La fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, pidió que se sancionen leyes para limitar lo que se puede decir a través de Twitter y Facebook.
Para la funcionaria, "este tema de las redes sociales hay que regularlo”. Incluso va más allá cuando sostiene que la conducta del hombre en sociedad tiene que ser regulada. El punto, en este caso, es saber ¿cómo se puede regular la vida de las personas? ¿Alguien les dirá a qué hora desayunar, cuándo casarse, y, sobre todo, cuándo callarse?
Esta original propuesta nació de la difusión de un rumor que indicaba que había una ola de secuestros de niños, noticia que se expandió a través de estas redes sociales. De hecho, la funcionaria argumentó que existe una ola de rumores “y una construcción de factores negativos hacia determinadas personas, con el fin de destruir", para luego subrayar que “con ese tipo de denuncias se busca "crear caos en el país".
Muchas noticias salen casi a diario sobre las restricciones a la libertad de prensa que imperan en Venezuela, pero el intento de ejercer presión sobre las redes sociales es nuevo. La presión sobre Internet no es tan agobiante como sucede con la prensa escrita y audiovisual tradicionales, ya que sus propias peculiaridades dificultan el control sobre lo que se publica en la Red, sin caer, claro, en la censura pura y dura como cerrar una web por sus opiniones políticas.
Las declaraciones de la fiscal Ortega Díaz hay que tomarlas muy en serio: al cerco a las redes sociales podría seguirle la obligatoriedad del uso del bigote al estilo Maduro. Por aquello de la regulación de la vida de las personas.