Tsipras va a ser el primer jefe de Gobierno griego que no pertenece al círculo de los partidos establecidos y los oligarcas que gestionan el país desde hace décadas. Grecia es un país situado en un extremo de Europa en donde se dan de manera más acentuada algunos vicios estructurales de la política. El efecto de estas circunstancias sobre la economía griega y, más concretamente, sobre los medios de comunicación del país, puede ser más interesante que su programa teórico de anti austeridad.
Los medios de comunicación griegos están en manos de los oligarcas, que dominan enteras parcelas de poder económico. Como consecuencia de la gran crisis global de los medios tradicionales, los periódicos y emisoras griegas se han endeudado en más de 2.000 millones de euros y están totalmente entregados a los poderes económicos. George Stathakis, el ministro de desarrollo hasta ahora en la sombra del gobierno de Syriza, ha venido clamando en la campaña electoral contra el statu quo de unos medios de comunicación que le han sido abiertamente hostiles. Ya ha anunciado que el nuevo gobierno va a romper con las costumbres establecidas de concesiones audiovisuales a los amigos políticos, afirmando que se van a reexaminar las privatizaciones que tuvieron lugar en el sector de medios. La política en contra de los oligarcas que dominan amplios sectores de la economía “será una prioridad” para el nuevo gobierno. En un despacho de la embajada de los EE UU en Atenas, hecha pública por WikiLeaks se dice lo siguiente: “los medios de comunicación privados de Grecia están dominados por un pequeño grupo de gente que están ligados con los políticos por lazos económicos y de sangre”. Desde los años 90, esta connivencia entre los oligarcas y los políticos ha ido creciendo hasta convertirse en el mayor problema de Grecia.
La política anti austeridad de Syriza se va a encontrar con las duras realidades: hay que pagar los salarios y los gastos de la Administración con el dinero de Bruselas. Grecia tiene una larga tradición de partidos políticos que cambian de posición una vez que llegan al poder. Es bastante posible que veamos algo de eso en los próximos meses. Pero el conflicto interno y su enfrentamiento con los oligarcas y los medios de comunicación hostiles puede que resulte más interesante que el imposible enfrentamiento frontal con las directrices de la UE.