxito.

Sin llegar a esa certeza personal de la que gozan todos los grandes líderes, incluso las credenciales académicas fuertes y la experiencia pueden no ser suficientes, para seguir marchando por el sendero del éxito que creemos hemos iniciado correctamente.



Puede que para prepararnos para un siguiente paso, por ejemplo, el desafío de aceptar un ascenso que significa más responsabilidad, seamos técnicamente aptos y nadie duda de nuestra capacitación y formación. Pero debemos preguntarnos a nosotros mismos: ¿estamos preparados mentalmente para este nuevo paso? ¿Tenemos la certeza de que las cosas las vamos a encarar como debemos?

Siempre hemos aconsejado mediante la aplicación de determinadas reglas, los pasos a dar para fortificar todas aquellas características que un liderazgo efectivo exigen. Pero no se confundan: no hay reglas que se adapten a cada persona, porque justamente cada uno de nosotros tiene características de personalidad muy diferente al resto de miembros, que por ejemplo, formamos parte de un mismo equipo. Ni hablar entonces, cuáles serán las diferencias con personas que no tratamos, aunque todas estemos trabajando en la misma organización. Cada tipología personal, facilita en mayor o menor medida, que podamos adaptarnos a ciertas características que como mínimo, debe tener un líder efectivo.

Por tanto, siempre nuestras reglas y consejos son meramente enunciativos, no taxativos.

1º) El éxito no requiere de un perfil de personalidad específico

Ud. no tiene que adaptarse a un perfil específico para tener éxito. Cada persona posee un conjunto único de habilidades y experiencias que nos preparan para las cosas que queremos asumir. Si Ud. cree que sólo hay un camino hacia el éxito, es posible que se pierda la oportunidad que es exclusivamente suya, que otro va a tomar el testigo.

Cuando revisamos historias de líderes empresariales exitosos, siempre encontramos características comunes que comparten unos con otros, pero en todas sus biografías existe un patrón común: la singularidad.

La confianza en sí misma de una persona, establece desde el inicio el camino no sólo hacia el éxito, sino hacia ese “ser distinto” que hace que el líder efectivo se jacte de ser “el primero, el mejor y diferente”.

2º) Al éxito puede llegarse por caminos diferentes

Hay personas que poseen un gran conocimiento de un determinado mercado, por su experiencia de años, no porque tenga los conocimientos teóricos. Es por ello, que poseer un profundo conocimiento del problema de negocios y una claridad en el enfoque por haberse enfrentado a cantidad de situaciones en las que había que resolver un problema no previsto, les otorga esa “certeza” (la seguridad de cómo implementar las acciones) para enfrentarse a cualquier desafío.

Es sabido que personas con este perfil se han adaptado mucho mejor al cambio, que otras que no llegaban a este nivel de certeza y confianza en sí mismos. Del mismo modo, sin una experiencia de aprendizaje teórico-práctico que se produce haciendo un MBA, no se llega tampoco a poder contar con todas las nuevas herramientas y modelos, que se pueden utilizar hoy día en un mundo cada vez más global y digital. O sea que la certeza requiere también del know-how (el conocimiento sobre una o más materias concretas), además de la confianza que una persona pueda tener en sí misma debido a la experiencia en su puesto de trabajo.

La experiencia de cualquier curso de postgrado, pero especialmente un MBA, es un “generador de certeza”, porque fortifica la confianza que ya la persona tenía, pero que sabía que algo le faltaba. Porque se estaba perdiendo una experiencia única para lograr dos aspectos simultáneos: incorporación de conocimientos y capacitación para enfrentarse a nuevos proyectos, así como a gestionar con solvencia el cambio.

3º) Un MBA ayuda a generar certeza

Estar rodeado de personas con perfiles diferentes es bueno, para que cada uno pueda extraer también experiencias del otro. Los trabajos en equipo (proyectos), las conversaciones informales y las preocupaciones que a través de las relaciones interpersonales se van teniendo, lógicamente ayudan a consolidar la confianza individual que se está reforzando día a día por ese intercambio de conocimientos y experiencias. Finalmente, sin haberse dado cuenta, la certeza ha tomado de manera significativa, parte de la personalidad de ese alumno de master, que a breve plazo tendrá que desempeñar tareas directivas, por lo que incrementar la certeza es un paso más que necesario y decisivo en la carrera del éxito.

4º) Los errores también forman parte de la certeza

Los errores son parte “de nuestro particular viaje” en la vida y una fuente de aprendizaje. Algunas de las lecciones más importantes provienen de nuestros errores y fracasos. Cuando las cosas no salen como esperábamos que saliesen, se produce una quiebra en la confianza (la que tenemos en nosotros mismos en cuanto a nuestra capacidad para resolver problemas y enfrentar retos).

Pero en la medida en que se cometen errores y no nos obsesionamos con el fracaso, nos hace que estemos más dispuestos a volver a empezar y a asumir nuevos retos. Por ello, la certeza tiene en sí misma aquella porción de errores, que en ese camino del éxito que afanosamente emprendemos una y otra vez, muchos se han cometido y también no son pocos los sentimientos de fracaso. No podemos dejarnos llevar por éstos, pero sí nos sirven para fortificar nuestro perfil hacia una personalidad más sólida en cuanto a la confianza y la certeza. Que aquellos errores no sean fronteras ni líneas rojas. Desde que ya que la certeza levanta barreras y la confianza las mantiene levantadas.

José Luis Zunni. Director de ECOFIN.es, coordinador de la División de Análisis de ECOFIN, del Blog de Mangement & Leadership y del Blog ECOFIN Business Schools. Junta Directiva de Governance2014. Coordinador académico de e Latam. Profesor de la EEN (Escuela Europea de Negocios).

Eduardo Rebollada Casado, miembro de la Junta Directiva de Governance2014 y co- autor con José Luis Zunni de más de 200 artículos de Management y liderazgo en la EEN (Escuela Europea de Negocios) y colaborador del Blog Management & Liderazgo de ECOFIN