No existe una cifra oficial sobre el tamaño del sector de la tecnología de la información en Cuba, o sobre el número de profesionales preparados. Sin embargo, las universidades cubanas están produciendo una cantidad enorme de profesionales que aprendieron a programar con recursos limitados, cuya su programación es muy sólida, indica un informe de la Universidad de Wharton.
José Pimienta creció en Cuba, y no tuvo contacto con Internet hasta el año 2006. Él y sus amigos aprendieron programación por su cuenta con un libro ruso traducido al español sobre lenguaje de programación Pascal. Incluso en la universidad, cuando finalmente tuvo acceso a Internet, Pimienta, que actualmente tiene 27 años, solo podía acceder de manera limitada a 20 megabytes de datos al mes, una pequeña parte de lo que cabe hoy en día en un lápiz USB. Pero, en 2013, cuando Paypal lanzó su primera competición global de hackathon, en San José, California, Pimienta y dos compañeros obtuvieron el tercer lugar por el desarrollo de una aplicación de préstamos peer-to-peer llamada LoanPal.
“En Cuba, hay mucha gente que logra hacer las cosas con recursos limitados y sin acceso real al conocimiento”, dice Pimienta, que emigró a Miami en 2009. “Hay mucha gente preparada allá”. Pimienta es prueba del nivel del talento que las universidades cubanas están produciendo. Él y su socio cubano vencieron el hackathon regional de PayPal en Miami durante dos años consecutivos. Pimienta trabaja hoy con clientes en EEUU, Europa y Cuba creando webs y marcas desde cero, al mismo tiempo que proporciona empleo a sus compañeros de clase de la isla.
El 17 de diciembre, los presidentes Barack Obama y Raúl Castro hicieron un anuncio histórico: separados sólo por 145 Km de distancia, ambos adversarios trabajarían en pro de la reapertura de canales diplomáticos, facilitación de viajes y flexibilización de las restricciones comerciales, lo que permitirá a los bancos americanos hacer transacciones en territorio cubano. Pero incluso antes del anuncio del deshielo de las relaciones con EEUU, Cuba ya había desarrollando una comunidad de programadores y de startups o empresas emergentes que ha despertado el interés de los empresarios y los gigantes de la industria como Google.
“Hay una fuerza laboral con una formación elevada, excelentes programadores y numerosas oportunidades para empresas que quieran invertir en la economía del conocimiento”, observa Faquiry Díaz Cala, consejero delegado de Tres Mares Group, empresa de inversiones en private equity de Miami que se ha asociado con Pimienta. “Ya existe una demanda de esos programadores. Hay proyectos plenamente desarrollados que se están haciendo en Cuba por gente que trabaja de forma clandestina porque el sector no se ha abierto todavía de forma efectiva”.
No existe una cifra oficial sobre el tamaño del sector de la tecnología de la información en Cuba, o sobre el número de profesionales preparados. Díaz, sin embargo, dice que las universidades cubanas están produciendo una cantidad enorme de profesionales que aprendieron a programar con recursos limitados. “Se busca a estas personas porque su programación es muy sólida”, observa Díaz. “Y su programación es sólida porque tuvieron que aprender con un acceso limitado al computador e Internet”.
Eso puede cambiar. Las nuevas normas anunciadas por el Departamento del Tesoro de EEUU permiten la exportación de tecnologías a Cuba que antes estaban prohibidas debido a las restricciones económicas impuestas a la isla. Eso, junto con las reformas económicas implementadas de forma paulatina por el Gobierno de Castro, hacen que la tecnología cubana y el sector de startups sea unas de las pocas áreas de la economía del país listas para el crecimiento. Antes, sin embargo, de convertirse en un centro tecnológico, Cuba tendrá que vencer serias dificultades, inclusive la falta de infraestructura crítica, leyes que limitan la inversión extranjera y el control del acceso a Internet por parte del Gobierno.
No es un proceso de la noche a la mañana
Aunque los anuncios conjuntos realizados por Obama y Castro hayan sido recibidos con gran entusiasmo, los analistas advierten de que el fin del deshielo entre los dos países dependerá, en gran medida, de un proceso largo y arduo de negociaciones iniciado en enero, cuando la secretaria asistente de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, estuvo en La Habana durante dos días para establecer conversaciones con el Gobierno cubano. “La simple realización de ese encuentro es muy significativo”, dice Cynthia Arnson, directora del programa Latinoamericano del Wilson Center, grupo de estudios de Washington. “Se trata, sin embargo, de un proceso, y las cosas no van a suceder de la noche a la mañana”.
Aunque las negociaciones tengan éxito, la apertura total de la economía cubana llevará tiempo, observa Mauro Guillén, profesor de Gestión de Wharton y director del Instituto Lauder. “Desde todos los puntos de vista, ese proceso de transición —en su aspecto jurídico, económico, financiero, monetario y regulatorio— será bastante complicado. No podrá ocurrir de un sólo golpe. No será de la noche a la mañana”, dice. “Sabemos, de acuerdo con transiciones pasadas, que una transición gradual —como las que se dieron en China y en Vietnam— fueron mejores que aquellas que siguieron las llamadas recetas de terapia de choque”.
Un obstáculo en medio del proceso de plena normalización de las relaciones económicas entre EEUU y Cuba es el embargo económico instituido de entrada por John F. Kennedy, en 1962, y reforzado posteriormente por el Congreso. Las posibilidades de que sea suspendido son prácticamente nulas. El Tesoro de EEUU ha recurrido a su capacidad limitada de hacer excepciones al embargo, pero levantarlo completamente es algo que requiere la aprobación del Congreso. Los legisladores republicanos se oponen en su mayoría a eliminar del todo las restricciones a Cuba. El Senado, controlado por el Partido Republicano, puede, inclusive, vetar la persona designada por Obama para la embajada en Cuba.
“Todos los obstáculos económicos que existían anteriormente, aún existen, a pesar de la tan elogiada ley sobre IED [inversión externa directa]”, dice Christopher Sabatini, ex director senior de política de la organización Americas Society and Council of the Americas (AS/COA). “No será un golpe de suerte inesperado que salvará y sostendrá la economía”.
Está claro que la plena normalización de la economía podrá generar un fuerte contexto positivo. El Instituto Peterson de Economía Internacional pronosticó en un estudio de 2014 que Cuba, que actualmente atrae cerca de US$ 500 millones en IED, podría atraer lo mismo que su vecino del Caribe, la República Dominicana, cuyo IED es US$ 17.000 millones, de los cuáles US$ 2.000 millones proceden de EEUU.
El Gobierno cubano identificó la tecnología de la información como uno de los sectores a desarrollar a través de las reformas económicas introducidas por el presidente Raúl Castro en 2008. “La situación actual no permite que la informática sea usada para las numerosas necesidades de la población”, dijo Wilfredo Gonzalez Vidal, ministro interino de las Comunicaciones, en una entrevista concedida al Granma, el periódico oficial del Partido Comunista Cubano. Para el Gobierno, la tecnología es “una industria de desarrollo estratégico para la nación, fortaleciendo la economía y proporcionando amplio acceso a los servicios digitales”, dijo.
El Gobierno cuenta con un plan dividido en varias fases para desarrollar la industria que incluye, entre otras cosas, incentivo al entrenamiento dando prioridad al Gobierno y al comercio electrónico, permitiendo los nuevos modelos de negocio y la cooperación con las organizaciones internacionales para la mejora del contenido, la infraestructura y el acceso a los equipos.
Tal vez la señal más significativa tanto de la estrategia del Gobierno cubano como del interés internacional por la isla tuvo lugar cuando Netflix anunció que comenzaría a ofrecer de forma inmediata sus servicios de streaming a la isla.
Limitaciones severas
El anuncio de Netflix conquistó los titulares, pero también expuso las limitaciones severas que amenazan el desarrollo del sector de la tecnología de la información. La tasa de penetración del uso de móvil y de conexión a Internet continúa siendo excepcionalmente baja: hay solamente 5.360 conexiones de banda ancha a Internet en residencias y empresas en Cuba, según datos de la International Telecommunications Union. Aproximadamente uno de cada diez cubanos usa de forma regular el teléfono móvil, según Freedom House de acuerdo con cifras de 2011.
Las mayores inversiones del país en infraestructura de telecomunicaciones son de 2013, cuando entró en funcionamiento un cable submarino de US$ 70 millones instalado por el Gobierno venezolano, dando al país una conexión confiable a Internet.
Pero la mayor parte de los cubanos no podrá acceder a Internet o incluso comprar un móvil a corto plazo. Una hora de acceso a Internet consume aproximadamente ¼ del salario medio mensual de un cubano. La mayoría de los cubanos sólo puede verificar su correo electrónico o entrar en webs aprobadas por el Gobierno a través de una intranet doméstica.
Pimienta conoce muy bien los obstáculos impuestos por el Gobierno. Hoy en día se está asociando con diseñadores cubanos para la realización de servicios contratados por clientes internacionales. Debido a las restricciones en los tamaños de los archivos, su socio tiene que enviar archivos grandes divididos en partes que pueden representar hasta 30 correos electrónicos, los cuáles se vuelven a juntar cuando llegan a su destino. Además de eso, legalmente él no puede pagar a sus empleados residentes en Cuba. “En lugar de eso, yo les suministro equipos y tecnología”, dice.
Pimienta espera que las nuevas normas faciliten el trabajo con sus diseñadores cubanos. Para eso, él y varios socios lanzaron un sitio web que destaca el trabajo de los diseñadores y los programadores de la isla. Él espera reunir decenas de profesionales de todo el país, mostrando así su trabajo. “Queremos que las personas conozcan a los profesionales de Cuba”, dice. “Con el cambio de la regulación, queremos que las empresas tengan acceso a Cuba. Si una empresa quisiera ir allá, conocemos el mercado tanto en EEUU como en Cuba. Podemos ayudarla a construir una marca”.
Cambiar la imagen
La imagen que se tiene de Cuba, por lo menos en EEUU, es la de una isla cerrada, totalmente controlada, donde el régimen de Castro decide prácticamente todo lo que sucede en el país. Hugo Cancio, empresario de Miami, ve potencial en la isla caribeña, donde nació, además de su atractivo como destino turístico lleno de buenos puros, coches clásicos y ron añejo, imágenes que han quedado asociadas al país. “Cuba es más que eso. Estamos hablando de un país con 11,2 millones de personas con un nivel de educación muy sofisticado. La isla es más que los Castros”, dice.
Hacer que las personas comprendan Cuba es el mensaje que Cancio intenta transmitir a los lectores de sus revistas y webs, entre ellas, la principal de todas, OnCuba. La revista informa a los lectores sobre las particularidades culturales de Cuba, su historia y eventos actuales. “Hubo una Cuba aquí antes de 1959, y es una Cuba que aún está presente hoy en día”, dice. Pero tal vez lo más interesante del mensaje de Cancio sea la forma en que él creó la revista y la web usando para ello mano de obra formada en Cuba.
Cancio tomó algunos de los mejores y más brillantes profesionales de la isla, los entrenó para producir una publicación bilingüe y contrató diversos programadores para mantener la web. “Los profesionales aquí están muy bien preparados”, dijo.
Además de eso, Cancio observa que ha trabajado en EEUU con empresas que se mostraron dispuestas a entrar en el mercado en el momento en que se abriese. “Es fantástico ver cómo las empresas americanas están interesadas en Cuba”, dijo. “Creemos que, a fin de cuentas, centenares de miles de dólares van a fluir de EEUU a Cuba y de Cuba a EEUU”.
El potencial es tan grande que podría atraer grandes empresas americanas, como AT&T, Verizon y Google, esta última ya ha declarado estar interesada en expandir sus actividades hasta la isla. La velocidad con que las inversiones tengan lugar dependerá menos de los órganos reguladores americanos y más de las normas que Cuba establezca para las inversiones. La estatal ETECSA (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A.) y su subsidiaria Cubacel (Teléfonos Celulares de Cuba S.S.) monopolizan actualmente el sector de la telefonía.
Buenas noticias
Sea como sea, las primeras señales de negociación entre EEUU y Cuba son buenas noticias para los empresarios. “Creo que habrá un gran volumen de asistencia directa en el sector privado […] en forma de asistencia técnica, de manera que puedan crecer, prosperar y tener un rendimiento elevado”. “De cualquier manera, eso ya ha estado sucediendo en el mercado negro”, observa Ted Piccone, investigador bursátil de Brookings Institution que sigue a Cuba. “La creación de instituciones que respeten los derechos de propiedad, cosas así son un concepto totalmente nuevo en Cuba. Hay una gran transformación en marcha”.
Independientemente del ritmo de las reformas, Pimenta dice que ya se comenta mucho el potencial de cambio en Cuba. El mayor acceso al conocimiento posibilitado por las empresas americanas y la capacidad de importar la tecnología y el equipamiento necesarios son cosas que sólo pueden ser beneficiosas para la industria cubana de startups, dice él.
“La verdad es que hay gente ansiosa por trabajar. Son personas creativas y que tan sólo están esperando a mostrar lo que pueden hacer”, dice Pimienta. “Si eso sucede, será maravilloso para la población cubana”.