Medios de Comunicación

Los creadores de contenidos se arruinan mientras que se hacen ricos los que distribuyen y agregan

La gran paradoja sin resolver de la sociedad digital

Miguel Ormaetxea | Martes 31 de marzo de 2015

La gran revolución digital es el acceso universal a los contenidos, pero resulta que los creadores de contenidos están viendo en todo el mundo desarrollado como disminuyen y se recortan sus ingresos. Estos ingresos se van a aquellos gigantes de Internet que no crean ningún contenido, sino que los distribuyen y agregan en sus plataformas. Algo importante está mal.



Los cálculos globales nos indican que en este presente año 2015, los ingresos mundiales por publicidad digital estarán en torno a los 150.000 millones de dólares. Parece que Google se va a llevar en torno al 30% de esa cantidad. En segundo lugar le siguen Facebook, pero también Yahoo! y Microsoft, que se repartirán entre todos otro 15%. Las agencias de publicidad se están llevando también una parte demasiado importante del pastel, lo que es una paradoja en una sociedad digital que tiende a hacer desaparecer a los intermediarios. En el caso de la publicidad programática, las agencias de publicidad se llevan hasta un 85% de la recaudación. La prensa, incluidos todos los diarios nacionales y locales, todas las revistas y todas las publicaciones profesionales, las productoras de televisión, van a recibir en torno al 10% del total de la publicidad digital. Ésta es una ecuación endiablada que de alguna forma tendrá que ir corrigiendo el mercado o bien las autoridades regulatorias.

Otra interesante paradoja es que los grandes grupos periodísticos en EE UU y Europa ya tienen en torno al 80% de su audiencia en las ediciones digitales, pero el 80% de sus ingresos publicitarios siguen estando en el papel.

Como ya hemos informado en “Media-tics”, Facebook está en conversaciones con destacados medios de comunicación para que su plataforma empiece a albergar los contenidos producidos por ellos de manera autónoma, sin links con los originales. Este movimiento también tiende a cambiar las reglas del juego, y una vez más, a favor de los gigantes de Internet.

Si venimos al caso de España, lo que está sucediendo es bastante grave. Los datos de enero y febrero son muy malos para los principales diarios españoles, especialmente si tenemos en cuenta que la economía ha entrado en plena reactivación, con crecimiento en torno al 2,5%. Las ventas de ejemplares en febrero siguen en caída libre, con retrocesos de nada menos que el 20% en “ABC”, del 13% para “El Mundo” y del 11% para “El País”. A este desplome hay que sumarle las malas cifras de ingresos publicitarios en enero: la publicidad de “El País” ha caído un 18% frente a enero del año pasado. “El Mundo” ha perdido el 17%. El grupo de los 8 diarios españoles de mayor tirada ha recaudado un 4,9% menos que hace un año. Esta delicada situación deberían tenerla muy en cuenta los gigantes norteamericanos de Internet, especialmente Google y Facebook. Especialmente el buscador debería diseñar herramientas tecnológicas y cursos de formación para periodistas, a fin de paliar en lo posible un estado de cosas que marcha decididamente en contra de los que producen contenidos, especialmente contenidos de calidad. De poco va a servir que se logre un acceso a los contenidos para la inmensa mayoría de la población mundial, si estos contenidos son de una creciente pobreza repetitiva.

El gran escritor y teórico de los medios, Umberto Eco, apunta al periodismo en su nueva novela, “Número Cero”. “Internet puede haber tomado el puesto del periodismo malo”, dice Eco en una reciente entrevista. “El periodismo podría tener otra función. Estoy pensando en uno que haga una crítica cotidiana de Internet y es algo que ocurre poquísimo. Un periodismo que me diga: mira qué hay en Internet, mira qué cosas falsas se están diciendo, reacciona ante ello”.

La Comisión Europea está a punto de sentar las bases de las importantes reformas que quiere plantear la Agenda Digital. El vicepresidente Andrus Ansip ha precisado que la UE quiere plantearse la regulación de las grandes plataformas de Internet, buscando un mejor reparto entre los gigantes norteamericanos y los otros actores, empresas de telecos y creadores de contenidos. Éste es un dilema clave al que nos enfrentamos cada vez con mayor urgencia.